El viento solar ha barrido la atmósfera de Marte, transformando un mundo templado y húmedo que pudo albergar vida en el pasado en otro desértico y frío, como el que se observa hoy en día. Así lo revelan las mediciones del gas argón registradas por la nave MAVEN en la atmósfera del planeta rojo.
Un estudio internacional, liderado por la Universidad de Jaén, ha permitido el estudio mediante espectroscopía de microondas del perfil conformacional de las moléculas del óxido de limoneno, un compuesto terpénico de una alta flexibilidad estructural con un importante interés desde el punto de vista biológico y atmosférico.
El rover Curiosity de la NASA ha encontrado sedimentos en Marte asociados a un lago de agua líquida de hace 3.500 millones de años. Sin embargo, la ausencia de carbonatos indica que la atmósfera marciana primitiva tenía unos niveles de CO2 tan bajos que el agua debería estar congelada. Los científicos buscan ahora posibles explicaciones a este misterio.
Científicos japoneses han descubierto una enorme estructura arqueada e inmóvil sobre la atmósfera de Venus con la ayuda de la sonda Akatsuki. Los investigadores creen que se podría generar en zonas atmosféricas más bajas por la presencia de sistemas montañosos.
Los vientos de la la gran corriente en chorro que circula por la atmósfera ecuatorial de Saturno alcanzan velocidades de 1.100 km/h en zona alta pero llegan hasta los 1.650 km/h a unos 150 km de profundidad. Es uno de los nuevos y valiosos datos que han conseguido investigadores de la Universidad del País Vasco tras analizar la estructura de la potente corriente del gigante gaseoso con la ayuda del telescopio espacial Hubble.
La tenue atmósfera de dióxido de azufre de la luna Ío se congela y condensa sobre su superficie cuando Júpiter pasa por delante del Sol, pero luego esa capa gaseosa vuelve a aparecer cuando el satélite sale de la sombra del planeta gigante. Investigadores del Instituto de Astrofísica de Andalucía y otros centros internacionales lo acaban de descubrir con las observaciones del telescopio Gemini.
Las plantas pueden crecer más rápido a medida que aumentan las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera, pero solo si tienen suficiente nitrógeno o si se asocian con hongos que las ayudan a conseguirlo, según una nueva investigación publicada en la revista Science, liderada por un español en Londres.
Las condiciones del clima no contaminado de la época preindustrial pudieron ser más nubosas de lo que se pensaba hasta ahora, según los datos del experimento CLOUD del CERN. Los resultados revelan que los llamados vapores biogénicos emitidos por los árboles son claves en el crecimiento de las partículas (aerosoles) hacia tamaños donde pueden generar nubes.