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El volcán islandés también emitió cenizas eléctricas

La nube de ceniza que sobrevoló Escocia procedente del volcán islandés llevaba una carga eléctrica significativa y con capacidad de auto-regeneración. Así lo publica hoy un equipo de investigadores británicos en la revista Environmental Research Letters.

Nube de cenizas del volcán islandés Eyjafjallajokull. Imagen: Wikipedia.

Hoy se publica en la revista científica del Instituto de Física británico, Environmental Research Letters, un estudio en el que investigadores del Reino Unido explican que la ceniza de la columna de humo del volcán islandés (que entró en erupción en abril de 2010) cuando pasó sobre Escocia llevaba una importante carga eléctrica, que además tenía la capacidad de renovarse por sí misma.

Los investigadores, que siguen de cerca la evolución del volcán, argumentan que este hecho “nos proporciona una dimensión adicional para entender la naturaleza particular de las columnas de humo volcánico y sus efectos en el tráfico aéreo”.

La noticia sale a la luz mientras el Reino Unido continúa enfrentándose a la posibilidad de nuevo cierres del espacio aéreo por la futura actividad del volcán.

Poco después de que se iniciara la fase de erupción activa del volcán a mediados de abril, la Met Office (Servicio Meteorológico Nacional del Reino Unido) se puso en contacto con Joseph Ulanowski del Instituto de Investigación de Ciencia y Tecnología de la Universidad de Hertfordshire, quien el año pasado, junto con Giles Harrison del Departamento de Meteorología de la Universidad de Reading, desarrolló un globo meteorológico especial, que puede evaluar la ubicación y composición de las nubes de ceniza volcánica.

Estos globos, diseñados y usados originalmente para estudiar las propiedades de las nubes de polvo del desierto, tienen la capacidad de evaluar no sólo el tamaño de las partículas atmosféricas, sino también la carga eléctrica actual.

Las mediciones que se realizaron el año pasado con los globos en Kuwait y a poca distancia de la costa oeste de África mostraron de forma clara que el polvo del desierto, al estar suspendido en el aire, adquiría una notoria carga eléctrica. Dicha carga modifica el comportamiento de las partículas, como la forma en la que crecen y desaparecen con la lluvia.

El equipo, reunido a toda prisa, viajó a un lugar cercano a Stranraer, en Escocia, donde lanzaron un globo que detectó la capa de ceniza volcánica en el aire, a 4 km de altitud y de unos 600 m de espesor, con extremos superiores e inferiores claros.

A partir de estas mediciones, los investigadores llegaron a la conclusión de que ni la energía de la fuente volcánica (a más de 1.200 km de distancia), ni las condiciones meteorológicas pudieron haber sido las responsables de la posición de la carga que detectó el globo.

La presencia de carga eléctrica en el interior de la columna de humo, más que en sus extremos superiores e inferiores, contradice las predicciones de los modelos que asumen únicamente la presencia de cargas eléctricas inducidas por el clima en las nubes dispuestas en capas.

Giles Harrison destaca que “las propiedades detalladas de la nube de humo volcánico, tales como el tamaño de las partículas, la concentración y la carga detectadas por nuestro globo meteorológico, son muy importantes para poder predecir el impacto sobre las aeronaves”.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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