Científicos del Instituto de Neurociencias de Castilla y León (INCYL) han dado un paso importante para modular el dolor. Un trabajo con roedores modificados genéticamente confirma la implicación de ciertas proteínas en la sensibilidad y abre la puerta a tratamientos frente al dolor crónico.
Manuel Arruebo, de la Universidad de Zaragoza, se ha puesto manos a la obra para desarrollar una nueva tecnología de nanopartículas inyectables y biodegradables que se activarán con un puntero láser y suministrarán a demanda fármacos anestésicos contra el dolor ciático y de articulaciones. Cuenta con la financiación del Consejo Europeo de Investigación.
El 17% de la población española sufre dolor crónico y esto representa un coste aproximado del 2,5% del PIB. La Unidad de Dolor Crónico del Hospital Universitario de Bellvitge ha implantado una nueva técnica en el tratamiento del dolor neuropático complejo de manera no invasiva y reversible.