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Adaptarse o morir: así es la evolución de los mamíferos en las islas

Un paleontólogo español ha analizado la dieta de Hoplitomeryx, un rumiante fósil que vivió hace seis millones de años en una isla italiana, para entender la evolución y diversificación de este mamífero herbívoro con recursos limitados. El desgaste dental de los fósiles demuestra que el animal sufrió problemas de superpoblación coincidiendo con un cambio climático, por lo que tuvo que diversificar su dieta, sin éxito. El estudio permite predecir la evolución de las especies ante el calentamiento global actual.

Reconstrucción de Hopliomeryx. / Mauricio Antón

Lo que actualmente conocemos como la península de Gargano (al sureste de Italia) fue una isla rodeada de mar por los cuatro costados durante el Mioceno, hace más de cinco millones de años. Esta situación, sumada a la abundancia de fósiles de distintas especies que allí han quedado registrados, la convierte en un "laboratorio natural" para estudiar los procesos evolutivos que tienen lugar en las islas.

El estudio revela la existencia de una diversidad en la dieta al inicio de la colonización, lo cual favoreció la expansión del género

Charles Darwin ya advirtió en su estudio de los pinzones de las Galápagos (el mismo que le ayudó a formular su teoría de la selección natural) que la condición de insularidad genera unas presiones selectivas muy particulares sobre las especies y dan lugar a nuevas formas completamente distintas a las que encontramos en el continente.

En esa zona se encontró Hoplitomeryx, un rumiante con una combinación de rasgos única y un aspecto de ciervo muy especial. “Destaca la existencia de cinco apéndices en la cabeza, cuatro en el cráneo y uno central en la zona nasal, lo cual es totalmente insólito en mamíferos”, explica Daniel DeMiguel, investigador en el Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) y responsable de estudio publicado hoy en Scientific Reports.

El animal presenta también unos caninos superiores muy largos en forma de sable, una característica poco habitual en los herbívoros actuales. Según el científico, es una especie ideal para el estudio de la evolución porque quedó aislada muy rápidamente y vivió durante millones de años en una isla de recursos limitados.

“Inicialmente un ancestro de esta especie colonizó la isla de Gargano y se encontró con todo un repertorio de ecosistemas vacios”, explica DeMiguel, especialista en reconstruir la dieta de un animal a partir del estudio del desgaste de sus dientes. “Aunque no sabemos nada de él ni de cómo llegó a la isla, observamos que en poco tiempo dio lugar a Hoplitomeryx y se produjo una rápida especiación durante la cual aparecieron al menos cuatro nuevas especies”, comenta el investigador.

El estudio revela la existencia de una diversidad en la dieta al inicio de la colonización, lo cual favoreció la expansión del género. Mientras que algunas formas se alimentaron de vegetales que requieren una digestión poco costosa (como hojas y partes de matorrales), otras empezaron a alimentarse de vegetales más duros. “Al principio estas especies no competían demasiado entre ellas por el alimento, cada una tenía sus preferencias. Lo interesante es ver qué sucedió cuando las cosas se empezaron a poner feas”, señala el experto.

Después de esta primera fase de expansión y radiación durante la cual hubo alimento abundante para todas las especies de Hoplitomeryx, llegó un momento en el que “ya no todo el monte era orégano”, bromea DeMiguel. Las poblaciones crecieron demasiado y los recursos empezaron a escasear. “Es un panorama habitual en las islas pequeñas: los animales no pueden emigrar en busca de nuevos alimentos y no hay carnívoros que controlen el número de individuos, así que pronto aparecen problemas de superpoblación”, comenta.

Un cambio climático empeoró la situación

Los problemas no acabaron ahí para Hoplitomeryx. Los patrones de desgaste dental revelan que esta etapa de superpoblación coincidió con un cambio climático hacía una mayor aridez. La suma de estos factores obligó a las especies de Hoplitomeryx a expandir sus dietas para sobrevivir. Algunas no tuvieron más remedio que empezar a alimentarse de vegetales más duros, como raíces o tubérculos, mientras que otras se aventuraron incluso a comer hierba, un recurso muy poco nutritivo en pequeñas cantidades.

A pesar de que el cambio en las condiciones ambientales propició la aparición de pastos, Hoplitomeryx no se supo adaptar completamente

Uno de los aspectos sorprendentes del estudio es que, a pesar de que el cambio en las condiciones ambientales propició la aparición de pastos, Hoplitomeryx no se supo adaptar completamente a alimentarse de este recurso.

“Sospecho que pasar de comer objetos blandos a comer objetos más duros como la hierba es seguramente muy complicado para una especie que vive en una isla pequeña”, cuenta el investigador. “Al proporcionar menos energía, los animales que pastan requieren de grandes extensiones para sobrevivir y los grandes prados son habitualmente inexistentes en las islas pequeñas”, explica DeMiguel.

Aunque anteriormente se habían realizado estudios evolutivos en aves, insectos y reptiles, hasta el momento había muy pocos estudios sobre la evolución en las islas de un mamífero herbívoro desde un punto de vista paleodietético. Los resultados de este estudio completan las observaciones de Darwin sobre la rápida evolución de las especies en las islas. Además, estos nuevos datos son especialmente interesantes para predecir la evolución de algunas especies ante el actual calentamiento global.

Referencia bibliográfica:

DeMiguel, D. "Disentangling adaptive evolutionary radiations and the role of diet in promoting diversification on islands". Sci. Rep. 6, 29803; doi: 10.1038/srep29803 (2016).

Fuente: Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP)
Derechos: Creative Commons

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