Una revisión de estudios sugiere que esta sustancia psicodélica podría tener efectos duraderos para tratar trastornos como el TOC y la dismorfia corporal. Los autores señalan que los prejuicios ante estas terapias dificultan la realización de ensayos clínicos.
La psilocibina es una sustancia alucinógena presente en algunos hongos y que, desde hace unos años, se estudia como posible tratamiento para trastornos como la ansiedad o la depresión.
Ahora, una revisión de estudios que se publica en la revista Psychedelics revela que también tiene potencial para tratar el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y afecciones relacionadas, como el trastorno dismórfico corporal. El trabajo, liderado por el Instituto Florey de Neurociencia y Salud Mental (Australia), incluyó tanto estudios como investigaciones preclínicas y ensayos con pacientes.
Aunque la evidencia es limitada, los autores opinan que demuestra que es una vía de investigación con gran potencial y deben hacerse estudios clínicos más amplios.
La psilocibina actúa principalmente influyendo en una parte del sistema serotoninérgico del cerebro, que ayuda a regular el estado de ánimo y los procesos cognitivos. En concreto, esta sustancia afecta a un tipo de receptor de células cerebrales llamado 5-HT2A, que interviene en la percepción y en la cognición.
Sin embargo, lo que la evidencia sugiere es que los efectos de la psilocibina son más complejos. Además de su acción sobre este receptor, estimula a las células cerebrales a formar nuevas conexiones y mejora la comunicación entre diferentes regiones del cerebro.
“Este proceso podría ayudar a ‘reiniciar’ los circuitos cerebrales que funcionan de forma anómala en el TOC”, subraya a SINC Julio Licinio, psiquiatra de la Universidad Estatal de Nueva York (EE UU) y autor del editorial que acompaña a la publicación.
En la revisión se examinaron 13 estudios, incluidos cuatro ensayos clínicos con pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo y trastorno dismórfico corporal, junto con nueve investigaciones preclínicas.
En el estudio más antiguo que se analizó, realizado en 2006, nueve pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo resistente al tratamiento recibieron dosis crecientes de psilocibina que oscilaban entre 25 y 300 microgramos por kilogramo. En los resultados, los autores vieron disminuciones notables en la gravedad de los síntomas y de forma rápida, entre cuatro y 24 horas después de tomar la dosis.
Un trabajo más reciente, de 2024, examinó los efectos de la psilocibina en 12 adultos con trastorno dismórfico corporal que no habían respondido adecuadamente al tratamiento que se usa frecuentemente, con inhibidores de la recaptación de serotonina, unos conocidos antidepresivos.
El trastorno dismórfico corporal, que se caracteriza por una preocupación angustiosa por defectos percibidos en la apariencia y comportamientos repetitivos, como mirarse al espejo y acicalarse en exceso, comparte características con el trastorno obsesivo-compulsivo, y por eso se clasifica dentro del mismo grupo diagnóstico.
Una sola dosis de 25 miligramos redujo significativamente la gravedad de los síntomas a la semana, y a las dos, tres, seis y doce semanas después de la administración.
Por otro lado, los estudios con animales, según la revisión, sugieren que la psilocibina puede inducir cambios neurobiológicos duraderos que normalizan los circuitos neuronales alterados en pacientes con comportamientos compulsivos.
El mecanismo exacto por el que ocurren estos cambios aún se desconoce, aunque los estudios sugieren que estaría relacionado con la plasticidad cerebral.
“Algunos estudios en animales muestran cambios estructurales en las neuronas que podrían explicar por qué los efectos positivos a veces continúan incluso después de que la droga haya abandonado el organismo, pero aún queda mucho por aprender sobre su funcionamiento exacto”, subraya Licinio.

Aunque los estudios clínicos actuales son pequeños y a veces tienen limitaciones, los resultados son consistentemente positivos

Según el psiquiatra, conjuntamente, los resultados de la revisión muestran que la psilocibina muestra “un potencial real” como nuevo tratamiento contra los comportamientos obsesivos compulsivos, aunque por el momento “los resultados en humanos no duran mucho tiempo”.
“Aunque los estudios clínicos actuales son pequeños y a veces tienen limitaciones, los resultados son consistentemente positivos, particularmente en la investigación con animales, y constituyen un argumento sólido para realizar ensayos clínicos más grandes y rigurosos”, opina Licinio.
Para el psiquiatra, los prejuicios y las estrictas regulaciones sobre los psicodélicos son dos factores que ralentizan esta escala a ensayos más grandes.
“El estigma negativo ha ralentizado y dificultado la realización de investigaciones de alta calidad sobre estas sustancias, debido a las regulaciones, los retos de financiación y las actitudes del público”, opina.

El estigma negativo ha ralentizado y dificultado la realización de investigaciones de alta calidad sobre la psilocibina

Los autores escriben en la revisión que esperan que, a medida que se realicen más estudios bien diseñados y se aclaren los beneficios de la psilocibina, estos obstáculos se reduzcan, lo que podría permitir que mejores tratamientos lleguen a más pacientes.
Referencia:
Gattuso et al. “Psilocybin's effects on obsessive-compulsive behaviors: A systematic review of preclinical and clinical evidence”. Psychedelics (2025).