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El laboratorio europeo CERN y el Fermilab de EE UU avanzan hacia la construcción de DUNE, un experimento para desvelar los secretos de los neutrinos. Estas partículas elementales, las más abundantes y misteriosas del universo, pueden tener la respuesta a las principales cuestiones de la física.
Después de décadas buscando dónde nacen los neutrinos y los rayos cósmicos más energéticos del universo, los científicos han encontrado por fin un objeto que los produce: un blazar, una gigantesca galaxia con un agujero negro y un chorro de partículas apuntando directamente hacia la Tierra. El hallazgo se ha realizado en el observatorio IceCube de la Antártida, en colaboración con telescopios de todo el mundo, como MAGIC en Canarias.
Tras nueve años de recogida de datos, el telescopio submarino ANTARES ha registrado los neutrinos cósmicos que interaccionan en el agua y la roca del fondo, una información muy útil para comprender mejor las características de estas esquivas partículas procedentes de lejanas fuentes astrofísicas. La Sociedad Astronómica Estadounidense ha destacado este estudio internacional, en el que participa la Universidad de Granada.
Como cada año, la revista Science ha elegido los descubrimientos y novedades más importantes en ciencia de los últimos doce meses. La detección de ondas gravitacionales y radiación por la fusión de dos estrellas encabeza la lista de 2017, donde también figura una nueva especie de orangután, la criomicroscopía electrónica, los avances en la edición genómica y la lucha contra el cáncer, así como un diminuto detector de neutrinos y los primeros fósiles de Homo sapiens.
La colaboración internacional T2K, que lanza haces de neutrinos o antineutrinos entre dos laboratorios japoneses separados casi 300 km, ha presentado una nueva medida que refuerza la posibilidad de que la simetría entre la materia y la antimateria puede ser violada en la oscilación de estas partículas. Sus experimentos sobre la llamada violación CP o de carga-paridad sugieren que existe una diferencia entre las probabilidades de oscilación de neutrinos y antineutrinos.
Hace más de 40 años se predijo que los neutrinos, unas partículas sin carga y apenas masa, podrían interaccionar con el núcleo atómico completo, en lugar de solo con los neutrones y los protones por separado. Ahora un grupo internacional de investigadores lo ha confirmado experimentalmente en el Laboratorio Nacional de Oak Ridge (EE UU) con el detector de neutrinos más pequeño del mundo.
Una ceremonia celebrada el viernes en Dakota del Sur en EE UU marca el inicio de la excavación de la instalación que albergará LBNF/DUNE, el mayor experimento sobre neutrinos de EE UU. Cuatro instituciones científicas españolas participan en el proyecto para estudiar a fondo esta elusiva partícula elemental.
Quédense con este nombre: desintegración doble beta sin neutrinos. Físicos de todo el mundo tratan de descubrirla, y si la encuentran, además de llevarse el Premio Nobel, podrían explicar por qué en nuestro universo ha triunfado la materia frente a la antimateria. Ahora científicos del experimento GERDA acaban de actualizarlo para afinar la búsqueda de esta desintegración con una sensibilidad sin precedentes.
Cada siglo ocurren en nuestra galaxia tan solo tres o cuatro supernovas, eventos superenergéticos en los que se disparan neutrinos a la velocidad de la luz. En el detector Super-Kamiokande de Japón se ha instalado un sistema informático para vigilar en tiempo real y avisar a la comunidad científica de la llegada de estas misteriosas partículas, que pueden ofrecer información crucial sobre el colapso de las estrellas y la formación de agujeros negros.
Los físicos llevan años tratando de encontrar neutrinos estériles, unas partículas hipotéticas que solo interaccionarían con otras a través de la gravedad, pero la búsqueda puede ser infructuosa. Los últimos datos recogidos por el experimento IceCube en la Antártida indican que, con una probabilidad del 99%, esas misteriosas partículas no existen.