Una revisión de los datos radar que recogió la sonda Magallanes de la NASA en 1991 confirman cambios de forma y tamaño, a lo largo de ocho meses, en una chimenea volcánica del planeta gemelo de la Tierra. El hallazgo prepara el camino a las misiones que se lanzarán en la próxima década.
El telescopio espacial James Webb de la NASA y la ESA ha observado la estrella WR 124 con un grado de detalle sin precedentes. La ha detectado mientras se desprende de sus capas externas, lo que da como resultado unos característicos y vistosos halos de gas y polvo.
Un equipo de astrónomos y astrónomas ha observado agua en estado gaseoso, con una firma química que explica su largo viaje, en el disco de formación planetaria de la estrella V883 Orionis. El descubrimiento sugiere que el agua de la Tierra podría ser más antigua que el propio Sol.
El lanzamiento ha tenido lugar en su tercer intento después de haber suspendido el despegue previsto para el domingo y otra vez el pasado lunes. La tripulación realizará más de 200 experimentos y tareas de mantenimiento que podrán alterar el diseño de futuros viajes, así como de los trajes espaciales. Los resultados pretenden preparar a la humanidad para destinos a la Luna, Marte y más allá.
Habrá al menos seis vuelos tripulados y uno de ellos realizará el primer paseo espacial privado de la historia. Tres misiones cuentan con participación española y una de ellas estudiará la habitabilidad de las lunas heladas del sistema solar.
Un equipo de internacional, con participación de la Universidad de Valencia, ha identificado seis poblaciones masivas de estrellas. El hallazgo pone en cuestión el conocimiento consolidado por la comunidad científica en torno a la génesis del cosmos.
Un estudio liderado por un consorcio de España y Alemania ha hecho públicas 20.000 observaciones de una muestra de 362 estrellas frías cercanas, tomadas desde el telescopio almeriense de Calar Alto entre 2016 y 2020. Los resultados han incrementado el censo de planetas conocidos en el vecindario solar.
Los instrumentos científicos desplegados actualmente en el planeta rojo podrían carecer de la sensibilidad necesaria para identificar posibles rastros de vida. Así lo revelan investigadores del Centro de Astrobiología tras analizar un antiguo lecho fluvial en Piedra Roja (Chile), un paraje desértico geológicamente similar al cráter marciano Jezero donde opera el rover Perseverance.