En 1609, hace justamente cuatro siglos, Galileo fue la primera persona que utilizó un telescopio para estudiar el firmamento, lo que revolucionó la idea que el hombre tenía acerca de su posición en el Universo. Ahora un grupo de astrónomos italianos tratará de reconstruir aquel telescopio y recrear las condiciones en las que trabajó el científico italiano, según publican este mes en la revista Physics World.
El origen y la evolución de los cometas es la principal línea de investigación del estadounidense David G. Schleicher (Michigan, 1954), un astrónomo que desde 1985 escudriña el cielo en el Observatorio Lowell de Arizona. A lo largo de estos años el científico ha analizado más de 150 cometas, y uno de ellos le ha llamado poderosamente la atención. Se trata del 96P/Machholz 1, un astro cuya composición química es extremadamente anómala y muy diferente a los demás.
“El cometa Machholz 1 podría proceder de otro sistema estelar”
En la madrugada de la Nochebuena de 1858 "las personas que estaban en las calles, en los caminos y en los campos vieron aparecer un magnífico globo de fuego de una brillantez extraordinaria y deslumbradora, que ostentando los colores del arco iris, oscureció la luz de la luna y descendió majestuosamente desde las regiones aéreas”. Así se recoge en un informe encargado por Rafael Martínez Fortún, vecino del municipio murciano de Molina de Segura, en cuya hacienda cayó el mayor meteorito recogido en España. En 1863 la reina Isabel II aceptó su donación al Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC), donde se conserva y exhibe desde entonces.
Recreación de la caída del meteorito de Molina de Segura durante la Nochebuena de 1858.
En la imagen, el meteorito en el Museo Nacional de Ciencias Naturales / CSIC.
Un trabajo de investigadores del Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC sugiere que, de los púlsares conocidos, el 25% de ellos podría estar formado enteramente por materia de quarks. El trabajo también revela, siempre en el campo teórico, que esta familia de estrellas de quarks no podría rotar a velocidades superiores a una revolución por segundo.
Los científicos han descubierto lo que podría ser el mejor sitio para encontrar hielo en la luna. El equipo de astrofísicos dirigido por Vincent Eke, de la Universidad de Durham, afirma que si existe hielo en el satélite, lo más probable es que se encuentre cerca de los polos lunares. Más concretamente, en los cráteres que están permanentemente a la sombra del sol.
Dos investigadores de las universidades de Valladolid y Alicante están desarrollando una formulación matemática para estudiar la rotación de la Luna, considerando que su estructura está formada por una capa externa sólida y otra fluida en el interior. La propuesta forma parte de un estudio internacional que plantea un modelo teórico mejorado sobre la dinámica orbital y rotacional de la Tierra y su satélite, y con el que la comunidad científica podrá obtener mediciones más precisas para asegurar las futuras misiones de la NASA a la Luna.