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Una sola sesión de un tratamiento de terapia génica desarrollado por la UAB cura el Síndrome de Sanfilippo A en modelos animales. El síndrome, una enfermedad neurodegenerativa que en las personas afecta a entre uno y nueve de cada 100.000 niños, produce la muerte cuando se llega a la adolescencia. La investigación ha sido publicada en The Journal of Clinical Investigation.
El Síndrome de Sanfilippo tipo A, o Mucopolisacaridosis IIIA, es una enfermedad neurodegenerativa causada por mutaciones en el gen que codifica por la enzima sulfamidasa. Cuando el gen está mutado, se produce una deficiencia en la producción de la enzima, esencial para la degradación de unas sustancias llamadas glicosaminoglicanos. Si estas sustancias no se degradan, se acumulan en las células y producen neuroinflamación y disfunción de los órganos, principalmente en el cerebro, pero también en otras partes del cuerpo.
Los niños que nacen con esta mutación se diagnostican a partir de los cuatro o cinco años de vida. Sufren una neurodegeneración que provoca retraso mental, agresividad, hiperactividad, alteraciones del sueño, pérdida del habla y de la coordinación motora, y mueren en la adolescencia.
Un equipo de investigadores liderado por Fátima Bosch, la directora del Centro de Biotecnología Animal y Terapia Génica de la Universidad Autónoma de barcelona (UAB, CBATEG), ha desarrollado un tratamiento de terapia génica que cura esta enfermedad en modelos animales, con estudios preclínicos en ratones y perros. El tratamiento consiste en una sola sesión de intervención quirúrgica en la que se introduce un vector viral adenoasociado dentro del fluido cerebroespinal, el líquido que rodea el cerebro y la médula espinal.
El virus, absolutamente inocuo, modifica genéticamente las células del cerebro y de la médula para que produzcan la sulfamidasa, y se esparce por otras partes del cuerpo como el hígado, desde donde también induce la producción de la enzima.
Sobreviven tanto como los sanos
Una vez se restablece la actividad de la enzima, los niveles de glicosaminoglicanos vuelven a la normalidad de por vida, desaparece la acumulación de esta sustancia en las células, desaparece la neuroinflamación y la disfunción tanto del cerebro como de otros órganos afectados, el comportamiento del animal vuelve a la normalidad y su esperanza de vida se alarga hasta los niveles normales. Si los ratones con la enfermedad viven solo alrededor de 14 meses, los que han seguido la terapia sobreviven tanto como los animales sanos.
La investigación, fruto de un proyecto conjunto entre la UAB y la farmacéutica Esteve, ha sido publicada en la edición on line de la revista The Journal of Clinical Investigation.
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