Algunos conocerán este principio activo por nombres comerciales como Ozempic, Wegoovy y Rybelsus. Sus propiedades ayudan a las personas a perder peso o controlar la diabetes, pero no todas ellas pueden permitirse este medicamento debido a su elevado coste. En países como EE UU, la brecha es aún mayor y revela diferencias étnicas en su consumo.
Los medicamentos que incluyen semaglutida imitan una hormona natural que ralentiza la digestión y estimula la producción de insulina. Este proceso reduce el apetito y la ingesta de alimentos, lo que permite bajar de peso (idealmente a personas que sufren de obesidad). Sin embargo, no todas ellas pueden asumir su coste y existen desigualdades étnicas para su consumo en países como Estados Unidos.
Un artículo científico, publicado en American Journal of Health Promotion, destaca que grupos sociales como los asiáticos reciben un 58 % menos recetas de esta familia de fármacos que los blancos. Asimismo, otras minorías como los negros y los hispanos también las adquieren un 19 y un 9 % menos, respectivamente.
Según explica a SINC la autora del ensayo e investigadora en el Instituto del Corazón de Providence (EE UU), Kateri Spinelli, detrás de las cifras existe una barrera económica en el acceso a este tipo de medicamentos. “Son caros y su distribución es muy limitada”, asume. “A menudo la gente que más lo necesita –porque tienen diabetes u obesidad grave– no los consigue” apunta.
Durante su revisión bibliográfica vio que la prevalencia de diabetes tipo 2 en el país americano era un 13,6 % mayor en indígenas, un 12,1 % más en negros y un 11, 7 % en hispanos, mientras que la incidencia en blancos era del 6,9 %. Los datos analizados fueron similares en personas con obesidad severa.
A su juicio, la mayoría de los grupos étnicos minoritarios en este país tienen una elevada carga de enfermedades y peores resultados en condiciones vasculares, infecciosas y oncológicas. Lo vieron durante la pandemia de covid- 19. Hubo desigualdades raciales en el contagio y divergencias en las tasas de supervivencia de los pacientes blancos frente a los negros o los hispanos, en los que se observó una mayor mortalidad.
La causa de este fenómeno es estructural ya que existen inequidades étnicas en EE UU en torno a la riqueza, al acceso al capital, a la vivienda y la atención sanitaria, cuenta Spinelli.
“Si eres una mujer negra o hispana y vas al médico, no encuentras a gente con la misma experiencia cultural que tú, por lo que no te sientes identificada, destaca. “Así, existe una desconfianza justificada por parte de grupos étnicos al entrar en el sistema sanitario, ya que no sienten comprendidos, ni escuchados, ni apoyados”, puntualiza.
Existe una desconfianza justificada por parte de grupos étnicos al entrar en el sistema sanitario, ya que no sienten comprendidos, ni escuchados, ni apoyados
Un reciente estudio publicado en The American Journal of Clinical Nutrition confirma brechas en el aseguramiento y cobertura de salud para estos colectivos, además de que la mayoría de los seguros –como Medicare Parte D o Medicaid– no cubren fármacos para tratar la obesidad como la semaglutida.
Esto fomenta que las personas más ricas sean aquellas que tienen acceso a estos medicamentos más fácilmente, según expresa la experta. “Si cuesta 1 000 dólares y ese es el precio que hay pagar, tenemos que hacer algo para que sea más barato y llegue a los pacientes que más lo necesiten”, anima.
El Modelo de Adulto Futuro (FAM, por sus siglas en inglés), visto en el informe, demuestra que los negros y los hispanos serían las poblaciones que mayores beneficios sociales obtendrían en caso de someterse a tratamientos para la pérdida de peso. Además de que, una incidencia menor de obesidad ahorraría entre 176 y 245 mil millones de dólares en beneficios sociales los primeros 10 años, con unos beneficios acumulativos en 770 y 927 mil millones.
Sin embargo, hay investigaciones que no confirman la presencia de desigualdades étnicas en el acceso a recetas de semaglutida y otros fármacos parecidos. Un estudio publicado en Nature demuestra que la población negra recibe un 21,5 % más de prescripciones, seguida de la hispana con un 23, 1 %, la blanca con un 17, 5 % y la asiática con 10,3 %.
El porcentaje de pacientes que recibe una receta también es mayor entre los grupos desfavorecidos frente a los que son más pudientes, los adultos entre los 35 y los 54 años son el estrato social más recetado, y por último, las mujeres tienen mayor tasa de prescripción, según el trabajo.
Esto no significa que puedan permitírselos, ya que el estudio no realizó ningún tipo de seguimiento de compra. Para Spinelli, el coste es una barrera importante y representa 50 % de la interrupción del tratamiento en pacientes con obesidad. Las personas negras, asiáticas e hispanas son las que más probabilidades de abandonarlo, según su investigación.
Además, hay que tener en cuenta que en este trabajo un 59 % de la muestra eran blancos, un 22,3 % de negros, un 5 % asiáticos y otro 5,6 % que no tenían una raza asignada. En cuanto a la etnicidad, el 82 % eran no hispanos.
En definitiva, para el futuro sería muy relevante que el gobierno y las aseguradoras ofrecieran una cobertura mayor de estos medicamentos, “especialmente para las comunidades más desfavorecidas y desentendidas”, opina Spinelli. No obstante, eso pasa por construir una “relación de confianza y atención entre minorías étnicas y el sistema de salud estadounidense”, concluye.