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Cinco mentes brillantes nacidas a partir de los 80

‘Millennials’ de la ciencia española

Jóvenes, más que preparados y con ideas renovadoras. Hombres y mujeres nacidos en España a partir de los años 80 están explorando las fronteras del conocimiento con innovaciones que permiten abrir nuevas industrias y contribuir al bienestar del planeta.

La investigadora española Luz Rello, de 31 años, con su equipo del Human-Computer Interaction Institute en Carnegie Mellon University, en Pittsburgh. Ellos son, de izquierda a derecha, Abdullah Ali, Jeff P. Bigham y Miguel Ballesteros. Imagen cortesía de Rello.

Son millennials –jóvenes nacidos a partir de 1980– y brillantes investigadores con proyección internacional. Desde la química, la medicina, la biología y la neurociencia han emprendido proyectos que buscan mejorar la vida de las personas, y los han desarrollado con vistas hacia el mercado. Estos cinco jóvenes son algunas de las más recientes promesas de la innovación en España.

Darío García, el impresor de órganos

Con 23 años, este investigador es el más joven de los reseñados. Nació en Beniel (Murcia) y muy convencido decidió estudiar Biología en la Universidad de Murcia. “Quería contribuir a solucionar enfermedades desde la base, desde el punto de vista científico”, explica García a Sinc.

En la universidad fue donde empezó a interesarse por el cáncer. El impacto con el que golpea esta enfermedad a los pacientes le empujó a investigar los secretos de su complejidad celular y molecular.

Darío García reproduce en 3D órganos de pacientes enfermos con la misma textura y consistencia.

En Madrid hizo un máster de Investigación Técnica Aplicada a la Oncología, donde empezó a jugar con la tecnología de impresión 3D. Fue entonces cuando tuvo una idea innovadora, tanto que fue galardonado en 2015 por la Fundación Adecco con el Premio a la idea más brillante de 2015; y recientemente por Ashoka y Boheringer Ingelheim con el premio Making More Health, que reconoce proyectos novedosas en salud.

Este joven murciano ha diseñado una herramienta capaz de imprimir órganos en 3D de pacientes enfermos con cáncer con la misma consistencia y textura que los reales. “De esta forma, el cirujano dispone de una réplica exacta con la que puede simular y practicar la cirugía que va a realizar”, comenta García, socio fundador de Cella Medical Solutions.

Darío García imprime órganos en 3D de pacientes con cáncer para que el cirujano practique la operación que debe realizar

“Lo conseguimos gracias al diagnóstico por imagen del paciente. Con las imágenes que obtenemos por resonancia magnética, el TAC o ecografías, reconstruimos el órgano por ordenador y después lo imprimimos en 3D”, detalla el joven.

Ahora mismo están ultimando detalles y preparándose para la comercialización e implantación de su tecnología en el sistema sanitario público español, y disfrutando de los galardones que ha cosechado. “Los premios dan el respiro que los emprendedores tanto necesitamos, pero también son una inyección de moral y ánimo para seguir luchado e investigando”, defiende.

García prepara su doctorado en la Universidad Católica San Antonio de Murcia y asegura que quiere seguir involucrado en proyectos de investigación innovadores. “El I+D es esencial. Tener una figura sólida en propiedad intelectual es el futuro. Hay que cuidarlo y fomentarlo”, subraya García.

Cuando la investigación le da un respiro le gusta desconectar con sus amigos y familiares, y asegura que si tuviera más tiempo volvería a practicar el deporte que desde niño le apasiona: la vela.

Silvia Osuna, de los pinceles a los fármacos

Aunque le gustaba la pintura, esta joven, nacida en 1983 en Castellón de Ampurias (Girona), se decantó por la química. Fue premio extraordinario de doctorado en 2010. Durante su tesis, realizó dos estancias de investigación, una gracias a la beca Marie Curie que disfrutó en el laboratorio Houk de la Universidad de California (UCLA), en Los Ángeles (Estados Unidos), y otra en la Universidad Libre de Bruselas (VUB), en Bélgica.

“Ir al extranjero fue una experiencia muy enriquecedora y me ayudó a introducirme en el campo donde ahora trabajo, el diseño de enzimas”, declara la joven investigadora.

Silvia Osuna utiliza la química computacional para diseñar enzimas que abaraten los fármacos.

Obtuvo una ayuda del Programa Juan de la Cierva del Ministerio de Economía y Competitividad (MINECO) y desde mayo de 2016 está centrada en un proyecto Starting Grant del European Research Council, que desarrollará durante los próximos cinco años como investigadora del Programa Ramón y Cajal.

“El proyecto en el que estoy trabajando ahora consiste en usar la química computacional para diseñar enzimas que abaraten la producción de fármacos”, explica Osuna a Sinc.

Osuna defiende que la investigación no está valorada como se merece ni recibe la financiación adecuada

Lo consigue reemplazando los catalizadores industriales por enzimas. “Estas trabajan a temperatura ambiente y presión atmosférica, mientras que muchos de los catalizadores que se utilizan en la industria requieren presiones y temperaturas altas que suponen un gasto extra de energía”, explica.

Y todo lo hace desde el ordenador. “Simulamos las diferentes reacciones y el comportamiento de las enzimas con lo que se denomina química computacional”, comenta.

El avance le ha valido el Premio Fundación Princesa de Girona de 2016 en la categoría de investigación científica. Osuna considera que los premios que ha ido consiguiendo con esfuerzo no son solo importantes a nivel personal sino que “contribuyen a que la sociedad sea consciente de que en España se están emprendiendo proyectos científicos que tienen impacto a corto plazo”.

Defiende que la investigación no está valorada como se merece ni recibe la financiación adecuada. “Como la investigación te da resultados a largo plazo, da la sensación que es dinero que se gasta, pero realmente es dinero bien invertido”, subraya Osuna.

En su tiempo libre le gusta dedicarse a los pinceles y la paleta que nunca llegó a abandonar.

Pablo Pantaleoni te ayuda a cuidarte

El 5 de marzo de 1988, Barcelona vio nacer a este joven emprendedor. Amante de la comida, el deporte y los viajes, desde pequeño se ha empeñado en buscar caminos alternativos e innovar.

Pablo Pantaleoni fue incluido dentro de la Lista Forbes ‘30 under 30’ que reseña a los jóvenes más brillantes que han impactado al mundo con su investigación, innovación y frescura.

Pablo Pantaleoni es socio fundador de MedTep.

Estudió en la Escuela Suiza de Barcelona y en 2010 se licenció en Economía por la Universidad Pompeu Fabra, después de pasar un tiempo estudiando en el HEC Lausanne, en Suiza. Completó su formación estudiando Administración y Dirección de Empresas y un máster en Creación de Negocios de Internet en la Universidad Ramon Llull.

La mayor satisfacción para Pantaleoni es recibir los testimonios de agradecimiento de los pacientes

Ahora vive en California (EE UU) y es socio fundador de MedTep, una plataforma digital que permite a los médicos crear planes terapéuticos personalizados, y vigilar el seguimiento que los pacientes hacen de los tratamientos. Su herramienta pertenece hoy a Startup Health, la principal aceleradora del mundo en salud digital.

“El nombramiento es un reconocimiento a todo el equipo de Medtep. Supone una gran responsabilidad y a la vez un gran orgullo. Espero que sirva para abrir puertas a otros jóvenes emprendedores e investigadores”, declara Pantaleoni.

El joven barcelonés asegura que lo que más le satisface de su trabajo es recibir los testimonios de agradecimiento de los usuarios, la mayoría pacientes que han podido mejorar su calidad de vida gracias a esta plataforma.

Ahora se esfuerza a diario para aumentar el impacto de MedTep y seguir mejorando la salud de personas de todo el mundo

Luz Rello, la tecnóloga de la dislexia

Esta investigadora y emprendedora nacida en Sigüenza (Guadalajara) hace 31 años lucha cada día por solucionar un problema social: la dislexia. Asegura que descubrió a lo que quería dedicarse mientras forjaba su camino. “En bachillerato me fascinaba el lenguaje y en la carrera me atraía la inteligencia artificial. Así acabé mezclando mis dos pasiones, la informática y la lingüística”, declara Rello.

Se licenció en Lingüística por la Universidad Complutense de Madrid y fue Premio Nacional de Licenciatura. Tras realizar un máster en procesamiento de lenguajes naturales y tecnologías del lenguaje humano en Reino Unido, se doctoró por la Universidad Pompeu Fabra en Ciencias de la computación.

Luz Rello facilita la vida de personas con dislexia a través de las nuevas tecnologías. / Josep Losada

Ahora trabaja a caballo entre la investigación en la universidad Carnegie Mellon, en Pittsburgh (EEUU), y como fundadora de Change Dyslexia, una institución social que facilita la vida de personas con dislexia a través de las nuevas tecnologías.

El equipo de Change Dyslexia acaba de terminar la validación científica de Dytective, una aplicación que integra juegos lingüísticos para la detección precoz de la dislexia.

“Mi sueño es que ningún niño vuelva a pasarlo mal por causa de la dislexia”, dice Rello

“Mi sueño es que ningún niño vuelva a pasarlo mal por causa de la dislexia”, dice Rello.

Esta joven siente que sus triunfos no son solo suyos, sino del equipo con el que trabaja a diario. “Hemos ganado varios premios. Entre ellos, el Princesa de Girona en la categoría social, el de Innovadores menores de 35 de MIT Technology Review, y el European Young Researcher Award”, apunta.

Reconoce que estos premios son un impulso muy necesario para que proyectos como el suyo salgan a floten y tengan éxito. “Hacen que la investigación llegue a las personas”, sostiene Rello.

Entre la investigación y el emprendimiento social poco tiempo le queda para disfrutar de sus aficiones: cocinar y correr.

César Velasco, un epidemiólogo para la sociedad

Este madrileño de 1986, subdirector médico del Hospital Clínico de Zaragoza, también fue nombrado por la revista Forbes como uno de los jóvenes menores de 30 años más influyentes de Europa.

Estudió Medicina en la Universidad Autónoma de Madrid y en Barcelona se especializó en medicina preventiva y salud pública. Desde entonces no ha parado. Llenan su currículo un sinfín de estudios en universidades de todo el mundo y trabajos en diferentes instituciones, como consultor de la Organización Mundial de la Salud o miembro del Grupo de Expertos en Asesoramiento Estratégico sobre Inmunización contra el ébola (SAGE).

César Velasco es subdirector médico del Hospital Clínico de Zaragoza.

Durante el brote de ébola viajó a Sierra Leona como parte de la división creada por la OMS para contener la epidemia. “Quise ir para aprender e intentar aportar mis conocimientos”, declara Velasco, que, aunque inicialmente fue para tres semanas, acabó quedándose casi cuatro meses.

Allí ejerció de epidemiólogo. Gracias al esfuerzo de personas como él se consiguió romper el ciclo de transmisión del virus y controlar la crisis de ébola que azotaba con violencia a una población deprimida.

“Somos una generación que ha luchado para tener un currículo equiparable al de otros profesionales extranjeros”, reivindica Velasco

Velasco asegura con humildad que al viajar a estas áreas el riesgo es lo menos relevante. ”Hacer un trabajo de investigación con una misión específica es lo que de verdad importa, sea donde sea”, asevera el joven.

Este joven ha vivido en multitud de países de tres continentes diferentes: Mozambique, Reino Unido, México, EE UU, Suiza, Suecia y Sierra Leona. Dice sentirse europeo: “No priorizo unas ciudades sobre otras, sino los retos”.

El reconocimiento de la revista Forbes es un premio a su esfuerzo y a su fe por cambiar el mundo a través de la salud pública. “Son cosas puntuales que reconocen un esfuerzo, pero no solo mío, sino de toda una generación que ha luchado para tener un currículo equiparable al de otros profesionales extranjeros”, declara.

Recientemente, Velasco ha puesto en marcha un nuevo proyecto, Sisamat: “Es una iniciativa para conseguir que las empresas confíen en la responsabilidad social como una manera de entregarse al mundo y de hacer las cosas de una manera más ética y sostenible”.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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