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La aplicación de células madre puede mejorar el corazón tras un infarto

El Instituto de Ciencias del Corazón (Icicor) de Valladolid, con sede en el Hospital Clínico Universitario, trabaja en un grupo denominado TECAM en el marco de su línea de investigación en terapia celular.

Alberto San Román, director del Instituto de Ciencias del Corazón (Icicor). Foto: DiCYT.

Este proyecto incluye a pacientes que han sufrido un infarto agudo de miocardio, quienes tienen que subsistir con una parte del corazón “necrótica”. Según explica Alberto San Román, director del centro, con ese fragmento muerto y dejado a su libre evolución, el corazón “va a ir empeorando, se va a ir dilatando, lo que origina que el paciente no pueda seguir una vida normal hasta que se produce la muerte”.

El trabajo de investigación consiste en que, en la primera semana o diez días después de que se produce el infarto, se toman células de la médula ósea (de donde se obtienen células madre, aquellas capaces de autorrenovarse y de regenerar uno o más tipos celulares diferenciados) y se administran a la zona infartada en un cateterismo. “Se abre la arteria y por un catéter se introducen las células de la médula ósea sin seleccionar”, asegura el cardiólogo, quien señala que la hipótesis del grupo “es que este tratamiento va a disminuir la zona muerta, va a impedir que el corazón se dilate y va a hacer que a largo plazo el paciente vaya a mejor”.

El proyecto ya ha pasado una fase piloto, en la que se hizo un estudio de factibilidad y seguridad para los pacientes, y ahora se ha puesto en marcha el TECAM aleatorizado para comprobar si la terapia es efectiva. “Primero había que demostrar que era posible hacerlo y que era seguro. De ese trabajo inicial hemos publicado numerosos artículos en revistas científicas. Ahora comprobaremos si es efectivo, y eso en medicina se hace comparándolo con el tratamiento habitual”, explica el doctor.

Tercer grupo de pacientes

El TECAM cuenta además con un tercer grupo de pacientes. Además de los infartados a los que se les administra las células óseas y a los que se les pone en tratamiento normal, los investigadores han formado otro grupo al que se ha administrado el fármaco G-CSF, el factor estimulador de las colonias de granulocitos, que propicia la producción de células madre por el propio organismo. “Pensamos que es posible que sólo aplicando ese fármaco las células de la médula ósea del paciente vayan al corazón y mejoren su función”, precisa San Román.

Por el momento se han incluido en el estudio un centenar de pacientes y el proyecto se completará cuando se trate un total de 120. Para su desarrollo, el Icicor colabora con el Servicio de Cardiología del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, dirigido por el doctor Francisco Fernández-Avilés. El centro vallisoletano colabora estrechamente con el hospital madrileño en diversos proyectos, sobre todo en los relacionados con la terapia celular.

El centro lleva ya siete años trabajando en esta línea de investigación, en torno a tres aspectos generales. Por un lado el contexto clínico, la identificación de pacientes que pueden beneficiarse del tratamiento con células madre; por otro el tipo celular, qué tipo de células administrar para que resulten beneficiosas en un determinado contexto clínico y, finalmente, cómo aplicarlas, puesto que existen diferentes vías para su administración.

Fuente: DiCYT
Derechos: Creative Commons
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