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La misión LISA Pathfinder establece un nuevo récord de caída libre

El prototipo LISA Pathfinder de la Agencia Espacial Europea ya ha demostrado una tecnología que se podría usar en 2034 en el observatorio LISA de ondas gravitacionales. Los primeros resultados del experimento, presentados este martes en el Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC) cerca de Madrid, revelan que se ha conseguido inmovilizar sus masas de prueba en el entorno más aislado jamás diseñado por el ser humano, donde la única fuerza que actúa es la de la gravedad.

Las masas de prueba se colocan en cubos, fabricados con oro y platino, que flotan dentro de la nave LISA Pathfinder rodeados de un dispositivo óptico que mide su posición. / ESA/CGS SpA

Tras solo dos meses de operaciones científicas, los resultados de la misión LISA Pathfinder de la ESA muestran que los dos cubos que lleva esta nave de la Agencia Espacial Europea (ESA) se encuentran en verdadera caída libre, a un nivel nunca alcanzado hasta ahora por cualquier otro objeto fabricado por el hombre.

Las masas de prueba que llevan los cubos están prácticamente inmóviles una respecto de la otra, con una aceleración inferior a una diez millonésima de mil millonésima de la gravedad terrestre. El escenario del experimento se sitúa cerca del llamado punto de Lagrange L1, una posición estacionaria entre la Tierra y el Sol situada a 1,5 millones de kilómetros.

Los cubos, de unos 2 kg y fabricados de una aleación de oro y platino, solo se mueven bajo la influencia exclusiva de la gravedad, sin estar sometidos a otras fuerzas externas, con una precisión más de cinco veces mayor de lo exigido inicialmente. Esta distribución puede ayudar a detectar las esquivas ondas gravitacionales.

Las masas de prueba que llevan los cubos están casi inmóviles, con una aceleración menor a una diez millonésima de mil millonésima de la gravedad terrestre

Así lo han explicado hoy los científicos de la misión en el Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC) que tiene la ESA en Villanueva de la Cañada (Madrid), además de publicar sus resultados en la revista Physical Review Letters.

La demostración de las tecnologías clave de LISA Pathfinder ha sido todo un éxito, según sus responsables. En palabras de Favio Favata, jefe de la Oficina de Coordinación del Directorado de Ciencia de la ESA, con esta misión “Europa entra en un campo nuevo, innovador y muy avanzado”.

Los resultados del experimento abren la puerta al desarrollo de un gran observatorio espacial, capaz de detectar ondas gravitatorias procedentes de una gran variedad de objetos del universo, como supernovas, estrellas de neutrones girando unas alrededor de las otras y agujeros negros.

De hecho, el nombre de LISA corresponde a Laser Interferometer Space Antenna (Antena Espacial de Interferómetría Láser), el futuro observatorio espacial de ondas gravitacionales de la ESA, cuyo lanzamiento está previsto para el año 2034.

Contará con tres masas en caída libre, cada una en un satélite diferente, separadas por más de un millón de kilómetros, para tratar de detectar así las esquivas ondas gravitatorias. La versión actual Pathfinder (pionera, o de exploración), con una duración de 180 días, sirve como demostrador tecnológico.

Las ondas gravitatorias o gravitacionales, predichas por Albert Einstein hace un siglo, son ondulaciones en el espacio-tiempo que se mueven a la velocidad de la luz. Aunque las emiten algunos de los objetos más potentes del universo, llegan muy atenuadas a la Tierra, reduciéndose a menos de una cienmillonésimade billonésima parte.

Por este motivo se requieren tecnologías muy avanzadas, como las del Observatorio por Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO), que las detectó por primera vez en 2015 de forma directa desde tierra, o las que se espera tenga la misión LISA para operar en el futuro desde el espacio.

Ilustracion de LISA Pathfinder en el espacio. / ESA/C.Carreau

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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