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Javier García–Martínez, premio Rey Jaime I en nuevas tecnologías

Cómo emprender desde la universidad

"Nunca sentí que mi actividad académica y emprendedora fueran incompatibles. De hecho, creo que son complementarias", dice Javier García-Martínez (Logroño, 1973). Este doctor en Química dirige el laboratorio de Nanotecnología Molecular de la Universidad de Alicante y es el fundador de la empresa Rive Technology. Sus nanomateriales han generado más de veinte patentes y acaba de recibir uno de los Premios Rey Jaime I 2014.

Javier García-Martínez, profesor en la Universidad de Alicante y fundador de Rive Technology, es premio Rey Jaime I 2014.

¿Tengo que dejar la universidad para poder hacer realidad los resultados de mi trabajo, renunciar a mi carrera científica para crear mi propia empresa?

Muchos estudiantes y profesores universitarios sienten que no es posible desarrollar su carrera profesional en la universidad y a la vez comercializar sus investigaciones.

Sin embargo, ahora más que nunca, es posible compaginar ciencia y emprendimiento. De hecho, cada vez contamos con más ejemplos de universitarios emprendedores, personas que nos muestran que es posible comercializar la excelente investigación que se lleva a cabo en las universidades.

Con un pie en dos mundos

Pero a pesar de los avances, aún existen numerosas barreras para el emprendimiento desde la universidad. En primer lugar, los emprendedores universitarios deben poseer una rara mezcla de habilidades. Deben tener los atributos tradicionales del universitario tales como el rigor, la atención a los detalles y un profundo conocimiento de su área de trabajo. Pero también deben poseer los atributos propios del emprendedor: la capacidad de reconocer nuevas oportunidades de negocio, ser capaz de crear valor para el cliente y la voluntad de asumir riesgos.

“En muchas universidades las patentes y la creación de empresas no son tenidas en cuenta para la contratación y promoción del profesorado”

Los emprendedores universitarios deben ser capaces de apuntar alto mientras cumplen sus objetivos empresariales y reconocer aquellas líneas de investigación con mayores probabilidades de contribuir a la expansión del negocio.

Pero incluso para aquellas personas que tengan las cualidades y habilidades necesarias, la cultura universitaria puede ser un fuerte elemento de disuasión. La educación universitaria tradicional no favorece el espíritu emprendedor, por lo que muchos jóvenes jamás consideran la posibilidad de emprender.

Los profesores universitarios a menudo consideran que sus estudiantes de doctorado y posdoctorales deben centrarse exclusivamente en la investigación y abandonar cualquier tarea que les distraigan de publicar sus investigaciones. Otro problema habitual es que en muchas universidades las patentes y la creación de empresas no son tenidas en cuenta para la contratación y promoción del profesorado.

Incluso en un ambiente propicio, los retos que debe superar una persona que quiera ser un buen investigador y un empresario de éxito son enormes, por lo que muchos jóvenes universitarios sienten que es un reto insuperable.

Dónde encontrar la inspiración

Sin duda, el emprendedor universitario tiene muchos retos que superar, pero consideremos también algunos hechos que nos pueden animar a embarcarnos en esta aventura. El número de patentes, licencias y empresas spin-off creadas por académicos está aumentando.

De acuerdo con un estudio publicado en 2009 por investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) Sloan School of Management, los exalumnos del MIT han creado 25.800 empresas, con ventas anuales mundiales de 2 billones de dólares. Estos datos han impulsado a otras universidades a crear programas e iniciativas que favorezcan el emprendimiento desde sus aulas. De hecho, es rara la universidad que no tenga cursos, oficinas de transferencia de tecnología e incluso incubadoras de empresas para favorecer la creación y crecimiento de nuevas empresas en sus campus.

“Muchos de los mejores científicos de nuestro tiempo se han convertido en empresarios de éxito”

Hoy más que nunca, los jóvenes científicos encuentran excelentes modelos a seguir. Muchos de los mejores científicos de nuestro tiempo se han convertido en empresarios de éxito. Entre ellos destacan el bioquímico Herbert Boyer, fundador de Genentech, y el profesor de la Universidad de Harvard George Whitesides, fundador de empresas de enrome éxito como Genzyme.

Hoy las universidades reconocen a aquellos jóvenes que asumen el riego de comercializar sus descubrimientos. Por ejemplo, el MIT reconoce cada año a los 35 jóvenes menores de 35 años cuya tecnología tiene mayor capacidad de mejorar nuestras vidas con el premio TR35.Entre los galardonados podemos encontrar personas como Shwetak Patel, de la Universidad de Washington en Seattle, quien ganó el premio TR35 por el diseño de sensores para monitorizar el consumo de energía eléctrica en entornos domésticos. Otro ganador de este premio es Luis von Ahn , de la Universidad Carnegie Mellon en Pittsburgh, Pensilvania , por el desarrollo de la tecnología captcha para la digitalización de libros. Ambos, excelentes ejemplos de jóvenes emprendedores universitarios.

Mi experiencia personal

En los últimos cuatro años he tenido la ocasión de ver muchos casos similares como miembro del jurado de estos premios. Esta atalaya me ha dado la oportunidad de observar una y otra vez algunos elementos comunes necesarios para emprender con éxito desde la universidad: una investigación de excelencia, un sólido plan para convertir los hallazgos en una oportunidad de negocio y un entorno que favorezca el emprendimiento.

Tuve la suerte de encontrarme en esta situación en el periodo 2001–2004 cuando estaba realizando mi estancia posdoctoral en el MIT gracias a una beca Fulbright. Durante esos años trabajé para aplicar los avances en nanotecnología en el sector de refino de petróleo. Un sector bastante tradicional que suponía una oportunidad excelente para aquellas personas con nuevas ideas y visión empresarial.

Tras varios años en el laboratorio, mucho trabajo e innumerables experimentos (la mayoría infructuosos), en la primavera de 2004 decidí participar en el MIT $ 50K Entrepreneurship Competition, uno de los concursos de planes de negocio más importantes del mundo. Nunca había hecho un plan de negocios antes, pero los cursos que ofrece el MIT a los participantes y el trabajo en equipo me sirvieron para familiarizarme con algunos temas que luego han sido muy importantes para el éxito de mi empresa: cómo proteger la propiedad intelectual, cómo construir un plan de negocios sólido y cómo perfeccionar mis habilidades de comunicación y de conseguir financiación. Hoy en día, cursos como estos (y muchos otros) se encuentran de forma gratuita en internet para cualquiera que esté interesado (ver recuadro al final).

“Los cursos del MIT me sirvieron para aprender sobre propiedad intelectual, construir un plan de negocios, perfeccionar mis habilidades de comunicación y conseguir financiación”

Poco después, en 2005, decidí fundar Rive Technology para comercializar los resultados de mi investigación en el MIT, y abrimos una pequeña oficina en Cambridge, Massachusetts. Tres años más tarde, tras escalar nuestra tecnología, abrimos un nuevo centro de investigación en Princeton, Nueva Jersey. En 2012, cerramos nuestra última ronda de financiación, con un total de 67 millones dólares de varias firmas de capital de riesgo e importantes empresas del sector, y un año más tarde ya estábamos comercializando los catalizadores que desarrollé en MIT y que permiten aumentar significativamente la producción de diesel y gasolina, a la vez que se reduce la generación de subproductos.

Emprendedor y profesor universitario

Todo esto lo hacía mientras trabajaba en la universidad española y formaba mi propio grupo de investigación, el laboratorio de Nanotecnología Molecular. En 2004, al terminar mi posdoc, volví a mi país natal, España con un contrato Ramón y Cajal de la Universidad de Alicante. Cinco años más tarde, tras finalizar mi este contrato, gane una plaza de profesor titular.

Sin duda, llegar aquí no ha sido una tarea fácil. Pero ha merecido la pena. Ha sido posible gracias a contar con un equipo de investigación excelente y muy motivado en la Universidad de Alicante, que prueba la calidad y el talento de los científicos españoles. Y, por supuesto también al excelente equipo de profesionales con los que cuenta Rive Technology. Uno de los errores más frecuentes que cometen los emprendedores universitarios es empeñarse en dirigir sus empresas. Aunque existen numerosos ejemplos de investigadores que son capaces de liderar sus propias empresas.

En general, el investigador es la persona más adecuada para resolver los retos tecnológicos de la empresa y existen personas con las cualidades y experiencia necesarias para ponerse al frente de jóvenes empresas. Para mí fue una suerte contar con Larry Evans, el primer CEO de Rive Tecnology desde el principio. También la tecnología y las nuevas herramientas de comunicación han sido muy importantes para poder trabajar de forma remota y coordinar la actividad investigadora de varios equipos.

“Uno de los errores más frecuentes que cometen los emprendedores universitarios es empeñarse en dirigir sus empresas”

Durante estos años, nunca sentí que mi actividad académica y empresarial fueran incompatibles. De hecho, creo que son complementarias. Estar a caballo entre la universidad y empresa proporciona una valiosa perspectiva y permite desarrollar habilidades complementarias. Emprender desde la universidad te fuerza a trabajar duro y de manera creativa para resolver numerosos problemas técnicos que probablemente no surgirían en un entorno de laboratorio a pequeña escala. También te ayuda a perfeccionar tus habilidades de comunicación y de negociación, a trabajar con múltiples equipos y gestionar tiempo y recursos limitados.

Estas habilidades son de enorme utilidad para el investigador universitario y le abren nuevas puertas de financiación y acceso a nuevos colaboradores. Además, tener experiencia empresarial de primera mano y conocer las necesidades de mercado, son cualidades muy importantes a la hora de enseñar una asignatura. Mi actividad emprendedora ha sido, sin duda, muy beneficiosa para mi desarrollo como profesor universitario. Los alumnos captan inmediatamente el conocimiento práctico que tiene el profesor de la asignatura y su experiencia personal con la industria.

Desde el punto de vista opuesto, mi actividad universitaria también ha sido muy positiva para mi carrera como emprendedor. Me ha permitido estar al tanto de los resultados más recientes en mi área de investigador, pensar de manera más amplia y crítica, desarrollar nuevos descubrimientos que han dado lugar a nuevas oportunidades de negocio e identificar y reclutar talento.

La ciencia y la tecnología son fundamentales para hacer frente a los retos más importantes a los que nos enfrentamos, ya sea el cambio climático, la seguridad alimentaria o la salud pública. Pero necesitamos personas con el coraje y el conocimiento que sean capaces de convertir descubrimientos en una realidad que a permita a millones de personas beneficiarse de la excelente investigación que se realiza en la universidad.

Recursos para científicos que quieran crear empresas

Cursos de emprendimiento en el MIT OpenCourseWare. http://ocw.mit.edu/courses/entrepreneurship/

Emprendimiento y tecnología de la Universidad de Stanford. http://online.stanford.edu/course/technology-entrepreneurship

Cómo construir una start-up, curso Lean LaunchPad de Udacity. https://www.udacity.com/course/ep245

Blog del creador de Lean LaunchPad. http://steveblank.com/

Artículo adaptado y traducido del original The Third Way: Becoming an Academic Entrepreneur, que se publicó en Science Careers el 20 de marzo de 2014.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons