En su selección anual, la revista británica ha incluido a cuatro hombres y cinco mujeres que han marcado hitos en ámbitos que van desde la salud pública y la biomedicina hasta la exploración del océano profundo y la IA. En esta edición también aparece un niño cuya recuperación, gracias a una terapia genética personalizada, supone un avance sin precedentes en la medicina de precisión.
La revista Nature publica hoy su lista anual de diez figuras clave en algunas de las historias científicas más destacadas de 2025. El reconocimiento celebra la exploración de nuevas fronteras, el avance de prometedoras terapias médicas, la defensa de la integridad científica y la labor de quienes impulsan políticas globales capaces de salvar vidas.
Para Brendan Maher, editor de la revista, la clasificación pone el foco en personas dedicadas a comprender y, en muchos casos, proteger el mundo natural, razón por la cual forman parte de Nature’s 10 este año.
Susan Monarez. / Alyssa Schukar for Nature
Defensora de la salud pública
Al asumir la dirección de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE UU, Susan Monarez generó alivio entre muchos investigadores. Microbióloga e inmunóloga con casi dos décadas de servicio público, su nombramiento fue recibido con sorpresa precisamente por ser una elección técnica y no polémica. Pero apenas un mes después de tomar el cargo, fue destituida.
Monarez denunció que fue destituida por negarse a comprometer la integridad científica del organismo, tras rechazar órdenes para cesar a científicos del CDC y para aprobar recomendaciones de vacunación sin datos suficientes. Su salida provocó dimisiones en cadena y expuso tensiones internas en la administración estadounidense, que ha impulsado recortes, despidos y cancelaciones de financiación científica.
A pesar de la crisis, Monarez mantiene su convicción de que el CDC no debe ceder a presiones políticas. Defendió una agenda basada en datos y en mejorar la capacidad del organismo para adaptar recomendaciones a cada territorio. “Nunca comprometes tu integridad moral y científica”, afirmó, dejando un mensaje para quien la sustituya: el CDC es demasiado importante como para rendirse.
Achal Agrawal. / Bhumika Bhatia for Nature
Vigilante de las retractaciones científicas
El matemático indio Achal Agrawal inició su cruzada por la integridad académica tras descubrir que estudiantes utilizaban programas para parafrasear artículos con el fin de sortear los controles de plagio. Aquel episodio, en 2022, lo convenció de que el problema estaba profundamente arraigado. Renunció a su puesto universitario para dedicarse a investigarlo a tiempo completo.
Desde entonces ha impulsado India Research Watch, una comunidad que analiza malas prácticas, recopila retractaciones y recibe denuncias anónimas. Su trabajo contribuyó a un cambio histórico en el sistema de evaluación de universidades indias: ahora se penaliza a las instituciones con altos niveles de artículos retractados, un giro que pretende desincentivar la producción masiva sin calidad.
El coste personal ha sido elevado: Agrawal enfrenta dificultades laborales y un proceso judicial, pero continúa organizando talleres y defendiendo que la limpieza del ecosistema científico requiere persistencia. Su trabajo ha resonado también fuera de India, alentando a otros investigadores a detectar patrones de fraude y malas prácticas.
Tony Tyson. / Rocco Ceselin for Nature
El pionero del gran telescopio Rubin
Tony Tyson vio cumplido un sueño de más de 30 años cuando el nuevo Observatorio Vera Rubin, en Chile, captó sus primeras imágenes: miles de galaxias enfocadas con una nitidez sin precedentes. El físico de la Universidad de California en Davis fue el visionario que concibió este proyecto gigante, dotado de la cámara digital más grande del mundo.
El observatorio, ágil pese a sus 350 toneladas, realizará un vídeo continuo del cielo austral, detectará supernovas, mapeará la materia oscura y buscará asteroides peligrosos para la Tierra. Fue un proyecto de alto riesgo, costoso e innovador, que solo avanzó gracias a la persistencia de Tyson ante las dudas iniciales de la comunidad.
Su carrera siempre estuvo marcada por ideas ambiciosas: desde sus primeros experimentos con sensores CCD —que revolucionaron la astronomía— hasta su participación en el hallazgo de la energía oscura. A los 85 años, sigue afinando el telescopio con el que espera desentrañar la estructura del cosmos… y quizá revelar fenómenos que aún no imaginamos.
Precious Matsoso. / Chris de Beer-Procter for Nature.
La negociadora del primer tratado pandémico
El 16 de abril de 2025, en Ginebra, los países de la OMS alcanzaron un acuerdo histórico: el primer tratado mundial sobre pandemias. Tras más de tres años de negociaciones tensas, la arquitecta del consenso fue Precious Matsoso, experta sudafricana en salud global y copresidenta del proceso.
El mayor reto fue corregir las desigualdades evidenciadas por la covid-19: la circulación de datos y muestras funcionó, pero los beneficios —fármacos y vacunas— no se distribuyeron equitativamente. Con firmeza, creatividad e incluso canciones para rebajar tensiones, Matsoso logró que los países cedieran y encontraran fórmulas de compromiso.
Aún quedan desafíos: la ratificación del tratado por 60 países y la resolución de controversias sobre acceso a patógenos y reparto de beneficios. Pero Matsoso defiende que se lograron avances vitales, como acuerdos para transferir tecnología a países de bajos ingresos. Su esperanza es que, cuando llegue la próxima crisis, el mundo esté mejor preparado.
Sarah Tabrizi. / Jessica Hallett & Nature
La estratega contra el Huntington
En septiembre, Sarah Tabrizi vio por primera vez datos que el campo llevaba décadas esperando: evidencia de que una terapia génica podía ralentizar el avance del Huntington. El tratamiento AMT-130, basado en un virus que apaga la producción de la proteína tóxica, redujo el deterioro clínico en un 75 % en pacientes tratados con dosis altas.
Para la directora del centro de Huntington en University College London, los resultados confirmaron que aún hay una ventana terapéutica incluso después de la aparición de síntomas. El hallazgo supone un impulso enorme para un campo que ha sufrido reveses dolorosos, como la fallida terapia tominersen, cuyos resultados Tabrizi tuvo que explicar a cientos de familias.
Además de liderar múltiples ensayos, Tabrizi trabaja en prevenir la enfermedad antes de que aparezca. Dirige un vasto estudio en jóvenes portadores de la mutación que ya muestra cambios cerebrales tempranos, lo que podría justificar intervenir años antes. Su ambición final: impedir que la enfermedad llegue a manifestarse.
Mengran Du. / Billy H.C. Kwok for Nature
Exploradora del abismo oceánico
A bordo del sumergible Fendouzhe, a más de 9 kilómetros de profundidad, Mengran Du contempló un ecosistema jamás visto: gusanos rojos, caracoles y otros animales que prosperan en la oscuridad total gracias a compuestos químicos que emergen del fondo marino. Era el ecosistema animal más profundo registrado en la Tierra.
Geocientífica del Instituto de Ciencias y Tecnologías del Mar Profundo de la Academia China de Ciencias, Du identificó especies directamente en el fondo, una habilidad crucial para guiar la investigación en un entorno extremo. Su descubrimiento llevó a replantear la expedición para explorar más puntos, hallando ecosistemas similares en otras fosas oceánicas.
Los resultados apuntan a un corredor global de vida basada en la quimiosíntesis, lo que sugiere que estos entornos tienen un papel mayor del que se pensaba en las redes tróficas profundas. Du quiere volver cuanto antes a esos mundos oscuros. Para ella, el sumergible es “una máquina del tiempo” que abre puertas a realidades totalmente nuevas.
Luciano Moreira. / Gabriela Portilho for Nature.
El gran criador de mosquitos contra el dengue
En una fábrica gigantesca de Curitiba (Brasil), Luciano Moreira supervisa la producción de 80 millones de huevos de mosquito por semana. Allí se crían Aedes aegypti infectados con Wolbachia, una bacteria que reduce drásticamente la transmisión del dengue. Brasil ha adoptado oficialmente esta estrategia como medida nacional de salud pública.
Moreira comenzó fabricando mosquitos casi de manera artesanal, pero su trabajo científico —que demostró que Wolbachia bloquea la transmisión de varios virus— y su capacidad para convencer a autoridades sanitarias impulsaron una expansión colosal. En ciudades como Niterói, los casos de dengue descendieron hasta un 89 %.
Ahora dirige Wolbito do Brasil, la empresa que produce los insectos para su liberación masiva. Con un objetivo anual de 5 000 millones de mosquitos y un equipo creciente, Moreira concentra esfuerzos en su país, uno de los más afectados por el dengue. Para él, cada técnico de la fábrica multiplica su compromiso con la salud pública.
Liang Wenfeng, creador de la IA de DeepSeek. / X
El disruptor chino de la inteligencia artificial
En enero, la empresa china DeepSeek sacudió el sector de la IA al lanzar R1, un modelo de razonamiento potente, barato y de pesos abiertos. Detrás del proyecto está Liang Wenfeng, un exanalista financiero que hizo fortuna aplicando algoritmos bursátiles antes de fundar la compañía en 2023.
R1 iguala en muchas tareas a los modelos líderes de EE UU, pero su entrenamiento costó diez veces menos que el de algunos competidores. Además, DeepSeek publicó su método completo, convirtiendo el modelo en un recurso global para investigadores y estimulando a otras empresas a seguir el camino del código abierto.
Liang acumuló durante una década 10 000 GPUs para investigar IA incluso antes de las restricciones de exportación estadounidenses. Su empresa opera con jerarquías mínimas y apuesta por el talento joven. En China, sus modelos ya gestionan servicios públicos y son usados por millones de personas a diario. El mundo espera ahora el R2, presumiblemente también abierto.
Yifat Merbl. / Daniel Rolider for Nature.
Yifat Merbl
La cazadora de péptidos inmunes
Mientras estudiaba los desechos celulares generados por los proteasomas, Yifat Merbl descubrió algo insospechado: un arsenal de péptidos con funciones antimicrobianas que constituyen un nuevo frente del sistema inmunitario. Son fragmentos resultantes de la degradación de proteínas ordinarias, no especializadas.
El hallazgo se produjo gracias a análisis masivos de péptidos producidos por proteasomas con diferentes “tapas” reguladoras. En células infectadas, el proteasoma cambia su configuración para favorecer la producción de fragmentos capaces de destruir bacterias, un mecanismo de defensa independiente de la activación clásica del sistema inmune.
Esta bióloga de sistemas trabaja en el Instituto Weizmann de Ciencias en Rehovot, Israel, continúa explorando la enorme variedad de péptidos que puede generar el organismo. Su trabajo demuestra que una sola proteína puede adquirir múltiples funciones, y su equipo cree que solo han arañado la superficie de este universo molecular.
El bebé que abrió una nueva era de la edición genética
KJ Muldoon. / Children's Hospital of Philadelphia
KJ Muldoon nació en 2024 con una enfermedad genética ultra rara, la deficiencia de CPS1, que impide procesar proteínas y acumula amoníaco de forma letal. Su caso inspiró el primer tratamiento de edición genética CRISPR totalmente personalizado, diseñado para corregir un único error en su ADN.
Un equipo de médicos y científicos de Filadelfia y Pensilvania desarrolló en tiempo récord —seis meses— una terapia de base editing adaptada exclusivamente a su mutación. KJ recibió tres infusiones en febrero de 2025, con las que mejoró su capacidad para tolerar proteínas y estabilizar los niveles de amoníaco.
Varias empresas de biotecnología trabajaron sin descanso para fabricar los componentes de edición genética necesarios para tratar a KJ. “Calculamos que nos llevaría 18 meses” afirma Sandy Ottensmann, vicepresidenta de Integrated DNA Technologies en Coralville,Iowa. “Lo conseguimos en seis”.
Tras pasar 307 días hospitalizado, KJ volvió a casa en junio. Su progreso plantea un reto mayor: cómo hacer accesibles terapias extremadamente personalizadas en un sector donde los costes son enormes y la inversión es incierta. Pero su caso ha reavivado programas destinados a llevar la medicina genética de precisión a más niños.