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La científica valenciana Selena Giménez-Ibáñez ha logrado una de las becas internacionales del programa Unesco-L’Oréal for Women in science, una distinción que solo tienen otras dos investigadoras españolas. Esta ingeniera agrónoma estudia los mecanismos que utilizan los microbios para infectar a las plantas. Gracias a la beca realizará una estancia de dos años en uno de los laboratorios más punteros en biotecnología de plantas del mundo, en la Universidad de Warwick (Reino Unido).
Selena Giménez-Ibáñez, una ingeniera agrónoma valenciana de 34 años, especializada en fitopatología vegetal y mecanismos de resistencia de plantas, viajará el próximo día 19 de marzo a París para recibir una de las becas internacionales de Unesco-L’Oréal for Women in science. Giménez-Ibáñez, que trabaja en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB, CSIC), se ha convertido en la tercera española en lograr esta beca tras la veterinaria Margarita Marqués Martínez en 2000 y María Teresa Guardiola, investigadora en hidrología, en 2010.
¿En qué consiste la investigación por la que ha sido becada?
Trabajo en enfermedades de plantas con interés agronómico como el tomate, el tabaco y la patata. Me interesan los mecanismos de defensa contra las bacterias y hongos que las atacan. También investigo las vías que utilizan ciertas bacterias patógenas para infectar a las plantas, siempre buscando la aplicación y la transferencia del conocimiento a la sociedad.
¿En qué campos ha destacado?
Gran parte de los avances los realicé durante mi etapa de doctorado en The Sainsbury Laboratory, en Reino Unido, un centro de excelencia en el estudio de las interacciones entre plantas y sus patógenos. Después, en el grupo de Roberto Solano en el CNB he realizado mis investigaciones posdoctorales y acabamos de publicar avances sobre las enfermedades en plantas. Con la beca Unesco-L’Oréal iré al laboratorio que dirige Vardis Ntoukakis, en la Universidad de Warwick, con quien voy a estudiar nuevas áreas de fitopatología en colaboración con el CNB.
¿Cuáles son sus principales líneas de trabajo?
Está centrado en el sistema inmune de las plantas, lo que se denomina sistema inmune basal. También estudio los mecanismos de ciertos microbios para superar estas defensas. Mediante técnicas genéticas y de biología molecular, hemos identificado moléculas microbianas que destruyen componentes críticos de defensa para poder hacer con las plantas lo que quieran, es decir, causar la enfermedad. Hemos demostrado que son capaces de manipular las hormonas de las plantas y dejarlas desorientadas para lograr la infección.
¿Y el paso siguiente cuál es?
Queremos confirmar cuáles son los procesos importantes en la defensa de plantas y, una vez que entendamos los mecanismos implicados, realizar las modificaciones necesarias utilizando la epigenética y técnicas de cultivo transgénico para lograr la resistencia frente enfermedades.
La beca es de un año de duración ampliable a dos. ¿Cuáles son sus planes, tiene previsto regresar a España?
Gran parte del proyecto lo voy a realizar en Reino Unido, pero también se hará parte en España. Va a ser una colaboración entre los dos laboratorios. Mi objetivo es regresar y traer el conocimiento que adquiera en la lucha contra plagas a España y en un futuro tener mi propio grupo de investigación.
La financiación de esta beca es de 16.000 euros al año, va a andar un poco justa en Reino Unido.
Sí la verdad es que es un poco justo pero, tal y como está aquí al situación, es una bolsa de aire para abrir nuevas áreas de investigación. Además, es un centro muy bueno y estas becas tienen mucho prestigio.
¿Qué opina de toda la resistencia que hay en Europa frente a los cultivos transgénicos e incluso contra la investigación que utiliza este tipo de herramientas en biotecnología de plantas?
Creo que parte de la culpa de que exista esta percepción negativa de la gente hacia los transgénicos es la falta de información. La divulgación científica es muy importante para que la gente comprenda qué es un transgénico, sin ninguna connotación, solo con información rigurosa. Hasta ahora los únicos datos de los que disponen los ciudadanos proceden de los grupos ecologistas, que dan una información muy sesgada. En mi opinión, los transgénicos son una herramienta más para lograr una agricultura más sostenible, ya que necesitan menos productos químicos contaminantes.
¿Cree que esto cambiará?
Sí, creo que en Europa se avecinan cambios y que la resistencia frente a los transgénicos está empezando a ceder. No podemos quedarnos en el limbo eternamente en este ámbito.
Selena Giménez-Ibáñez ha hecho hoy un recorrido con un grupo de periodistas por el Centro Nacional de Biotecnología, en Canto Blanco (Madrid), donde ha mostrado sus lugares de trabajo que van desde el laboratorio a la zona de cultivo in vitro y el invernadero.
En esta última instalación llama la atención un experimento realizado con plantas de la especie Arabidopsis, utilizadas habitualmente en investigación fitobiológica. Su equipo ha desarrollado un nueva técnica que permite cerrar los estomas de las plantas –los pequeños poros que atraviesan su superficie– utilizando un regulador hormonal. De esta forma, consiguen frenar el ataque de los microbios que se cuelan por estos agujeros para llevar a cabo la infección.
Los resultados del uso de este regulador se aprecian a simple vista. Las plantas en las que se ha empleado están verdes y sanas y las otras, amarillas y enfermas.
“Tenemos previsto publicar los resultados de estas investigaciones en una revista científica en breve. El siguiente paso será utilizar este método en variedades de interés agronómico como el tomate y la patata y después registrar la patente”.