Un equipo internacional de científicos, con participación española, ha indagado sobre el tratamiento ritual de los cráneos con esqueleto facial mutilado en el Neolítica Pre-cerámico del sur de Siria, a partir de varios cráneos encontrados en el yacimiento de Tell Qarassa Norte.
Cráneos mutilados hallados en el yacimiento de Tell Qarassa Norte (Siria). Imagen: ULPGC.
El equipo del Instituto de Evolución en África que está excavando en la Garganta de Olduvai (Tanzania) ha descubierto los restos fósiles de un niño que vivió en este lugar hace 1,5 millones de años. Este individuo presenta una patología en sus huesos que se relaciona con la anemia, lo que apoya la hipótesis de que los ancestros humanos de cronologías muy antiguas ya dependían del consumo de carne para su supervivencia.
Una investigación de la Universitat Rovira i Virgili y el Instituto Catalán de Paleoecologia Humana y Evolución Social (IPHES) revela que los humanos del Paleolítico Superior reciclaban sus artefactos de piedra para nuevos usos. El estudio se basa en artefactos quemados hallados en el yacimiento de Molí del Salt en Tarragona.
El reciclaje pudo haber sido determinante en las poblaciones cazadoras y recolectoras del Paleolítico. En la fotografía, yacimiento Molí del Salt en Tarragona. Imagen: M. Vaquero et al.
Un estudio internacional en el que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha descubierto que los neandertales empleaban las alas de aves rapaces y córvidos para fines no alimenticios. Los investigadores creen que esta especie pudo haber usado las grandes plumas de estos animales como ornamentación, teoría que destierra la idea de que no poseían pensamiento simbólico y los acerca aún más al Homo sapiens.
Cráneo KNM-ER 1470 , descubierto en 1972, junto con la nueva mandíbula inferior KNM-ER 60000. Se cree que ambos pertenecen a la misma especie. La mandíbula inferior es una reconstrucción fotográfica, y el cráneo es una imagen de escáner. Imagen: Mike Hettwer (National Geographic Society)
Nuevos fósiles descubiertos al este del lago Turkana (Kenia) confirman la existencia de al menos dos especies adicionales del género Homo que habrían convivido con nuestros antepasados humanos directos, Homo erectus, hace casi dos millones de años. Los hallazgos aportan las primeras respuestas al largo debate que se inició con el cráneo encontrado en la misma zona hace ahora 40 años sobre la diversidad humana en el Pleistoceno.