Es tentador utilizar generalizaciones a gran escala para referirse a una realidad como el calentamiento de los océanos, pero la naturaleza no entiende de promedios. Investigadores de la Universidad de Oviedo han analizado los datos obtenidos por boyas y satélites en todo el mundo durante 30 años, y por primera vez han tenido en cuenta variables especialmente relacionadas con el impacto del cambio climático en los organismos marinos.
La única reunión que el Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de la Organización de Naciones Unidas (ONU) celebrará en Europa para la elaboración de su próximo informe de evaluación sobre mitigación del cambio climático tendrá lugar en Vigo (Pontevedra) entre el 3 y el 9 de noviembre y reunirá a 300 científicos de todo el mundo.
Un estudio internacional de científicos demuestra que a lo largo del siglo XXI las aguas entre los 200 y 500 metros de profundidad alrededor de las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida se calentarán entre 1,7 y 2 ºC, y 0,5 y 0,6 ºC, respectivamente. Este calentamiento proyectado por los investigadores acelerará la pérdida de hielo y el nivel del mar aumentará en un metro de forma global a finales de siglo.
Un estudio sobre la gaviota tridáctila (Rissa tridactyla) en el Ártico revela por primera vez los movimientos migratorios de esta especie y analiza su capacidad de respuesta a los cambios ambientales. Esta ave es una de las especies marinas más emblemáticas de las latitudes árticas y todo apunta a que el aumento de las temperaturas en el polo norte durante las próximas décadas tendrá un grave impacto sobre su población.
Un estudio canadiense, publicado en Nature Geoscience, cuestiona la eficacia de plantar bosques en terrenos ocupados por áreas de cultivo para luchar contra el cambio climático, porque las temperaturas registran descensos “poco significativos”. Sin embargo, en los trópicos el calentamiento disminuye más, comparado con las zonas nórdicas y boreales.
Un estudio norteamericano, publicado en la revista Science, revela que las zonas de los océanos Índico y Pacífico con menos oxígeno pueden expandir y reducir sus reservas en los próximos años. Los investigadores han descubierto que el cambio climático, y la consecuente generación de bacterias, son los responsables de estas alteraciones, que podrían repercutir en la cantidad de nutrientes básicos de las aguas oceánicas.
Conjunto de alerces subalpinos (Larix lyallii) situados cerca del pico Oval, en el lago Chelan-Sawtooth Wilderness (Washington).
Varias especies de fitoplancton poseen capacidad genética diferente para adaptarse al cambio climático. Así lo confirma un equipo de investigación español que señala también que, a finales del siglo XXI, las especies que proliferan en mar abierto serán más vulnerables al incremento de la temperatura del agua. Las que se mueven en aguas continentales serán más resistentes.