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Cultura científica en la cuna de Delibes

El Museo de la Ciencia de Valladolid ha acogido durante los días 28 y 29 de noviembre la tercera edición del congreso COMCIRED (Comunicar Ciencia en Red), organizado por FECYT. En él se han reunido las Unidades de Cultura Científica que difunden los resultados de investigación de universidades y centros de investigación, junto a la Red de Museos y la Red Local. La UNED no ha faltado a la cita.

Museo de la Ciencia de Valladolid
El Museo de la Ciencia de Valladolid fue diseñado por Rafael Moneo y Enrique de Teresa.

En 1969, con la resaca de la revolución del 68 de la que Miguel Delibes fue testigo, el escritor vallisoletano escribía una amarga novela poco conocida por el público general: Parábola del náufrago. Su protagonista, Jacinto, desconfía del lenguaje para entablar relaciones humanas y defiende que “cuantas menos palabras pronunciemos y más breves sean éstas, menos y más breves serán la agresividad y la estupidez flotante del mundo”.

Con esta contundencia arrancaba la tercera edición del congreso COMCIRED (Comunicar Ciencia en Red), organizado por la FECYT (Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología). Inés Rodríguez, directora del Museo de la Ciencia de Valladolid -donde se celebraron las jornadas-, quiso recordar así al escritor castellano, estableciendo un paralelismo entre la ciencia y la brevedad de palabras como aliados para luchar contra la ignorancia.

Una lucha nada fácil puesto que solo un 13,1% de los españoles cita a la ciencia y la tecnología como uno de los tres temas prioritarios de interés informativo. Así lo revela la Encuesta de Percepción Social de la Ciencia y Tecnología 2010 realizada por FECYT. Sin embargo, “la dificultad no puede paralizarnos”, señalaba Lourdes Arana, directora general de la Fundación.

Con el objetivo de acercar los resultados del trabajo investigador a la sociedad nacían, en 2007, las Unidades de Cultura Científica (conocidas hoy como UCC+i). Universidades, entre las que se encuentra la UNED, centros de investigación y otros organismos cuentan con este instrumento para estimular el conocimiento científico entre la población.

En esta edición la FECYT ha estrechado los lazos entre las diferentes unidades, a las que se han unido la Red de Museos y la Red Local de Divulgación. La colaboración se cristalizará en dos herramientas que empezarán a funcionar en diciembre: la plataforma online COMCIRED y el Libro Blanco de las UCC+i.

Un lugar de encuentro virtual

“Comcired.es nace como punto de encuentro para trabajar en red y compartir información entre las diferentes unidades”, indicaba César López, responsable de la Unidad de Fomento de la Cultura Científica y de la Innovación de FECYT. El portal está destinado a los miembros de las diferentes redes y a todas aquellas personas interesadas en la ciencia. Contará con un servicio de foro, chat, tablón de anuncios y ofertas de empleo, entre otros servicios. Además, incorporará una guía de expertos destinada a periodistas.

Esta plataforma servirá también para sentar las bases que deben reunir las Unidades de Cultura Científica para catalogarse como tal. “Hasta ahora no se ha registrado el trabajo que hacen día a día”, manifestaba Rosa Capeáns, directora de Cultura Científica de FECYT.

En la nueva web, las unidades tendrán que inscribirse y detallar las actividades que realicen de comunicación, divulgación o formación científica. Una forma de dar valor a la labor que desarrollan cada día. “Con estas unidades está aumentando la visibilidad de los resultados del trabajo investigador”, apuntaba Capeáns.

Del proyecto al mecenazgo

Esta visibilidad también se consigue con exposiciones, conferencias o talleres de carácter científico. Actividades de este tipo se ponen en marcha, en muchas ocasiones, gracias a subvenciones que conceden diferentes organismos. Sin embargo, muchas de ellas no ven la luz porque no logran estos recursos.

“Un evaluador lee 60 proyectos en dos semanas por lo que tenemos que convencerle de que el nuestro es el mejor”, recalcaba Gonzalo Remiro, técnico de Cultura Científica de FECYT. Por eso, “antes de empezar a diseñarlo tenemos que pensar qué lo hace especial frente al resto”, añadía Remiro. De nada sirve adornarlo con adjetivos como “innovador”, “pionero” o “de éxito” si no se justifica con hechos.

Para dar mayor impulso a los proyectos de divulgación hace unos meses nacía Taracea, una plataforma online de patrocinio y mecenazgo. “Queremos involucrar al sector privado en la divulgación de la ciencia”, explicaba Nuria Molinero, jefa de comunicación de FECYT. Y aunque ese sea el objetivo principal, Taracea está abierta a todo el público: empresas privadas y público general. La cantidad mínima de donación son 5 euros y la modalidad de inversión puede ser mecenazgo (sin ningún tipo de contraprestación) o patrocinio (se establece un convenio de colaboración). Ambas modalidades tienen importantes desgravaciones fiscales.

Emocionarse para emocionar

Además de estas conferencias de carácter más teórico, el congreso albergó sesiones prácticas de creatividad. Con la compañía ‘Artematopeya’ los asistentes crearon ‘semillas’ de proyectos de investigación donde la única barrera fue la imaginación. Esperanza García, coordinadora de la agencia SINC, impartió un taller donde explicaba cómo hacer atractivas las noticias científicas.

Por su parte, Loreto Rubio, directora de Sinergia Value, dedicó especial importancia a los vínculos emocionales para conseguir éxito en el terreno laboral, mientras que la pareja formada por Juan Tomé y Cruz Ibarra desentrañó los principios físicos que se esconden en la música y en la danza. “Hay que emocionarse para emocionar”, subrayó Rosa Capeáns.

Con esta emoción, los asistentes disfrutaron de una visita guiada por las instalaciones del Museo de la Ciencia de Valladolid. Un paseo entre moléculas, neuronas, mapas y océanos con mucha ciencia y pocas palabras, como le habría gustado a Delibes.

Fuente: divulgaUNED
Derechos: Creative Commons

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