No podrás conectarte si excedes diez intentos fallidos.
La Agencia SINC ofrece servicios diferentes dependiendo de tu perfil.
Selecciona el tuyo:
Licencia Creative Commons 4.0
No podrás conectarte si excedes diez intentos fallidos.
La Agencia SINC ofrece servicios diferentes dependiendo de tu perfil.
Selecciona el tuyo:
La persecución ilegal de elefantes, rinocerontes o jirafas en África puede fomentar el comercio de buitres africanos, que mueren masivamente envenenados por los cazadores para que no les delaten. Las partes recuperadas de estos carroñeros en peligro de extinción son así cada vez más usadas en la medicina tradicional africana.
No quiere ser considerado activista, sino científico. Así se define el oceanógrafo Gilles Boeuf, quien no concibe ecologismo sin feminismo y piensa que las nuevas generaciones desean vivir con mesura. Aprovechamos su paso por Madrid para hablar sobre los grandes retos a los que se enfrenta la pérdida de biodiversidad actual.
Los cazadores prenden fuego al tronco donde se refugiaba un pangolín, incapaces de sacarlo. Asfixiado y agotado, este pequeño animal se rinde y su final es inminente y atroz. Las imágenes, grabadas con un móvil, han permitido a científicos de la Universidad de Oxford analizar las técnicas de caza ilegal de este mamífero, protagonista del #Cienciaalobestia y perseguido por sus escamas para la medicina tradicional asiática.
La muerte de una madre o de la matriarca es un acontecimiento dramático, pero la desventura de las crías de elefante no termina con esa pérdida. Cuando la tragedia es consecuencia de la caza furtiva, los jóvenes paquidermos, protagonistas de #Cienciaalobestia, suelen alejarse de su lugar de residencia para evitar las amenazas de los cazadores y asegurarse el suministro de alimentos.
Los equipos de monitorización de seísmos son capaces de percibir las vibraciones del suelo que producen los elefantes al caminar o vocalizar. Un nuevo estudio sugiere que con este sistema se podrían detectar los cambios en el comportamiento de los paquidermos ante un peligro para combatir a sus cazadores.
El análisis de 231 colmillos de elefante incautados ha confirmado lo que muchos sospechaban: el comercio prohibido del marfil se nutre casi exclusivamente de animales asesinados en los tres años anteriores –a veces incluso antes– a su incautación. El estudio, el primero de este tipo, confirma la expansión de la caza furtiva y niega que los colmillos procedan de las reservas antiguas almacenadas por gobiernos corruptos.
El elefante africano de sabana y el de bosque están amenazados por el tráfico ilegal de marfil, que ha reducido sus poblaciones en un 60%. Un equipo cientiífico internacional ha calculado que el daño económíco producido por la matanza de estos mamíferos asciende a unos 23 millones de euros anuales en ingresos turísticos. Para los científicos, el ecoturismo y la conservación son alternativas económicas viables.
De 2010 a 2012, unos 100.000 elefantes africanos han muerto a manos de cazadores furtivos. Por el tamaño de sus colmillos son los ejemplares más grandes y viejos los primeros en caer, en la mayoría de los casos, hembras, al tratarse de sociedades matriarcales. Pero a pesar de la pérdida del 70% de individuos en Kenia, un equipo de científicos estadounidenses demuestra, tras 16 años de estudio, que las hijas toman el relevo de sus madres en los grupos de elefantes para reestructurarse y mantener sus lazos sociales.
Una cría de elefante queda huérfana tras la muerte de su madre. Cada año, 50.000 elefantes mueren en África por el comercio ilegal de marfil. / Shivani Bhalia (Save the Elephants)