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Encajar el tiempo de trabajo con otras actividades es cada vez más difícil

Conjugar el tiempo de trabajo y el dedicado a otras actividades (domésticas y de ocio) se ha convertido por primera vez en un problema prioritario para la población española, especialmente para las mujeres. Así lo aseguran los autores de la última monografía del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), Nuevos tiempos del trabajo.

Las mujeres concilian a duras penas su actividad laboral con el trabajo de cuidados. Foto: Steve Parker.

Los responsables de una conciliación cada vez más difícil son “la flexibilización de los tiempos de trabajo, con jornadas laborales cambiantes incluso de un día para otro” y la incorporación de las mujeres al mercado laboral “sin que los hombres compartan, por lo general, las tareas domésticas”.

Éstas son las conclusiones del estudio Nuevos tiempos del trabajo, que los sociólogos Carlos Prieto, Ramón Ramos y Javier Callejo han coordinado para analizar los cambios de la regulación de los tiempos de trabajo en España en los últimos 20 años. La investigación, última monografía del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), recoge 50 entrevistas a trabajadores de diferentes profesiones.

Desde hace 20 años “las jornadas son cada vez más variables y la relación de los asalariados con el trabajo es mucho más problemática; para una parte importante es más difícil ahora organizar su tiempo incluso si trabajan el mismo número de horas”, señala a SINC Carlos Prieto. “Cada vez son menos los trabajos con jornadas rutinarias en las que los asalariados entran y salen a la misma hora todos los días del año”, añade.

Desde mediados de los ’80, la progresiva desregulación de los tiempos de trabajo, tanto en las leyes como en los convenios colectivos, ha hecho que los límites del inicio y, sobre todo, del final de la jornada laboral sean más variables, entre los trabajadores de una misma empresa y para un mismo trabajador, “en función de los intereses de la empresa”, apunta el estudio.

Prioridad de la lógica empresarial

Casi todas las profesiones requieren hoy una mayor disponibilidad temporal de quien trabaja. Éste es un rasgo típico de segmentos como el de los ejecutivos, que tienen una compensación económica por ello, pero también en otros segmentos como el de las cajeras de supermercado que, con salarios muy bajos, pueden ser requeridas por su empresa con pocas horas de antelación para cumplir horarios no previstos. Ellas, trabajan poco en relación al tiempo que tienen que estar disponibles. Según la investigación, son “parias del tiempo y sin compensación”.

Además, se ha diluido la diferencia entre una jornada normal y el resto de horas trabajadas que eran consideradas extraordinarias, como las jornadas nocturnas y los días festivos. La prestación usual de trabajo se extiende a períodos del día y de la semana que antes sólo eran abordados por situaciones especiales, y se reduce la práctica de compensar lo antes considerado extraordinario. Las horas extraordinarias “no son prácticamente reconocidas ya como tales”, asevera el estudio. “La lógica empresarial tiene ahora prioridad sobre la lógica de la protección del empleado”, destaca Prieto.

Dobles jornadas ocultas

En el pasado, el encaje de los tiempos sociales y de trabajo no era un problema social porque las mujeres se dedicaban exclusivamente al hogar. Pero que ahora trabajen fuera sin dejar de encargarse casi en exclusiva de la casa las convierte en las primeras víctimas. “Los hombres se comportan mayoritariamente como varones tradicionales”, asegura Prieto, ellos dedican muchas más horas del fin de semana al ocio que las mujeres y muchas menos al trabajo doméstico.

Una trabajadora entrevistada expresó esta visión: “el trabajador ideal para un empresario ahora mismo es el que está solo en la vida […] el que no tiene padres, el que no tiene novio, el que no tiene hijos, el que no tiene nada y, ¿qué pasa?, que lo único que tiene que hacer en la vida es trabajar”.

Este problema creciente tiene efectos sobre la salud, provoca estrés, conflictos en la familia y la sensación de que “la vida no la hace uno mismo sino que nos viene de fuera”, señala Prieto. Además, dificulta la maternidad: “si un niño cae enfermo, hay que llevarle al médico, esto no es flexible”.

“El gasto social en familia en España es del 1% del PIB, el más bajo de Europa”, denuncian los investigadores. Los hombres deben asumir su responsabilidad en el hogar, “el cambio más difícil”, en opinión de Prieto, quien añade que es necesario también “contener la tendencia a la desregulación del trabajo”.

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Referencia bibliográfica:

Carlos Prieto, Ramón Ramos y Javier Callejo (coords.) Nuevos tiempos del trabajo. Entre la flexibilidad competitiva y las relaciones de género, CIS, 2008.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons

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