El orden climático de la Tierra puede verse alterado con el debilitamiento de los flujos marinos que transportan agua caliente hacia el norte. Aunque el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático considera improbable un declive completo para este siglo, un estudio de investigadores daneses ha encontrado señales de alerta temprana de una transición crítica.
Un estudio con participación española, liderado por BirdLife International, señala al mar Mediterráneo y al mar Negro como las zonas del planeta en las que los petreles y las pardelas, uno de los grupos de aves marinas más amenazados, se enfrentan a un mayor riesgo de ingerir plásticos. Los resultados ponen de relieve la necesidad de mejorar la cooperación mundial para frenar este grave tipo de contaminación, cada vez más abundante.
Un grupo internacional de científicos revela cómo los microorganismos en la zona mesopelágica, incluso bajo la capa de hielo de la Antártida, tienen la capacidad de utilizar compuestos de azufre inorgánico como única fuente de energía para capturar dióxido de carbono. El artículo que se publica en Nature Microbiology aporta nueva información sobre el proceso de fijación de carbono en capas adonde no llega la luz solar.
Investigadores españoles han cartografiado y evaluado económicamente las reservas de carbono azul y el CO2 secuestrado por los sebadales de las Islas Canarias. Los resultados apuntan a que sus existencias están en descenso y que, si se sigue la tendencia actual, el coste en daños futuros se estima en 126 millones de euros.
Durante la era Messiniense y obturado el estrecho de Gibraltar, el mar Mediterráneo se evaporó casi por completo, hasta convertirse en un lago salado al que los ríos apenas podían regar. Ahora se conocen nuevos datos de la abrupta inundación que volvió a convertirlo en mar.
Una investigación en la que participa la Universidad Autónoma de Barcelona ha reconstruido en alta definición la contaminación de este tipo que sufre el mar Mediterráneo.
Un equipo científico internacional ha realizado la primera reconstrucción tridimensional del tiburón gigante extinto Otodus megalodon. El trabajo indica que el antiguo leviatán viajaba por el océano en migraciones prolongadas, a velocidades más rápidas que las especies de tiburones modernas. Su gran tamaño, de unos 16 metros, le permitía devorar enormes presas, que le daban energía durante meses.
La caída de las coladas al mar en La Palma ha impactado sobre todo a los organismos que viven fijos en el fondo oceánico, mientras que los peces evitan la zona. Los expertos esperan que la catástrofe tenga efectos localizados y de menor impacto que la erupción submarina que tuvo lugar en El Hierro en el año 2011.
Tras diez días de erupción, la colada de lava que emerge del volcán Cumbre Vieja ha llegado al mar. Los expertos advierten a la población de que no se acerque al río de lava al entrar en contacto con el agua marina porque pueden producirse nuevas explosiones.
Un estudio internacional, codirigido por el Centro Nacional de Supercomputación, demuestra que las partículas emitidas por una oleada de fuegos en el país austral causaron un crecimiento generalizado de algas microscópicas marinas a miles de kilómetros.