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La lejana galaxia ID2299 está expulsando casi la mitad del gas que usa para formar estrellas a un ritmo sorprendente: unas 10.000 masas solares al año, según las observaciones del telescopio ALMA en Chile. Los astrónomos piensan que este espectacular evento lo desencadenó una colisión con otra galaxia, lo que hace replantear cómo estas dejan de formar estrellas y de dónde se emite el combustible para producir otras nuevas.
La Agencia Espacial Europea ha lanzado la tercera entrega de datos de la misión Gaia, con información sobre más de 1.800 millones de objetos del universo. El movimiento de estrellas hacia el anticentro de nuestra galaxia, situado en la dirección opuesta al centro, ha permitido indagar en el pasado de la Vía Láctea y su roce con la vecina Sagitario.
La escasez de materia oscura en la galaxia NGC1052-DF4 desconcertaba a los astrónomos, pero ahora investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias y otros centros internacionales han dado con el mecanismo que lo explica: mareas provocadas por la interacción gravitatoria con una galaxia cercana.
Con la ayuda de un radiotelescopio de la India, un equipo de astrónomos ha detectado por primera vez emisiones de hidrógeno atómico en galaxias que se crearon hace 8 millones de años, cerca del momento álgido en el ‘ensamblaje’ de este tipo de objetos. El hallazgo ayuda a entender por qué luego se redujo tanto la formación de estrellas, que usan ese hidrógeno, cada vez más escaso, como combustible.
Las observaciones con telescopios muestran que los cúmulos de galaxias tienen un número de pequeñas lentes gravitacionales diez veces mayor que lo que señalan las simulaciones. Por tanto, algo está fallando: o los métodos de simulación o las suposiciones de la cosmología estándar sobre la materia oscura que genera este fenómeno.
Con la ayuda del telescopio ALMA en Chile, un equipo de astrónomos ha observado una galaxia muy distante que es sorprendentemente parecida a la Vía Láctea. Se llama SPT0418-47 y su luz distorsionada, observada gracias a una lente gravitacional o ‘efecto lupa’ de otra galaxia cercana, ha tardado 12.000 millones de años en llegar hasta la Tierra.
Los astrofísicos del proyecto Sloan Digital Sky Survey (SDSS) han presentado, a través de más de 20 artículos científicos, las mediciones detalladas de más de dos millones de galaxias y cuásares. Los resultados cubren 11.000 millones de años de tiempo cósmico y llenan los vacíos más significativos en nuestra exploración de la historia del cosmos.
Los astrónomos la observaron entre 2001 y 2011 en la galaxia enana Kinman, pero cuando volvieron a intentarlo el año pasado ya no la encontraron. Se trataba de una estrella monstruosa e inestable que puede haber colapsado en un agujero negro sin producir una explosión de supernova, algo muy raro, aunque también puede haberse vuelto menos brillante y estar oculta detrás del polvo.
Científicos de la Universidad de Granada y otros centros europeos han presentado un modelo de evolución química de galaxias con el que se puede simular la interacción entre estrellas de diferente masa y metalicidad con el gas interestelar. De esta forma se puede calcular la evolución de las abundancias de los elementos químicos en la Vía Láctea.
Las galaxias más viejas del universo son también las más masivas, pudiendo alcanzar hasta cien veces la masa de la Vía Láctea. Ahora, investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias han comprobado que, a pesar de su edad, estas galaxias siguen formando estrellas. Eso sí, a un ritmo muy lento.