Entre el 21 de marzo y el 1 de abril se reúne el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) para aprobar el estudio sobre medidas que frenen la crisis climática, en el que llevan trabajando tres años más de 200 autores y autoras. El texto, que corresponde a la tercera entrega del VI informe del grupo de expertos, se publicará el 4 de abril.
El análisis de los registros históricos de temperatura en la región del Gran Caribe, que incluye el Golfo de México, ha permitido detectar una tendencia ascendente de la temperatura del mar desde 1915 que está afectando al ecosistema de corales de la zona. De continuar este ritmo, los arrecifes podrían calentarse 1,5 °C de aquí a 2100, lo que compromete su supervivencia.
En unas tres cuartas partes de la Amazonia, la capacidad de recuperación de los bosques ante las perturbaciones ha disminuido desde principios de la década de 2000, lo que los científicos consideran una señal de alarma.
Un estudio, liderado por científicos españoles, demuestra que la relación entre evolución y cambio climático depende de la especialización ecológica de los animales. Los más generalistas resisten mejor a las alteraciones, mientras que los especialistas se ven muy afectados. Se trata del primer trabajo que incluye la totalidad de las especies de mamíferos terrestres, más de 5.000.
Hace una semana el IPCC publicó su sexto informe donde alertaba de que los impactos de la crisis climática son globales y más intensos de lo que se creía. Jofre Carnicer, uno de los autores españoles del trabajo, advierte que, para superar este reto “mayúsculo”, en los próximos 20 años se necesitan cambios no solo en los gobiernos, sino también en nuestros comportamientos de consumo, cultura y hábitos de vida.
Las consecuencias de la crisis climática ya se están sintiendo en todo el planeta y afectan a más de 3.300 millones de personas, incluso en países como España con olas de calor y sequías extremas. El mayor informe del IPCC sobre los impactos, la adaptación y la vulnerabilidad del cambio climático, publicado hoy con la participación de 270 autores de 67 países, urge actuar ante las crecientes amenazas climáticas que se están produciendo antes de lo esperado.
Un equipo de la Universidad de Washington vincula, por primera vez y de forma directa, la capacidad cognitiva de los pájaros con una respuesta física frente al calentamiento global. De esta forma, las aves migratorias norteamericanas con cerebros más pequeños son significativamente más débiles y ven reducido su tamaño ante el cambio climático.
Un estudio de la Estación Biológica de Doñana demuestra que, en los últimos 40 años, la abundancia de especies de aves que consumen frutos en esta zona ha disminuido. Además, estos animales muestran una peor condición física. Según los investigadores, esto se relaciona con el cambio de vegetación y de temperatura asociado a la crisis climática.
Unos se nutren gracias a los frutos y otras logran extenderse a otras regiones. La relación mutualista entre animales y plantas trae beneficios a ambos, pero si la biodiversidad animal desciende, la propagación de semillas podría disminuir hasta tal punto que muchas especies vegetales no podrán resistir la crisis climática.