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El científico británico y su equipo idearon la técnica pionera que llevó al nacimiento de la famosa oveja, el 5 de julio de 1996, y revolucionaron el campo de la clonación genética.
Neurocientíficos chinos han logrado clonar por primera vez a un primate con la misma técnica que se empleó para la oveja Dolly: la transferencia nuclear de células somáticas. Como resultado han nacido Zhong Zhong y Hua Hua, dos pequeños macacos que todavía toman el biberón y juguetean en el laboratorio.
Debbie, Denise, Dianna y Daisy ya tienen nueve años. Son clones idénticos a Dolly, el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta, que murió de forma prematura a los seis años de edad. Desde entonces, la sombra de la duda planeaba sobre la técnica que la trajo al mundo. Ahora, los científicos descartan que su muerte estuviera relacionada con la clonación.
El periodista Juan Scaliter cuestiona en su último libro, Exploradores del futuro, “cómo la ciencia del mañana traspasará las barreras de lo que imaginamos hoy”. Dice sentirse raro al otro lado, el del entrevistado, y de hecho es él quien plantea muchas preguntas aún sin respuesta.
Canvax Biotech, una empresa del Parque Científico Tecnológico de Córdoba, desarrolla una nueva versión de su sistema de clonación de ADN que presenta importantes avances y mejoras sobre el producto original.
Conseguir células madre embrionarias que fueran capaces de transformarse en cualquier tipo de célula –y por lo tanto regenerar tejidos y órganos– ha sido un reto científico en los últimos años. Hasta ahora, ya que un equipo de científicos estadounidenses, con participación de una investigadora española, ha logrado generar células madre con el mismo ADN que un adulto –clonadas–, que luego podrían utilizarse con fines terapéuticos.
Una extraña euforia marcó el 5 de julio de 1996: nacía Dolly, el primer mamífero clonado. La oveja escocesa abrió la posibilidad de tratar enfermedades gracias al poder de las células madre embrionarias y despertó un controvertido debate ético con implicaciones legales. Hoy, 15 años después de Dolly, los escollos morales –no los técnicos– se salvan con la nueva técnica de reprogramación celular, mientras la medicina regenerativa sigue soñando con fabricar tejidos y órganos a medida.