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Inventan una malla quirúrgica bioactiva que libera medicamentos

Un grupo de investigación en el que participa la Universidad de Alcalá (UAH) ha diseñado un sistema polimérico de liberación controlada de agentes, en especial de antibióticos, que sirven como recubrimiento a las mallas de polipropileno destinadas a reparar en nuestro cuerpo los defectos herniarios de la pared abdominal.

Detalle de la malla quirúrgica impregnada del polímero acrílico bioactivo.

La reparación de procesos herniarios es una de las intervenciones quirúrgicas más frecuentes en cirugía general. Cuando se intervienen grandes defectos de la pared abdominal -por hernias incisionales, o eliminación de tumores- la colocación de mallas como biomaterial de sustitución y/o refuerzo está hoy en día plenamente consensuada.

Peor una de las más comunes y devastadoras consecuencias del uso de material protésico es la aparición de una infección, sobre todo en las 48 horas posteriores a la intervención, que son las más críticas. El problema es que, una vez que las bacterias se adhieren a la malla y la infectan, el tratamiento es difícil y la única solución a veces es extraer la prótesis.

Los científicos estiman que en la reparación de grandes hernias, en las que el paciente puede ser sometido a varias intervenciones quirúrgicas por reproducción de su proceso herniario, la incidencia de infección puede alcanzar un 10%.

Para evitarlo, un equipo multidisciplinar integrado por Juan Manuel Bellón, profesor del departamento de Cirugía de la Universidad de Alcalá, Julio San Román, químico profesor del CSIC, y Mar Fernández, farmacéutica investigadora Ramón y Cajal, han diseñado una prótesis impregnada con un polímero acrílico bioactivo.

Una película absorbible

Una película absorbible es degradada por las enzimas una vez realizado el implante, y libera de forma controlada y local una sustancia, en general, un antibiótico. “El efecto es doble: por una parte protege la malla de la adhesión de bacterias y, además, tiene un efecto bactericida”, apunta Juan Manuel Bellón.

La ventaja es que los polímeros son absorbidos en pocos días, y evitan posibles efectos secundarios, pero permiten a la vez la aplicación y la dosificación controlada y localizada de compuestos incluidos en los mismos.

De esta forma, en el caso de que el complejo activo sea un antibiótico, éste se liberará durante las 48 horas siguientes al implante para evitar posibles infecciones. "Además no hay efecto sistémico, es decir, que el medicamento no llega al torrente sanguíneo”, matiza Bellón.

Este diseño, de carácter preventivo y profiláctico, es aplicable clínicamente para evitar la infección del implante en pacientes de riesgo por tener un sistema inmune alterado, en personas inmunodeprimidas, diabéticas, multioperadas previamente del mismo proceso, personas ancianas u obesas

Los tres expertos destacan que los recubrimientos de las prótesis de malla inventados demuestran una solubilidad óptima y una liberación adecuada del principio activo: "Si estos recubrimientos tuvieran una solubilidad extremada se disolverían en unos pocos minutos o, por el contrario, si fueran muy insolubles no dejarían liberar el principio activo", puntualizan.

Fuente: Universidad de Alcalá
Derechos: Creative Commons
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