A pesar de que es la orientación sexual mayoritaria, las personas bisexuales se enfrentan a muchas dificultades que a menudo pasan desapercibidas. Además, los estudios muestran que las actitudes discriminatorias que sufren varían entre hombres y mujeres.
La bisexualidad es la orientación sexual en la que la persona puede sentir atracción por otras personas de su mismo género o sexo biológico y por personas de otro sexo o género. Esta atracción puede ser romántica, emocional o sexual.
Las personas que se identifican como bisexuales (públicamente o no) o están explorando su sexualidad en este sentido se enfrentan a muchas dificultades, aunque suelen pasar desapercibidas. De hecho, la bisexualidad ha sido denominada “la mayoría invisible” por el prestigioso think tank estadounidense Movement Advancement Project ya que, a pesar de ser más de la mitad del colectivo de lesbianas, gays y bisexuales, las particularidades de la bisexualidad no se consideran de manera independiente a las del resto del colectivo LGTBI y suelen ser ignoradas.
En España, el número de personas que se identifican como bisexuales va en aumento. En los últimos resultados del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), un 5,9 % de las personas encuestadas se identifican como bisexuales en 2025, mientras que tan solo hace dos años la cifra era del 3,7 %.
Las particularidades de la bisexualidad no se consideran de manera independiente a las del resto del colectivo LGTBI y suelen ser ignoradas
Es posible que este incremento se deba a una mayor aprobación social de esta orientación sexual en nuestro país y a un mayor número de referentes con quienes identificarse y sentirse menos “bicho raro”, lo que puede favorecer que las generaciones más jóvenes tengan menos dificultades en aceptar su orientación y darla a conocer. Así, según el CIS, más de un 35 % de los jóvenes entre 18 y 34 años se identifica como bisexual, mientras que desde los 35 años en adelante solo un 14 % se reconoce como tal.
En cuanto al género, un mayor porcentaje de mujeres que de hombres se identifica como bisexuales: un 7,5 % frente a un 4,1%. Una de las hipótesis que se barajan para explicar esta diferencia es que las mujeres tienen más interiorizada la igualdad de género y el feminismo, por lo que han logrado avanzar más en su propia deconstrucción y conseguir una mayor flexibilidad con respecto a los estereotipos y roles de género que asumen y, sobre todo, que descartan.
Afortunadamente, los estudios también revelan actitudes más positivas hacia las personas bisexuales en los últimos años, especialmente dentro del colectivo LGTBIQ+. Sin embargo, las personas bisexuales suelen ser peor vistas que las homosexuales, y esto ocurre tanto fuera como dentro del colectivo, tal y como reveló un estudio de 2019 publicado en la revista Archives of Sexual Behaviours.
Algunas personas piensan que quienes se consideran bisexuales “están en una fase”, que “es algo pasajero”, o que “en realidad son homosexuales”, pero esto son algunos ejemplos de estereotipos que no se corresponden con la realidad de la gran mayoría. Con estas creencias, la bisexualidad no se valida, es decir, no se legitima que algunas personas se identifiquen con esta orientación.
Esto genera bastante malestar psicológico entre las personas bisexuales. Puede aumentar la posible confusión e incluso hacer que oculten su orientación, incluso a su entorno más cercano, encontrar menos apoyo social y sentirse aisladas.
Además, hay diferencias entre género. En un estudio que realizamos en 2024 en la Universidad de Córdoba encontramos diferencias en las actitudes hacia mujeres y hombres bisexuales, al igual que estudios previos que se habían llevado a cabo en otros países. Algunas de estas diferencias ponen de manifiesto la invisibilidad o negación de esta orientación sexual, mientras que otras muestran la influencia del sexismo en cómo evaluamos a las personas bisexuales.
Los hombres bisexuales son peor vistos que las mujeres bisexuales, y que esta visión más negativa de la bisexualidad masculina la realizan en mayor medida los hombres
Por ejemplo, es común que a las mujeres bisexuales se las considere como heterosexuales y a los hombres bisexuales como homosexuales. Es decir, se asume que tanto ellas como ellos ocultan su verdadera orientación sexual. También observamos que los hombres bisexuales son peor vistos que las mujeres bisexuales, y que esta visión más negativa de la bisexualidad masculina la realizan en mayor medida los hombres.
Este resultado podría explicarse por el sexismo, es decir, por nuestras creencias sobre cómo consideramos que mujeres y hombres deben comportarse teniendo solo en cuenta su género, cuáles son los roles que deben asumir, y cómo relacionarse entre sí.
En este sentido, otra de las principales conclusiones del trabajo es que hay una mayor rigidez hacia los hombres para mostrar su sexualidad y una mayor sexualización de las mujeres. La teoría del sexismo ambivalente, desarrollada en 1996, plantea que el sexismo no solo se manifiesta a través de actitudes hostiles, sino también con actitudes aparentemente positivas, pero que en realidad refuerzan la desigualdad de género. Y la teoría sigue vigente.
Para las mujeres está más permitido que sean bisexuales porque es una manera de erotizarlas y cosificarlas. A los hombres se les permite menos porque se les exige un comportamiento heterosexual
Así, para las mujeres estaría más permitido que sean bisexuales, porque es una manera de erotizarlas y cosificarlas, es decir, de verlas como objetos sexuales, mientras que a los hombres se les permite menos la bisexualidad porque se les exige mantener un comportamiento exclusivamente heterosexual.
Esto implica una mayor invisibilización de la bisexualidad en los hombres y una mayor rigidez de los estereotipos hacia ellos (“o eres homosexual o eres heterosexual”) y una mayor permisividad en las mujeres por la sexualización y cosificación de su comportamiento (“siendo bisexual puedes seguir manteniendo ciertos roles de género, como estar disponible para satisfacer sexualmente a los hombres, a la vez que el comportamiento sexual entre dos mujeres se cosifica”).
Por eso, es necesario investigar la bisexualidad y las actitudes hacia ella desde la interseccionalidad, es decir, desde diferentes categorías sociales como el género, la edad, la orientación sexual y el nivel socioeconómico. Además, aún hay pocos estudios sobre las actitudes hacia las personas bisexuales de manera independiente a las actitudes hacia otras orientaciones, por lo que es importante que se siga investigando en este terreno para favorecer su visibilización y aceptar definitivamente la bisexualidad.
Rosario Castillo-Mayén, Sebastián Vivas, Francisco García-Torres y Bárbara Luque son investigadores del Departamento de Psicología de la Universidad de Córdoba.