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Una revisión de pacientes operados de astrocitomas cerebrales acaba de desvelar las variables que afectan al conocimiento de estos tumores, que padecen de manera más recuente las niñas y niños que las personas adultas. El estudio recoge análisis de los últimos 40 años.
Los astrocitomas son los tumores más comunes en la niñez. Aunque generalmente no son cancerosos, el tratamiento principal para extirparlos es la cirugía. La revista Child’s Nervous System publica ahora un estudio que se centra en el pronóstico de aquellos astrocitomas cerebrales. La investigación, que ha sido elaborada por tres médicos del Hospital Niño Jesús y del Hospital de la Paz de Madrid, muestra cómo el pronóstico de la intervención depende de la extirpación completa, de su localización, del aspecto radiológico, tamaño, histología y estructura macroscópica del tumor.
El mejor pronóstico ha sido asociado al éxito de la extirpación del tumor. Como revela Francisco Villarejo, autor principal del estudio, “la mejor evolución de los tumores se produjo, primero, en los astrocitomas de menor tamaño; segundo, en aquellos localizados en un hemisferio; tercero, en los tumores con un componente quístico; y cuarto, en aquellos que no invadían el tronco cerebral”. Por el contrario, los peores casos se ven afectados por otro factor importante, la lesión del tronco cerebral, que puede ocasionar una recurrencia de la enfermedad, la mayor causa de mortalidad de los pacientes con estos tumores.
En 40 años, la mortalidad se ha reducido a una sexta parte
El estudio contempla 203 casos de astrocitomas cerebrales benignos operados entre 1954 y 1994 en pacientes de menos de 14 años, entre los que se constató que la edad media del comienzo de los síntomas fue a los seis años y que no se observaban diferencias significativas en el género de los pacientes.
Los casos fueron divididos entre aquellos tumores anteriores a 1974 y los posteriores a esa fecha. “Las diferencias eran muy marcadas y los resultados fueron mucho mejores en la época reciente al no existir antes la resonancia, el TAC, y posteriormente la microcirugía”, subraya Villarejo. Según este trabajo, la mortalidad ha descendido en gran medida gracias a la introducción de las nuevas técnicas quirúrgicas que han hecho posible que, a partir de mediados de los ‘70, las muertes asociadas a los astrocitomas hayan caído desde 17,5% hasta un 3,15%.
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F. Villarejo, J. M. B. de Diego y A. G. de la Riva., “Prognosis de los astrocitomas cerebrales en niños”, Child’s Nervous System; 24 (2): 203-210 Feb 2008