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Primera ‘radiografía genética’ del trigo utilizado para la pasta mediterránea

El trigo duro con el que se elaboran espaguetis, macarrones y sémolas se domesticó durante el Neolítico en las regiones de Siria, Turquía y Líbano, y se extendió hace 10.000 años hasta España. Ahora, investigadores españoles han demostrado que la diversidad genética de este cultivo aumenta de este a oeste en la cuenca mediterránea, de acuerdo con su patrón de dispersión.

El trigo duro se emplea en la elaboración de pastas y sémolas como estos espaguetis a la carbonara. Imagen: Pixabay

Un equipo de científicos españoles ha llevado a cabo el primer estudio genético, fenotípico y de adaptación geográfica del trigo duro usado para la elaboración de pastas y sémolas en el área mediterránea.

El estudio ha sido realizado durante tres años por genetistas del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Lérida, del Centro de Agrigenómica de Barcelona y del departamento de Fisiología Vegetal de la Universidad de Granada.

Los investigadores han estudiado las características de 172 variedades locales de trigo duro procedentes de 21 países mediterráneos, cultivadas junto con veinte variedades modernas en seis ambientes del norte y sur de España. Sus resultados se publican en la revista Plos ONE.

Se extendió hace más de 10.000 años por la cuenca mediterránea, dejando a su paso por cada región diversas variedades locales

El trigo duro es un cultivo típicamente mediterráneo, ya que para su producción requiere ambientes moderadamente secos y con elevada temperatura y radiación durante el crecimiento de los granos.

Domesticado durante la revolución neolítica en el Creciente Fértil (Siria, Turquía y Líbano), al igual que el trigo panadero, se extendió hace más de 10.000 años por toda la cuenca mediterránea hasta llegar a España, dejando a su paso por cada región diversas variedades locales o landraces genéticamente más próximas a las variedades silvestres cuanto más cerca están de su centro de origen.

Los estudios de asociación genética establecen la relación estadística entre ciertas variables genéticas y los caracteres del fenotipo (rasgos físicos y conductuales) que determinan. En las plantas, permiten averiguar relaciones de consanguinidad entre poblaciones y establecer qué características genéticas son decisivas para adaptar los cultivos a las condiciones ambientales derivadas del cambio climático global.

Los rasgos fenotípicos estudiados en este trabajo incluyen, entre otros, épocas de floración, biomasa, resistencia a sequía, arquitectura foliar, fotosíntesis, proteínas y rendimiento y sus componentes.

Cinco subpoblaciones genéticas

El estudio estadístico ha permitido dividir los trigos en cinco subpoblaciones genéticas, una con todos los cultivos modernos y otras cuatro muy relacionadas con el origen geográfico de las variedades locales: el este del Mediterráneo, los Balcanes orientales y Turquía, Balcanes occidentales y Egipto, y el Mediterráneo occidental.

Este es el primer estudio publicado utilizando variedades locales de trigo duro del Mediterráneo y cultivos modernos que muestran una relación fiable entre estructuras de las poblaciones genéticas y fenotípicas, y la conexión de ambos con el origen geográfico de las variedades locales.

Además, los resultados demuestran que pueden encontrarse grandes similitudes entre las distancias genéticas y la respuesta adaptativa del trigo duro a diferentes ambientes, incluyendo los derivados del cambio climático global.

Referencia bibliográfica:

Soriano, JM ; Villegas, D; Aranzana, MJ; Garcia del Moral, LF; Royo, C. Genetic Structure of Modern Durum Wheat Cultivars and Mediterranean Landraces Matches with Their Agronomic Performance. Plos ONE, 11(8), Agosto 2016. e0160983. DOI: 10.1371/journal.pone.0160983.

Fuente: UGRdivulga
Derechos: Creative Commons

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