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Los árboles que dispersan sus semillas por el viento están más amenazados por la deforestación en España

La destrucción del hábitat de los árboles, primera causa de pérdida global de biodiversidad, afecta con diferente intensidad a las especies que dispersan sus semillas por el viento y a las que lo hacen por animales. Científicos españoles confirman en Science que, frente a la deforestación, los árboles que se dispersan gracias al viento son más vulnerables que los que lo hacen con la ayuda de animales, siempre y cuando éstos animales no desaparezcan también del ecosistema.

En la imagen, dos de las especies de árboles estudiadas: una dispersada por el viento (Pinus uncinata) y otra por animales (Fagus sylvatica). Fotos: Daniel Montoya.

La aportación fundamental del trabajo de los investigadores de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) y del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) es la confirmación definitiva de que la pérdida de hábitat afecta de forma diferente a las especies de árboles, y que esta variación se debe en parte al tipo de dispersión (por el viento o por la acción de los animales).

“Documentar que ciertas especies de árboles son más vulnerables a la deforestación que otras, puede guiar esfuerzos más importantes de conservación hacia las especies más afectadas”, explica a SINC Daniel Montoya, investigador del departamento de Ecología de la universidad madrileña.

En el estudio que aparecerá mañana en la edición en papel de Science, los investigadores han analizado 90.000 parcelas forestales de la Península Ibérica (excepto Portugal), para determinar que las especies cuyas semillas son, principalmente, dispersadas por aves y mamíferos (como el roble carvallo, Quercus robur, o la sabina albar, Juniperus thurifera) son, según los investigadores, más resistentes a la deforestación que las especies cuyas semillas son dispersadas por el viento.

“El hecho de que la dispersión animal confiera mayor resistencia a las especies pone de manifiesto que las interacciones planta-animal (planta dispersada-animal dispersor de semillas) son claves no sólo para la creación y mantenimiento de la biodiversidad, sino también para aumentar su capacidad para resistir perturbaciones de origen natural o humano”, apunta el investigador.

Debido a la deforestación, la riqueza biológica disminuye y la mayoría de especies se ve perjudicada por la pérdida de superficie boscosa. Determinan, en concreto, que 24 de las 34 especies de árboles analizadas están afectadas negativamente por la pérdida forestal. Los investigadores demuestran en este estudio, que se publica hoy en Science, que la forma en que un árbol dispersa sus semillas es un factor clave a la hora de entender la sensibilidad de ese árbol frente a la deforestación.

El estudio se basa, en parte, en la teoría ecológica, conocida como ‘teoría de metapoblaciones’ que predice que, en lugares donde una parte del hábitat natural se ha perdido, las especies tienen menos probabilidad de sobrevivir en los fragmentos donde el hábitat aún permanece intacto. Esta probabilidad de supervivencia, además, varía entre especies, según anuncian los investigadores españoles.

“Nuestro trabajo ha tratado de responder a algunas de las predicciones realizadas en la teoría ecológica sobre la sensibilidad diferencial de las especies de árboles a la deforestación”, señala a SINC Montoya. Las investigaciones realizadas hasta la fecha se han desarrollado a escalas espaciales pequeñas, escalas de tiempo cortas, y han empleado pocas especies (generalmente aves y mariposas), con resultados poco concluyentes o generalizables.

Esfuerzos de conservación en la relación planta-animal

En cuanto a las especies dispersadas por animales, éstas son más resistentes a la pérdida de hábitat siempre y cuando el animal dispersor de sus semillas no se extinga, ya que, en dicho caso, “el árbol no dispondrá de ningún medio para transportar su descendencia y sobrevivir otra generación”, destaca Montoya. Estos resultados indican que los esfuerzos de conservación deben dirigirse hacia la protección de las interacciones planta-animal.

El estudio destaca así que “la conservación no debe dirigirse hacia la protección únicamente de ciertas especies individuales, sino de las interacciones entre especies”, concluye Montoya. Para los investigadores, mantener las interacciones biológicas ayudará a reducir los ritmos de extinción actuales.

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Referencia bibliográfica:

D. Montoya; M.A. Zavala; M.A. Rodríguez. “Animal Vs Wind Dispersal and the Robustness of Tree Species to Deforestation” Science 06 de JUNIO 2008.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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