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Una combinación de tratamientos mejora el pronóstico del ictus de forma significativa

La administración de un fármaco fibrinolítico, que permite restablecer la microcirculación cerebral, después de la trombectomía mecánica mejoró hasta un 59 % las probabilidades de que el paciente no presentara secuelas a los tres meses del procedimiento. Esto supone un cambio de paradigma en el tratamiento del ictus isquémico en todo el mundo.

De izquierda a derecha: Josefina Castro, directora del ICN, Ángel Chamorro, jefe de la Unidad de Ictus, Arturo Renú, neurólogo de la Unidad de Ictus, y Maria Barranco, paciente del estudio. / Francisco Avía

Restablecer la circulación después de un ictus isquémico es clave para preservar la función del área del cerebro afectada y conseguir que los pacientes se recuperen con las menores secuelas posibles. Un estudio coordinado por investigadores del Hospital Clínic-IDIBAPS y publicado en la revista JAMA demuestra que la administración de un tratamiento después de la intervención para atrapar el trombo mejora el pronóstico de los pacientes de forma significativa. 

Un ictus isquémico es el que se produce cuando se obstruye un vaso sanguíneo que lleva la sangre al cerebro y representa el 85 % de los casos de ictus

Este trabajo supondrá un cambio de paradigma en el tratamiento de este accidente cerebrovascular, que se produce cuando se obstruye un vaso sanguíneo que lleva la sangre al cerebro y que representa el 85 % de los casos de ictus. Cuando la sangre no llega de forma adecuada, la función de la parte afectada puede quedar alterada de forma transitoria o permanente.

Durante las primeras horas del ictus actuar rápido es clave ya que, de promedio, cada minuto que pasa mueren dos millones de neuronas. Por ello, los tratamientos que permiten recuperar el flujo sanguíneo deben utilizarse hasta 24 horas después del episodio.

Restablecer la circulación, la clave

La trombectomía mecánica es un tipo de tratamiento que consiste en la introducción de un catéter por la arteria femoral a través del cual se hace avanzar un stent –dispositivo flexible y elástico– hasta la arteria obstruida con el objetivo de capturar el trombo y extraerlo de la circulación. Se trata de un procedimiento de elevada complejidad que solo se realiza en hospitales con profesionales altamente cualificados.

“En cerca de un 80 % de los casos conseguimos que la sangre vuelva a circular con normalidad pero hemos observado que a los tres meses el porcentaje de personas que están completamente libres de secuelas es del 27 %”, explica Ángel Chamorro, jefe de la Unidad de Patología Vascular Cerebral y del grupo de investigación Enfermedades cerebrovasculares del IDIBAPS y coordinador del estudio. “Somos mucho más eficaces restableciendo la normalidad de la circulación respecto a la eficacia clínica que observamos”.

Aunque la arteria principal esté abierta, existe afectación en la microcirculación cerebral

Esta diferencia de porcentajes evidencia que el tejido del cerebro cercano a la formación del trombo va a morir, aunque la sangre vuelva a circular con aparente normalidad.

Lo que se plantea en el estudio es que, aunque la arteria principal esté abierta, existe afectación a escala de la microcirculación cerebral. “Esta microcirculación queda obstruida, es como si abriéramos una autopista, pero mantuviéramos cerradas las salidas”, apunta el experto.

Tratar lo que no se ve

La microcirculación queda por debajo del nivel diagnóstico de la arteriografía cerebral que se utiliza para ver la reperfusión después de la trombectomía mecánica. Para restablecerla, los investigadores se plantearon la administración de un fármaco fibrinolítico, que potencia la disolución de los trombos y ayuda a restablecer el flujo sanguíneo, después de la realización de la trombectomía.

“Con esta aproximación, tratamos lo que no vemos pero que sabemos que está ahí”, explica Arturo Renú, primer firmante del trabajo y responsable del ensayo en el Hospital Clínic.

En el estudio participaron 121 pacientes atendidos en los centros de ictus en Cataluña. A un grupo de pacientes se les administró el tratamiento fibrinolítico (r-tPA) después de la trombectomía mecánica y al otro grupo, placebo tras realizar el mismo procedimiento.

El tratamiento consiste en restablecer la circulación de la arteria con una trombectomía mecánica y luego administrar un fármaco que deshace los trombos más pequeños

Los resultados demuestran que este tratamiento aumenta hasta un 59 % las posibilidades de que el paciente obtenga una excelente recuperación y sin secuelas a los tres meses del procedimiento.

“Estamos dando un fármaco que se solía dar antes de la realización del tratamiento. Ahora, primero restablecemos la circulación en la arteria principal y después damos el fármaco, que es eficaz deshaciendo los trombos más pequeños”, añade Renú.

“A pesar de las enormes dificultades ocasionadas por la pandemia de la covid, este ensayo clínico ha obtenido unos resultados extraordinarios en el tratamiento del ictus isquémico que cambiarán las guías clínicas en cuanto a su tratamiento”, destaca.

Referencia:

Renú et al. (2022) “Effect of intraarterial alteplase following successful thrombectomy on functional outcomes in patients with large vessel occlusion acute ischemic stroke: the CHOICE randomized trial”. JAMA.

Fuente:
Hospital Clínic de Barcelona / IDIBAPS
Derechos: Creative Commons.
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