La ciencia ha logrado avances decisivos en la prevención del VIH, pero estas estrategias profilácticas no han beneficiado por igual a mujeres y niñas, especialmente en los contextos más vulnerables. Esta desigualdad hace urgente replantear cómo se distribuyen y adaptan las herramientas que realmente pueden cambiar su futuro.
Son pocas las ocasiones en que presenciamos revoluciones científicas capaces de transformar radicalmente una infección mortal. Gracias a la investigación biomédica y al desarrollo de nuevos medicamentos antirretrovirales, hoy el VIH-1 se ha convertido en una enfermedad crónica que permite a quienes viven con ella tener la misma calidad de vida que el resto de la población en España y en otros países con acceso al tratamiento antirretroviral.
Desde 1996, vivimos esta revolución gracias a las terapias antirretrovirales combinadas de alta eficacia, que, administradas de manera continuada, han reducido la carga viral hasta niveles indetectables. Esto ha frenado el deterioro del sistema inmunológico de las personas que conviven con el virus y evitado el avance hacia las fases más graves de la inmunodeficiencia causada por el virus responsable de muchas muertes en el pasado.

Gracias a las terapias antirretrovirales combinadas de alta eficacia, el VIH ya no figura entre las diez principales causas de muerte según la OMS

Actualmente, las personas seropositivas que siguen el tratamiento tienen una esperanza de vida equivalente a la del resto de la población. Además, aquellas que alcanzan una carga viral indetectable tras el tratamiento pueden mantener relaciones sexuales sin transmitir el virus, incluso sin utilizar preservativo. Esta nueva realidad marca un cambio profundo respecto al pasado y hoy en día, el VIH ya no figura entre las diez principales causas de muerte según la Organización Mundial de la Salud.
En los últimos años también estamos viviendo una revolución en cuanto al uso de los fármacos antirretrovirales como estrategias profilácticas para prevenir la infección por VIH-1. Tanto la profilaxis pre-exposicional (PreP) como la post-exposicional (PEP) han sido probadas clínicamente, demostrando que, si los fármacos antirretrovirales se administran antes o después de exponerse al virus, reducen a cero el riesgo de infección.
La eficacia de la PreP/PEP es tan elevada que muchos sistemas sanitarios ofrecen los fármacos antirretrovirales a colectivos con prácticas de riesgo recurrentes para conseguir frenar así el número de nuevos contagios, algo que por primera vez está sucediendo en aquellos países donde el acceso a la PreP/PEP está disponible para la población general. Esta solución es especialmente importante para combatir un virus como el VIH, para el cual todavía no contamos con vacunas preventivas eficaces.

De los 40,8 millones de personas que conviven con el VIH, un 53 % son mujeres y niñas. Este grupo representó el 45 % de las nuevas infecciones en 2024, alcanzando hasta el 63% en África subsahariana

En los países occidentales, los hombres que tienen sexo con hombres han sido quienes más se han beneficiado del uso de la PrEP/PEP para prevenir el VIH. Sin embargo, la situación varía considerablemente en otras regiones. Según las últimas cifras de UNAIDS para 2024, de los 40,8 millones de personas que conviven con el VIH, un 53 % son mujeres y niñas. Este grupo representó el 45 % de las nuevas infecciones en 2024, alcanzando hasta el 63% en África subsahariana.
El año pasado, cada semana se infectaron 4 000 adolescentes y mujeres jóvenes de entre 15 y 24 años, de las cuales 3 300 vivían en África subsahariana. Lamentablemente, en estas áreas africanas de alta prevalencia, el uso de la PrEP/PEP ha sido escaso y su eficacia no ha alcanzado los niveles observados en otros lugares del mundo.

Las adolescentes y mujeres en determinados países se enfrentan a mayores desafíos para adherirse diariamente a los tratamientos antirretrovirales profilácticos, debido al estigma y los prejuicios asociados al VIH

Si bien existen múltiples factores biológicos y sociales que pueden justificar estas diferencias, es fundamental considerar que las adolescentes y mujeres en determinados países se enfrentan a mayores desafíos para adherirse diariamente a los tratamientos antirretrovirales profilácticos, debido al estigma y los prejuicios asociados al VIH que todavía perduran en algunas comunidades.
En este contexto, la reciente aparición del lenacapavir ha representado un cambio de paradigma en la profilaxis dirigida a mujeres y el mayor avance en la prevención del VIH en los últimos tiempos.
Este tratamiento antirretroviral inyectable posee una vida media prolongada y mantiene su actividad durante meses, permitiendo que con tan solo dos inyecciones anuales se pueda estar protegido frente a la infección por el VIH. Ensayos clínicos realizados el año pasado en más de 5 000 mujeres han demostrado que el uso de lenacapavir previene completamente nuevas infecciones en adolescentes y mujeres de 16 a 21 años en Sudáfrica y Uganda.

La reciente aparición del lenacapavir ha representado un cambio de paradigma en la profilaxis dirigida a mujeres y el mayor avance en la prevención del VIH en los últimos tiempos

Este hallazgo adquiere particular relevancia, ya que el estudio también incluyó participantes que recibieron tratamientos antirretrovirales orales diarios que no alcanzaron una protección tan elevada, un hecho que podemos atribuir principalmente a la falta de adherencia y toma continuada del tratamiento, algo que quedó patente al detectar niveles subóptimos del fármaco en sangre.
Los resultados de estos estudios son tan esperanzadores que hacen pensar en cómo podría cambiar el mundo si en los países con mayor incidencia del VIH pudiera darse lenacapavir de forma generalizada a toda la población. Quizás podríamos frenar las nuevas infecciones tanto en mujeres como en hombres, y quien sabe, en un futuro no muy lejano llegar a erradicar el VIH.

Los recortes presupuestarios de agencias clave para la distribución de los tratamientos antirretrovirales globales, como es el caso de USAID, están limitando de forma drástica el acceso a tratamientos que salvan vidas

Aunque estos días países como Zambia y Esuatini están recibiendo las primeras dosis de lenacapavir a través del programa PEPFAR de Estados Unidos, resulta especialmente preocupante que los recortes presupuestarios de agencias clave para la distribución de los tratamientos antirretrovirales globales, como es el caso de USAID, estén limitando de forma drástica el acceso a tratamientos que salvan vidas.
En un momento en el que la ciencia ha conseguido avances en el diseño de tratamientos antirretrovirales de larga duración que por primera vez benefician a mujeres y niñas que hasta el momento no habían tenido acceso a soluciones eficaces para ellas, no podemos permitirnos dar ni un solo paso atrás, sobre todo para no perder la oportunidad de conseguir erradicar el VIH-1.
Nuria Izquierdo-Useros es doctora en biología, jefa del grupo de patógenos emergentes de IrsiCaixa.