La genetista estadounidense ha sido reconocida por su contribución decisiva al conocimiento del origen genético del cáncer, en particular por descubrir el gen BRCA1 asociado al cáncer de mama y ovario hereditario, así como por su compromiso con los derechos humanos.
El jurado del Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica —convocado por la Fundación Princesa de Asturias— ha distinguido en su edición de 2025 a Mary-Claire King. La genetista fue propuesta por Peter Greenberg, galardonado en 2023, con el respaldo de Gene E. Robinson, director del Instituto de Biología Genómica Carl R. Woese de la Universidad de Illinois (EE. UU.).
Mary-Claire King (Chicago, 1946) se licenció en Matemáticas en el Carleton College en 1966 y realizó su doctorado en Genética en la Universidad de Berkeley (EE UU), bajo la dirección de Allan Wilson. Posteriormente, trabajó como investigadora posdoctoral en San Francisco y como profesora en Berkeley, antes de incorporarse en 1995 a la Universidad de Washington y al Fred Hutchinson Cancer Center, donde continúa su labor.
Su trabajo en biología evolutiva ya resultó clave al demostrar la similitud genética del 99 % entre humanos y chimpancés mediante análisis estadísticos de proteínas. En 1974 comenzó a investigar el origen del cáncer de mama en el equipo del Dr. Petrakis. En 1990 logró identificar el gen BRCA1, ubicado en el cromosoma 17, y su relación con ciertos tipos de cáncer de mama y ovario. Este descubrimiento supuso un cambio radical en la comprensión del cáncer, hasta entonces no asociado a causas genéticas.
A partir de entonces, King contribuyó a reorientar la investigación de enfermedades como la fibrosis quística o la enfermedad de Huntington desde la perspectiva de la genética.
Además de su trayectoria científica, King ha destacado por su compromiso con los derechos humanos. Desarrolló el índice de abuelidad, herramienta genética que permitió identificar a hijos de desaparecidos durante la dictadura argentina. Gracias a su trabajo con las Abuelas de Plaza de Mayo, se creó el Banco Nacional de Datos Genéticos, pionero en preservar sistemáticamente información para futuras identificaciones. Su labor ha contribuido a la reunificación de al menos 138 familias.
Más recientemente, ha realizado aportes fundamentales al estudio de la esquizofrenia, al identificar mutaciones de novo que alteran genes implicados en la neurogénesis durante el desarrollo fetal, integrando genómica y neurociencia para avanzar en el conocimiento de su origen y posibles tratamientos.
Según la base de datos Scopus, cuenta con 349 publicaciones científicas, más de 48 000 citas y un índice h de 106.
King es doctora honoris causa por más de 20 universidades y miembro de instituciones como la Academia Nacional de Medicina y la Academia Nacional de Ciencias de EE UU Ha presidido la Sociedad Estadounidense de Genética Humana y colaborado con organismos internacionales como la OMS.
Entre los numerosos galardones que ha recibido destacan la Medalla de la Universidad de California (2004), el premio Mujeres y Ciencia del Instituto Weizmann (2006), el Lasker-Koshland de Investigación Médica (2014), la Medalla Nacional de Ciencias de EE UU (2016), el Premio Shaw en Ciencias de la Vida y Medicina (2018), la Medalla Mendel (2018), el Premio Internacional Gairdner (2021) y la Public Welfare Medal de la Academia Nacional de Ciencias de EE. UU. (2025).
El jurado estuvo presidido por Pedro Miguel Echenique Landiríbar e integrado por destacadas figuras de la ciencia y la divulgación, entre ellas Juan Luis Arsuaga, Avelino Corma, Rosa Menéndez, Ginés Morata, Erika Pastrana o Manuel Toharia, quien actuó como secretario.
El acto de entrega se celebrará en octubre en Oviedo, presidido por los Reyes de España y con la presencia de la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía. Cada galardón está dotado con una escultura de Joan Miró, un diploma, una insignia y 50.000 euros.