El grupo de investigación botánica Biodiversidade e Conservación de Plantas Vasculares de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), coordinado por Santiago Ortiz, lleva años estudiando la flora amenazada en Galicia y en todo el Estado. Fruto de este estudio es el primer libro rojo de la flora vascular amenazada de España.
Temperaturas simuladas a 450 metros de profundidad.
Los niveles de la mayoría de los gases de efecto invernadero alcanzaron en 2008 las mayores cantidades hasta ahora nunca registradas desde la era preindustrial. Así lo confirma la última edición del Boletín de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) sobre los gases de efecto invernadero que será presentada en la XV reunión de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Copenhague (Dinamarca), y demuestra que desde 1750 la cantidad de estos gases ha aumentado un 38%.
Un equipo español de científicos, que estudia la deformación reciente y activa de la Cordillera Bética, ha demostrado que la actividad de las estructuras tectónicas menores cercanas a las fallas mayores en el sureste de la Península Ibérica atenúa parcialmente el riesgo sísmico.
Falla inversa y pliegue asociado de La Molata en Albox (Almería). Su desarrollo progresivo se deduce de la geometría y edad de los sedimentos deformados.
Localización de las fallas.
Emisiones de CO2 de la central térmica de Wuhan, en China.
Robert Williams no oculta su orgullo por el gran éxito que las actividades del Año Internacional de la Astronomía vienen cosechado a lo largo de todo el planeta Tierra. Este californiano preocupado por lograr que la ciencia sea parte imprescindible de la educación de los jóvenes se muestra convencido de que el gran mensaje de la astronomía es que “nos enseña que todos compartimos los mismos orígenes”.
Los planetas, con su cadenciosa danza orbital, condicionan la evolución de sus propias estrellas. Ahora un equipo de investigación sugiere por vez primera que son los responsables directos del eficiente consumo de litio en astros similares al sol. Este elemento químico, presente en el Universo desde los primeros instantes del Big Bang, es una prometedora pista para detectar sistemas planetarios semejantes al nuestro, y hallar nuevos reductos de vida. Sobre ello habla Garik Israelian, el científico del Instituto de Astrofísica de Canarias que ha liderado la reveladora investigación publicada la semana pasada en Nature.
Hace 100 millones años, el planeta era un lugar inhóspito y peligroso, habitado por temibles criaturas que hoy podrían convertir nuestros sueños en las más aterradoras pesadillas. En esa época, los dinosaurios no estaban solos; compartían su hábitat con cocodrilos gigantes que les acechaban. Ahora, el descubrimiento de los fósiles de cinco cocodrilos antiguos del Sáhara, tres de ellos nuevos para la ciencia, vuelve a despertar viejos fantasmas.