Las hambrunas como la que impone Israel a Palestina tienen efectos que duran generaciones

Investigaciones sobre conflictos muestran que la desnutrición en etapas tempranas de la vida puede provocar daños duraderos en el metabolismo, el desarrollo cognitivo y la salud cardiovascular. Además, algunos efectos pueden transmitirse a hijos y nietos a través de mecanismos epigenéticos.

Las hambrunas como la que impone Israel a Palestina tienen efectos que duran generaciones
Yazan Abu Foul, palestino de dos años, sufre desnutrición severa debido a la aguda escasez de alimentos causada por el bloqueo impuesto por Israel, en una imagen del 19 de julio de 2025. / EFE | EPA | Haitham Imad

El pasado marzo, Israel impuso un bloqueo total de alimentos y medicinas a la franja de Gaza. Desde entonces, apenas entran camiones de ayuda y, quienes acuden a recibirla, se arriesgan a perder la vida en los ataques del ejército israelí. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con datos de hasta el 31 de julio, el ejército israelí ya ha matado a más de 1 300 personas que acudían a recibir alimentos y medicinas. 

Esta institución denuncia que la desnutrición se extiende por la Franja, especialmente en los niños. De hecho, desde Médicos sin Fronteras calculan que de los menores entre seis meses y cinco años y mujeres embarazadas y lactantes que acudieron a sus centros en julio, un 25 % presentaban desnutrición. Y, en total, con datos del 30 de julio, han muerto 154 personas en la Franja por inanición desde el bloqueo impuesto por Israel.

Delan Dekumar, investigador del Institute for Global Health, de la University College of London (Reino Unido), explica a SINC que, cuando el acceso a la comida desciende de forma repentina, los primeros efectos incluyen una disminución drástica del peso y aparición de edemas en las extremidades.

“La desnutrición aguda también causa una mayor vulnerabilidad a infecciones y, por supuesto, un mayor riesgo de mortalidad, especialmente en niños”, señala.

Si el menor sufre la hambruna muy joven, los efectos seguirán el resto de su vida

Delan Dekumar, Univ. College Londres

Pero como reveló en una revisión en 2014 publicada en BMC Medicine en la que participó Dekumar, los efectos de los conflictos bélicos y la escasez extrema de alimentos asociada a ellos pueden durar décadas después e incluso transmitirse a varias generaciones. “Esto es especialmente grave en niños. Además de estas consecuencias inmediatas en la salud, si el menor sufre la hambruna muy joven, los efectos seguirán el resto de su vida”, indica.

Aparición de enfermedades metabólicas

Daniel Ramírez Smith, investigador en la Universidad Penn State (EE UU), también destaca a SINC que el concepto que se suele tener de las hambrunas es que es un shock fuerte, con una mortalidad muy alta, “pero lo que se ha visto en varios estudios es que existen consecuencias a largo plazo, no solo en la generación que la sufre, sino en las siguientes”.

Ramírez fue uno de los autores de un estudio internacional publicado en 2022 que reveló que la exposición a guerras e inanición aumenta el riesgo y acelera la aparición de enfermedades cardiometabólicas. En el trabajo, se analizaron muestras de miles de individuos de supervivientes afectados por la Segunda Guerra Mundial.

Según los resultados, publicados en Population and Development Review y Social Science & Medicine, la salud adulta está en parte determinada por las condiciones de las primeras etapas de la vida, incluso aquellas que se dieron antes del nacimiento.

Si la madre padece desnutrición durante el embarazo, puede haber alteraciones en el desarrollo de los órganos del bebé

Daniel Ramírez Smith, Univ. Penn State

“A partir del primer mes de gestación ya se considera un periodo especialmente sensible, porque es cuando se están formando todos los órganos. Si la madre sufre desnutrición cuando está embarazada, puede haber alteraciones en el desarrollo de los órganos del bebé, con consecuencias a largo plazo”, señala Ramírez.

Entre estas consecuencias se encuentran enfermedades cardiometabólicas, problemas musculares y óseos, deterioro de las capacidades auditivas o visuales, además un mayor riesgo de sufrir cáncer y problemas cognitivos.

Pero también sufren efectos importantes los que viven el conflicto de niños. “Vimos que estas personas, 40 o 50 años después de haber pasado por una hambruna, desarrollan enfermedades crónicas mucho antes y de forma más grave, sobre todo diabetes, obesidad y enfermedades cardiovasculares”, indica el investigador.

El estudio también analizó otro tipo de impactos, como los psicológicos y los socioeconómicos. Según los resultados, las personas que sufren la desnutrición en la infancia y la adolescencia en el futuro tienen un menor coeficiente intelectual, menor rendimiento académico, más propensión a abandonar la educación y un mayor riesgo de pobreza.

Bebés de la Hambruna Holandesa

Tessa Roseboom es investigadora en la Universidad de Ámsterdam (Países Bajos) y lleva más de 30 años analizando las consecuencias a largo plazo de los niños y bebés que estaban dentro de los vientres de sus madres durante la Hambruna Holandesa.

La Hambruna Holandesa comenzó en noviembre de 1944 durante la ocupación alemana y se alargó hasta mayo de 1945. Durante este tiempo, las raciones de la parte occidental de los Países Bajos eran de solo entre 400 y 800 calorías, menos de una cuarta parte de la ingesta calórica recomendada para un adulto.

Para este proyecto, su equipo rastreó los registros prenatales y de maternidad de los bebés nacidos en el Hospital Wilhelmina Gasthuis de Ámsterdam entre noviembre de 1943 y febrero de 1947. En total, encontraron a casi 2 500 personas, que ya estaban en la cincuentena cuando empezó el estudio, en los años 90, y siguieron su salud durante 30 años.

Los niños de la Hambruna Holandesa tuvieron mayor riesgo de aparición de dolencias cardiovasculares, cáncer y enfermedades neurodegenerativas

“Lo que observamos fue que los niños que fueron concebidos durante la Hambruna Holandesa estaban afectados de adultos por una mala estructura y función de sus órganos”, dice Roseboom a SINC.

Según la investigadora, esto se tradujo en un mayor riesgo de aparición de enfermedades cardiovasculares y cáncer en la edad adulta. También a nivel cerebral, donde se demostró un envejecimiento acelerado y mayor riesgo de sufrir enfermedades neurodegenerativas, como alzhéimer y demencia.

También se han documentado afectaciones a largo plazo de supervivientes de otros conflictos. Por ejemplo, un estudio de 2019 publicado en la revista Clinical Epigenetics reveló que las personas que habían vivido la Gran Hambruna China (1959–1961) presentaban unas modificaciones en el ADN que les hacía más propensas a tener niveles altos de colesterol, con el consecuente riesgo de sufrir más enfermedades metabólicas.

Efectos intergeneracionales

El equipo de Roseboom también observó algunos indicadores de que los efectos podrían afectar hasta a los nietos de las mujeres embarazadas que sufrieron la Hambruna Holandesa. “Vemos más afectaciones en la salud en estas personas que la media, pero aún no podemos confirmar un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares o cáncer porque aún son jóvenes”, dice Roseboom.

Daniel Ramírez subraya que esta transmisión entre generaciones se hace a través de la epigenética. “El ADN no es estático. Es más bien como un plano de una casa. Aunque el arquitecto la diseñe de una forma, luego la casa tendrá una decoración determinada. Esto también pasa en el ADN, con un proceso que se llama metilación”, indica.

Vemos más afectaciones en la salud de los nietos de la hambruna que la media, pero aún no podemos confirmar un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares o cáncer porque aún son jóvenes

Tessa Roseboom, Univ. Ámsterdam

Ramírez explica, “en el curso de una vida se producen estas ‘decoraciones’ según las vivencias, y algunas pueden transmitirse a otras generaciones”, afirma.

Por ejemplo, un estudio publicado recientemente en la revista Scientific Reports comparó las firmas epigenéticas en tres generaciones en Siria. Lo que reveló el análisis es que las que habían experimentado la guerra en el país tenían unos patrones de metilación del ADN específicos. Además, identificaron una aceleración de la edad epigenética asociada a la exposición prenatal a la violencia en niños.

Según Ramírez, este proceso epigenético ligado a los conflictos es algo demostrado en animales, pero, en su opinión, los estudios en humanos no son tan claros. “Hay tantos factores que influyen que es algo muy difícil de medir en personas”, añade.

La situación en Gaza

La pregunta que se hacen los investigadores es cómo serán los efectos a largo plazo de la hambruna que se vive en Gaza impuesta por el bloqueo israelí. Roseboom resalta que la Hambruna Holandesa duró unos seis meses y los habitantes de la región tenían cierto acceso a comida. De hecho, recuerda que las autoridades holandesas se aseguraron de que las mujeres embarazadas tuvieran más comida y estuvieran protegidas.

En Gaza habrá una generación entera afectada de por vida, no solo por la desnutrición, sino también por los niveles de estrés a los que están expuestas las madres y que afectan a los bebés

Tessa Roseboom, Univ. Ámsterdam

“Estoy muy preocupada por la situación en Gaza porque es más extrema. Habrá una generación entera afectada de por vida, no solo por la desnutrición, sino también por los niveles de estrés a los que están expuestas las madres y que también afectan a la formación de los órganos de los bebés”, afirma.

Ramírez coincide con la investigadora. “La situación es muy, muy severa. Y creo que tampoco será fácil analizar los efectos a largo plazo por la escasez de datos”, concluye.

Fuente:
SINC
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