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La nave DART de la NASA va a colisionar contra el pequeño asteroide Dimorphos de forma intencionada. El objetivo es cambiar ligeramente su trayectoria y probar una tecnología que podría utilizarse en el futuro para defender a nuestro planeta frente a posibles asteroides o cometas peligrosos.
Este martes a las 01.14 h (hora peninsular española), lunes en América, está previsto que la misión Prueba de redireccionamiento del asteroide doble (DART, por sus siglas en inglés) cumpla con su objetivo: estrellar deliberadamente una nave espacial contra un asteroide para demostrar que así se puede desviar.
Este proyecto de la NASA y el Laboratorio de Física Aplicada (APL) de la Universidad Johns Hopkins, en colaboración con otros centros de EE UU como el Jet Propulsion Laboratory (JPL), es la primera misión de prueba de defensa planetaria diseñada para cambiar el curso de uno de estos objetos.
Tras su lanzamiento en noviembre de 2021, la nave ha viajado millones de kilómetros de forma autónoma para colisionar y alterar ligeramente la órbita de Dimorphos, un pequeño asteroide que gira en torno a otro más grande llamado Didymos. Ninguno de los dos representa un peligro para la Tierra, pero los resultados de la prueba pueden ayudar a desviar alguno que sí pudiera amenazar nuestro planeta en el futuro.
La sonda DART (palabra que también significa ‘dardo’ en inglés) pesa aproximadamente 600 kilos y estará a 11 millones de kilómetros de la Tierra cuando impacte en Dimorphos, que tiene solo 160 metros de ancho. Para complicar aún más las cosas, se acercará a la roca espacial a aproximadamente 6,1 kilómetros por segundo. Dimorphos orbita cada 11,9 horas a Didymos, que tiene aproximadamente 780 metros de diámetro.
La llegada de DART a Dimorphos “es un trabajo complicado”, apunta Julie Bellerose del JPL, quien dirige el equipo de navegación de la nave, “que trabaja para conducir a DART a un área de 15 kilómetros de ancho en un tiempo de 24 horas antes del impacto”.
En ese momento los controladores de la misión en la Tierra ejecutarán la maniobra final de corrección de la trayectoria de la misión: el encendido de los propulsores para modificar la dirección del vuelo. A partir de ese momento, todo depende de DART.
Durante las últimas horas de su viaje, la sonda utilizará su navegador autónomo para mantener el rumbo. El SMART Nav (Small-body Maneuvering Autonomous Real Time Navigation) recopila y procesa imágenes de Didymos y Dimorphos desde la cámara de alta resolución DRACO (Didymos Reconnaissance and Asteroid Camera for Optical navigation) de DART, y luego utiliza un conjunto de algoritmos informáticos para determinar la maniobra que debe realizarse en las cuatro horas antes del impacto.
Los responsables de la misión también han planificado los movimientos de un satélite CubeSat que acompaña a DART en su misión: LICIACube (Light Italian CubeSat for Imaging Asteroids) de la Agencia Espacial Italiana (ASI), que obtendrá imágenes de los efectos del impacto. Esta pequeña nave espacial, del tamaño de una tostadora, se desprendió de DART el pasado 11 de septiembre.
Colocación de LICIACube en la nave DART. / NASA/Johns Hopkins APL/Ed Whitman
“Estamos trabajando con la ASI para llevar al LICIACube a una distancia de entre 40 y 80 kilómetros de Dimorphos solo dos o tres minutos después de la colisión de DART, lo suficientemente cerca como para obtener buenas imágenes del impacto y la pluma de material eyectado, pero no tan cerca del LICIACube como para que pudiera ser alcanzado por la eyección”, apunta el líder de navegación de LICIACube del JPL, Dan Lubey.
Las imágenes previas y posteriores al impacto que proporcionarán las dos cámaras ópticas LEIA (LICIACube Explorer Imaging for Asteroid) y LUKE (LICIACube Unit Key Explorer) de este pequeño satélite, ayudarán a la comunidad científica a interpretar mejor los resultados de DART y en otros estudios de objetos cercanos a la Tierra.
Entre otras observaciones, durante esta histórica colisión se analizará en detalle la columna de roca y regolito (roca fragmentada y polvo) expulsada por el choque, así como el cráter de impacto resultante y el movimiento de Dimorphos en su órbita alrededor de su asteroide anfitrión. Además de los propios instrumentos de DART y LICIACube, también se recogerán datos desde telescopios espaciales y terrestres.
Entre los ubicados en la superficie de la Tierra figuran los radiotelescopios de la Red de Espacio Profundo de la NASA, que cuenta con uno en Robledo de Chavela (Madrid), otro en Camberra (Australia) y un tercero en Goldstone (EE UU). Desde este último se comenzarán a observar las secuelas de la colisión unas 11 horas después del impacto, cuando la rotación de la Tierra coloque a Didymos y Dimorphos a la vista desde su posición.
Los datos de los ecos que reboten en las dos rocas espaciales deberían ayudar a determinar qué cambios ocurrieron en la órbita de la diminuta 'luna', e incluso pueden proporcionar algunas imágenes de radar de baja resolución.
Los científicos creen que el impacto debería acortar, en varios minutos, el período orbital del pequeño asteroide alrededor del más grande. Esa modificación debería ser suficiente como para poder observar y medir sus efectos con telescopios terrestres. También confían en que esta prueba baste para demostrar que la tecnología de impacto cinético –chocar contra un asteroide para ajustar su velocidad y, por tanto, su trayectoria– pueda realmente proteger a nuestro planeta frente a la colisión con uno de estos objetos.