Un grupo de investigadores de la Universidad de La Rioja integrado por el Dr. Javier Martínez Abaigar, la Dra. Encarnación Núñez Olivera, el Dr. Rafael Tomás Las Heras, Gabriel Fabón Anchelergues y Laura Monforte López, analiza los efectos que el aumento de radiación ultravioleta-B produce en las plantas con el fin de evaluar su capacidad bioindicadora.
Un trabajo desarrollado en la Universidad de La Rioja, concretamente por el grupo de investigación liderado por Javier Martínez Abaigar, se centra en la capacidad bioindicadora de los briófitos acuáticos, organismos que durante décadas se han revelado excelentes para detectar diversos tipos de contaminación y por su presencia en zonas de montaña. Los otros dos objetivos del trabajo son estudiar los mecanismos de protección de las plantas frente al exceso de radiación ultravioleta-B, evaluando sus posibles aplicaciones, y profundizar en los efectos que dicha radiación tiene sobre la biosfera.
Para seleccionar la especie y la técnica más adecuadas, los investigadores de la UR han recurrido a la experimentación de laboratorio y de campo. En el primer caso, se han expuesto las plantas a una dosis de radiación ultravioleta-B superior en un 20% a los niveles actuales, lo que reproduce las dosis naturales previstas para dentro de 20 años en función del debilitamiento progresivo de la capa de ozono. Hasta el momento, la especie más útil para el fin propuesto en el estudio es una pequeña hepática, la Jungermannia cordifolia.
Para evaluar la vitalidad de las plantas y su respuesta a la radiación ultravioleta-B, los expertos han ensayado diversas técnicas fisiológicas como fotosíntesis, fluorescencia de clorofilas, composición pigmentaria fotosintética, niveles de nutrientes minerales, producción de biomasa, daños en el ADN y concentración de proteínas, entre otras. Los daños en el ADN y el aumento en la síntesis de compuestos absorbentes de radiación ultravioleta-B exhibidos por algunas especies han resultado las más prometedoras. Aumentando la concentración de estos compuestos, las plantas son capaces de absorber dicha radiación, lo que evita que ésta tenga efectos nocivos sobre el aparato fotosintético, el metabolismo o el ADN.
El grupo de científicos de la UR ha identificado los compuestos protectores más importantes, como el ácido para-cumaroilmálico, un derivado fenólico de la hepática citada anteriormente. Una vez identificados puede estudiarse su posible aplicación, tanto en la bioindicación de la radiación ultravioleta-B como en la elaboración de cremas de protección solar. Por otro lado, ha comenzado también una línea de investigación acerca de los efectos de la radiación ultravioleta-B sobre variedades autóctonas de vid con el objetivo de evaluar su sensibilidad y predecir el efecto sobre ellas de un potencial aumento de dicha radiación.
Entre las numerosas actividades desarrolladas por este equipo se encuentra el convenio de colaboración con la Consejería de Turismo, Medio Ambiente y Política Territorial, en virtud del cual ha medido y puesto a disposición pública de los valores del Índice Ultravioleta (UVI) en Logroño, y diversas acciones divulgativas sobre el cambio climático y la radiación ultravioleta dirigidas a Institutos de Educación Secundaria de La Rioja, dentro de las actividades desarrolladas por la UR para estos centros educativos.