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El grupo de Paleoneurología del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana acaba de publicar un artículo sobre las variaciones y diferencias en los lóbulos parietales de once géneros de monos afroasiáticos, una parte de la anatomía cerebral que desempeña un papel fundamental en las capacidades ecológicas y cognitivas de una especie.
Un artículo de un paleoneurólogo del Centro Nacional de Investigación Sobre la Evolución Humana de Burgos evalúa las evidencias fósiles sobre los cambios cerebrales asociados a las áreas del lenguaje. El autor explica que muchas de estas áreas están sujetas a vínculos arquitectónicos del cráneo, por lo que no es posible establecer si se trata de cambios evolutivos asociados a variaciones de la organización del cerebro.
Un científico del Centro Nacional de Investigación de Evolución Humana, en Burgos, lidera tres estudios paleoneurológicos en los que se analizan los cráneos de Buia y Maba, encontrados en Eritrea y China, respectivamente, así como el estudio anatómico del parietal de Homo antecessor, hallado en España.
El paleoneurólogo del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, Emiliano Bruner, confirma en su último trabajo que el mayor tamaño del precúneo en los Homo sapiens es una de las diferencias más evidentes respecto al cerebro de los chimpancés. Esta es una de las áreas más variables entre individuos adultos, esencial para la integración visoespacial, que coordina las relaciones entre cerebro, cuerpo y ambiente.
Un estudio internacional, dirigido por el paleoneurólogo Emiliano Bruner del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, recoge las relaciones entre craneología funcional y áreas parietales y establece que el cerebro moldea la forma del cráneo, pero no tanto la extensión de sus huesos. Según el equipo de investigación, a lo largo del desarrollo craneal los lóbulos parietales se "mueven" bajo los huesos de forma independiente.
Un estudio publicado en la revista Neuroscience evidencia que la variabilidad neuroanatómica entre los adultos se debe a un aumento de su volumen y que las diferencias están asociadas a variaciones de la superficie de la corteza cerebral.
Un equipo de científicos liderado por el CENIEH publica esta semana un artículo de síntesis sobre la morfología cerebral de más de veinte individuos de Homo erectus. La variación de tamaño es el único factor de diversidad.
Científicos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, en Burgos, y del Instituto de Paleoecología Humana y Evolución Social, de Tarragona,han llevado a cabo un estudio que indica que la utilización de la boca para la manipulación de objetos por parte de los neandertales puede deberse a una capacidad limitada de integración entre cuerpo y cerebro, en particular para aquella funciones de coordinación visuo-espacial asociadas a las áreas parietales.
El estudio de las relaciones anatómicas y evolutivas entre cráneo y cerebro evidencia problemas estructurales asociados al gran tamaño de nuestro encéfalo. La relación entre el cerebro y los huesos de la cara a lo largo de la evolución humana pudo causar defectos como la miopía; y los cambios en las áreas parietales pueden habernos hecho más vulnerables a enfermedades neurodegenerativas.
El paleoneurólogo Emiliano Bruner, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, participa en un proyecto internacional sobre las capacidades cognitivas de sapiens y neandertales, que estudia la relación cerebro y cráneo en estos homínidos.