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El estudio se publica en 'Geographysical Research Letters'

Un mapa de la tierra revela que se queman hasta 4,5 millones de km² de bosques cada año

Un geógrafo de la Universidad de Leicester (Reino Unido) ha elaborado por primera vez una base de datos mundial y un mapa de la tierra arrasada por los incendios de 2000 a 2007. El mapa revela que cada año se queman de 3,5 a 4,5 millones de km² de vegetación, un área equivalente a la Unión Europea (EU27) y superior a la extensión de la India.

Actividad del fuego en África sub-sahariana. Foto: Universidad de Leicester.

La información que destaca el estudio es vital para los científicos y para las agencias implicadas en el control del calentamiento global con el fin de medir y conocer los contaminantes atmosféricos, gestionar los bosques, controlar los incendios e incluso predecir la aparición de incendios en el futuro.

Kevin Tansey, del Departamento de Geografía de la Universidad de Leicester, ha sido el encargado, entre otros, de crear un perfil visual de las cicatrices dejadas por el fuego sobre la Tierra entre 2000 y 2007. La investigación, que se publica en la revista Geographysical Research Letters, demuestra que la mayoría de los incendios se producen en África, y que cada año desaparecen grandes franjas de praderas de la sabana, hasta siete veces la superficie quemada en el período estudiado.

“Los incendios que se produjeron en los bosques de Grecia el verano pasado y en Portugal hace unos años demuestran la necesidad que tenemos de comprender el impacto del fuego sobre el medio ambiente y la climatología para poder controlar más eficazmente la vegetación del planeta”, manifiesta el investigador que añade que “probablemente el 95% de todos los incendios tienen un origen humano” por la quema de rastrojos y restos de cosechas, la caza y los incendios provocados.

No obstante, el científico de la Universidad de Leicester afirma que el sistema es sostenible porque la hierba se regenera con mucha rapidez durante la estación húmeda. En cuanto al carbono, existe un balance neto porque la vegetación que se regenera actúa como un pozo de carbono. “Los incendios en los bosques son más importantes ya que el área afectada se convierte en una fuente de carbono durante varios años”, aclara.

Según el estudio, el fuego ha sido una característica del planeta en el pasado. En un escenario de calentamiento ambiental más acentuado, el fuego será también una característica en el futuro.

Método de análisis

El mapa, realizado en colaboración con científicos del Centro de Investigación Conjunto de la Comisión Europea (Italia) y la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), se ha obtenido con el instrumento VEGETATION. Esta herramienta se encuentra a bordo del satélite europeo SPOT, recoge la energía solar reflejada desde la superficie de la tierra y proporciona una cobertura mundial “casi” de forma diaria.

“Cuando la vegetación se quema, se altera lo suficiente la cantidad de energía reflejada como para permitir observar una cicatriz”, destaca el geógrafo. Se han utilizado superordenadores situados en Bélgica para procesar las enormes cantidades de datos del satélite utilizados en el proyecto. Por el momento, Tansey revela que “ya hay usuarios que están trabajando para predecir el futuro de la aparición de incendios e investigando sobre temas relacionados con el control del fuego en el Parque Kruger de Sudáfrica”.

Es la primera vez que se crea una base de datos mundial y un mapa con tales características, ya que antes de realizar el proyecto, los investigadores sólo disponían de datos del año 2000. Tansey apunta que, a pesar de contar con siete años de datos, “no es posible determinar si existe una tendencia creciente en la producción de incendios, pero se pueden observar diferencias significativas de un año a otro, del orden del 20%, en el área que se quema”.

El trabajo ha sido financiado por el Centro de Investigación Conjunto de la Comisión Europea, y responde a la demanda de una comunidad de científicos interesados en el cambio climático, el control de la vegetación, la química atmosférica y las reservas y flujos del carbono.

Fuente: Universidad de Leicester
Derechos: Creative Commons
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