Investigadores de la Universidad de Cambridge proponen una combinación de fármacos menos tóxica para la leucemia linfoblástica aguda de células B, la forma más común de cáncer infantil.
Investigadores de la Universidad de Cambridge han desarrollado un posible nuevo tratamiento para la leucemia linfoblástica aguda de células B, el tipo más frecuente de cáncer en la infancia.
La combinación de dos fármacos orales ha demostrado ser eficaz en modelos celulares y animales, y podría reducir la necesidad de quimioterapia intensiva, especialmente en pacientes más tardíos (adolescentes y adultos), donde la enfermedad es más difícil de tratar.
Los investigadores, dirigidos por el doctor Simon Richardson y el profesor Brian Huntly del Instituto de Células Madre de Cambridge, han publicado sus resultados esta semana en la revista Nature Communications. El estudio ha sido financiado en gran parte por las organizaciones Cancer Research UK y Leukaemia UK.
Este tipo de leucemia representa aproximadamente el 40 % de todos los casos de cáncer infantil y afecta a más de 500 niños al año en el Reino Unido. Aunque la mayoría logran curarse con quimioterapia, el tratamiento suele prolongarse durante más de dos años y está asociado a graves efectos secundarios: infecciones, náuseas, vómitos, pérdida de cabello y daño a largo plazo en nervios, articulaciones o corazón. En adolescentes y adultos, las tasas de curación son menores y los efectos secundarios más difíciles de manejar.
“Vemos pacientes adultos sometidos a terapias muy agresivas. Aunque la quimioterapia puede curar, sus efectos secundarios son realmente duros. Necesitamos tratamientos más eficaces y menos tóxicos”, señala Richardson.
La nueva estrategia combina dos medicamentos: venetoclax, ya aprobado para tratar la leucemia mieloide aguda, e inobrodib, un compuesto experimental desarrollado por la spin-off universitaria CellCentric. Venetoclax induce la muerte celular programada en las células tumorales (apoptosis), pero su eficacia en leucemia linfoblástica aguda de células B es limitada.
El equipo descubrió que al inhibir un gen llamado CREBBP, las células cancerosas cambian su metabolismo lipídico y se vuelven vulnerables a un tipo distinto de muerte celular programada: la ferroptosis. Esta sensibilidad puede aprovecharse combinando ambos fármacos, lo que permitió eliminar eficazmente las células malignas en los modelos preclínicos, incluso aquellas resistentes a venetoclax por sí solo.
“Los resultados son muy prometedores. Aunque aún estamos en fase preclínica, esperamos que los efectos se repitan en pacientes. Ambos fármacos ya se han probado juntos en ensayos clínicos para otros tipos de leucemia, así que sabemos que su combinación es segura”, explica el profesor Huntly.
El enfoque también podría ser más seguro que otras terapias avanzadas como la inmunoterapia CAR-T, que puede eliminar permanentemente la capacidad del cuerpo para producir células B. En este caso, una vez finalizado el tratamiento, el sistema inmunitario debería recuperar su funcionalidad normal.
Además, el coste del tratamiento podría reducirse a medio plazo. “Esperamos que venetoclax sea más asequible en los próximos años con la aparición de genéricos”, apunta Richardson.
Gill Murphy, investigadora en biomedicina y madre de una niña de dos años, fue diagnosticada con este tipo de leucemia en 2013. Lo que parecía un simple caso de anemia resultó ser una leucemia agresiva. Ingresó al hospital pensando que sería solo por una noche, pero pasó allí cinco semanas con intensos ciclos de quimioterapia.
“El tratamiento fue durísimo: vómitos, diarrea, pérdida de cabello, infecciones... a veces ni siquiera podía ver a mi hija”, debido a la inmunosupresión. Gracias a un ensayo clínico en el Hospital Royal Marsden, recibió además inmunoterapia experimental con rituximab. Más adelante, su equipo médico recomendó un trasplante de células madre debido a las características genéticas de su leucemia.
Cualquier avance que permita a más personas sobrevivir sin sufrir terapias tan duras es una victoria para todos
“Sabía que era arriesgado y que podía morir, pero también que era mi mejor opción. Pasé muchas noches sin dormir”, recuerda. El trasplante fue exitoso y, aunque sufre efectos secundarios duraderos como fatiga crónica, diabetes inducida por esteroides o infecciones recurrentes, Gill hoy colabora como embajadora de Blood Cancer UK, asesorando a pacientes, investigadores y políticos.
Por ello, Gill aboga por apoyar la investigación que reduzca la agresividad de los tratamientos. “Los tratamientos han mejorado en estos doce años. Hay opciones más específicas y menos agresivas. Cualquier avance que permita a más personas sobrevivir sin sufrir terapias tan duras es una victoria para todos”.
Garcia-Gimenez, A, et al. “CREBBP inactivation sensitizes B cell Acute Lymphoblastic Leukemia to Ferroptotic Cell Death upon BCL2 Inhibition”. Nature Communicacations (2025).