Hoy hay en el mundo más de 2.500 millones de personas conectadas a internet gracias a la llegada de los smartphones. Esta revolución se está extendiendo ahora a los objetos. No solo coches y edificios, cualquier cosa a la que se añadan sensores puede conectarse a la web y suministrar datos que permiten su monitorización. Las aplicaciones van desde el análisis constante de la calidad del agua de un lago, al control de dispositivos del hogar. Firmas como IBM, Cisco Systems, Telefónica y Libelium, una joven empresa con sede en Zaragoza, están explorando este nuevo negocio.
Científicos de más de 80 instituciones europeas se han embarcado en el Human Brain Project, una iniciativa que tiene por objetivo construir un modelo virtual de cerebro humano utilizando algoritmos y superordenadores. Traerá grandes avances en neurociencia y en el tratamiento de enfermedades cerebrales. Además, IBM y otras firmas utilizarán el conocimiento que surja del proyecto para acelerar el desarrollo de sistemas inspirados en la herramienta de computación más sofisticada y potente: el cerebro.
El gigante del software Microsoft está armando las piezas para ser alguien en el negocio de los smartphones. La firma cerrará en breve la compra del negocio de móviles de Nokia. También ha puesto en marcha una aceleradora de aplicaciones para su plataforma Windows Phone llamada AppCampus, que cuenta con un fondo de 21 millones de euros. Según Pekka Sivonen, director de esta iniciativa, pronto se verán resultados.
Intel ha sido criticado por haberse dormido en los laureles de la era PC y llegar tarde a la revolución de los dispositivos móviles. Pero ahora, el mayor fabricante de microprocesadores del mundo parece listo para dar la batalla, gracias a su potente maquinaria de I+D, que incluye una red de 30 laboratorios repartidos por todo el mundo –uno de ellos en Barcelona–. En estos centros se cocinan las arquitecturas en las que se basan los nuevos chips que Intel quiere llevar a smartphones, tabletas, sistemas híbridos y hasta las prendas de vestir.
Cuanto más potentes son los supercomputadores, más se calientan. La mitad de su consumo se va en su refrigeración mediante aire y en salas a muy baja temperatura, lo que se traduce en carísimas facturas eléctricas. Sin embargo, IBM ha desarrollado una tecnología que enfría los equipos con agua llevada hasta su interior a través de microcanales, imitando la circulación de la sangre. Con esta técnica se refrigera SuperMUC, el mayor superordenador europeo, ubicado en Leibniz (Alemania), que logra ahorros energéticos del 40%.
El secreto del éxito de Repsol en el hallazgo de nuevos yacimientos en el mundo está muy relacionado con su proyecto Caleidoscopio y la alianza con el Barcelona Supercomputing Center. Este centro ha sido el encargado de desarrollar los algoritmos de generación de imágenes del subsuelo que han permitido al grupo español localizar hidrocarburos en estructuras geológicas tan complejas como el yacimiento subsalino de la cuenca de Campos, en aguas profundas a 200 kilómetros del litoral brasileño.
A los premiados de la primera edición de Innovaciencia sus proyectos les han llevado una media de seis meses de trabajo y también dinero de su propia hucha, logrado en algún caso dando clases particulares o viviendo más frugalmente. Sus edades van de los 17 a los 26 años y han sido galardonados por proyectos como un software para simular y gestionar satélites en órbita, un avión no tripulado que permite controlar incendios y una plataforma on line para comunidades educativas.
La multinacional IBM abrió hace dos años en su filial de investigación de Zúrich (Suiza) uno de los centros de nanotecnología más avanzados del mundo. Se trata del Binnig and Rohrer Nanotechnology Center, en el que la firma ha invertido unos 70 millones de euros y donde se investigan nuevas estructuras y dispositivos a escala nanométrica para la informática del futuro. El centro cuenta con vanguardistas salas acorazadas contra cualquier alteración exterior para poder llevar a cabo sus delicados experimentos.
Hoy en el especial de Science titulado 'Grandes retos en educación científica', el profesor Noah Weeth Feinstein, de la Universidad de Wisconsin-Madison, propone estrategias para que los alumnos de disciplinas no científicas se interesen por la ciencia. Entre otras cosas, aboga por relajar la rigidez pedagógica y utilizar la ciencia para resolver problemas cotidianos.
Albert Sasson (Rabat, 1935) es una de las autoridades mundiales en las aplicaciones de la biotecnología. En una entrevista telefónica desde su casa en París, Sasson señala que en 2050 cuando se llegue a los 9.000 millones de habitantes, el reto será lograr alimentos para todos. En su opinión, la genómica, que ayudará a aumentar la resistencia de las plantas en periodos de sequía y a mejorar los valores nutricionales de los cultivos, será fundamental; “pero también hará falta voluntad política para acabar con la pobreza extrema e inversión en ciencia y tecnología”.