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Más del 70% de las personas fumadoras que acuden a los centros de salud son adictas

El profesor y responsable de la Unidad de Tabaquismo de la Universidad de Santiago, Elisardo Becoña, dirige dos líneas de investigación destinadas a evaluar el grado de dependencia de la nicotina y a estudiar la relación entre tabaco y psicopatologías asociadas. El primero de los trabajos, donde se insiste en diferenciar consumo de dependencia, muestra que más del 70% de loslas personas fumadoras tratadas en centros de salud son adictas.

Elisardo Becoña. FOTO: USC

El estudio tuvo en cuenta variables de tipo social, biológico y psicológico, siendo la edad importante porque, como Becoña apunta, “cuanto antes se empieza, más posibilidades existen de ser adictos”. Otros factores fueron el número de cigarros por día –“más cantidad implica más dependencia”- y características como la impulsividad y posibles psicopatologías.

El profesor comenta que la cifra de adictos es “más elevada del esperado” porque fuma el 30 por ciento de la población española. Para estas personas “será más difícil dejar el tabaco y precisarán un tratamiento específico”. Además, afirma que, al no percibir las posibles consecuencias para su salud, “distorsionan la realidad” y resulta más difícil que decidan dejarlo.

Nuevo cuestionario

Con el fin de mejorar la medición del nivel de adición, el equipo de investigadores de la USC está adaptando un cuestionario estadounidense creado en 2004. Conocido como NDSS, esta prueba permite evaluar el grado de dependencia de la nicotina rápidamente, en solo 5 minutos frente al promedio tradicional de 30.

La prueba se reduce a una serie de preguntas concretas sobre edad, número de cigarros al día o impulsividad. “En función de cómo se evalúa, así se puede diseñar un tratamiento más o menos fiable”, detalla Becoña cuando habla sobre la importancia de un buen cuestionario.

Psicopatologías asociadas con el tabaco

La otra línea de investigación profundiza en las psicopatologías asociadas con el tabaco. La depresión es más estudiada y, según el profesor, “hace falta saber si el fumador la padece actualmente o en el pasado porque, en estos casos, las recaídas son más frecuentes”.

La ansiedad y el estrés también producen una mayor adición al usar el cigarro “como relajante”. El investigador señala que “primero debemos solucionar estos problemas para, después, realizar con éxito el tratamiento”.

El equipo trabaja actualmente en la influencia de los trastornos de la personalidad. En este campo, Elisardo Becoña adelanta que rasgos como la impulsividad o la extraversión implican una mayor dependencia. Como conclusión, indica que el objetivo principal de la investigación es crear métodos que sirvan para prevenir el tabaquismo y, por lo tanto, “hay que descifrar antes las causas del consumo”.

En general, Becoña aconseja retrasar al máximo la edad para empezar a fumar. “Hacerlo a los catorce años es más peligroso porque no se está formado ni física ni psicológicamente”. Y esto es muy importante porque “la vida de los adictos gira en torno al tabaco”.

Fuente: USC
Derechos: Creative Commons
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