10 de septiembre, Día Mundial para la Prevención del Suicidio

Los pesticidas letales causan uno de cada cinco suicidios

En países de renta media y baja hay un fácil acceso a plaguicidas venenosos que están prohibidos en el mundo desarrollado. La experiencia muestra que prohibir estos compuestos y sustituirlos por otros menos peligrosos reduce no solo los suicidios por ingesta de estos productos, sino también las cifras generales de muertes autoprovocadas.

Pesticidas
En muchos países de renta media o baja la población puede acceder fácilmente a pesticidas peligrosos. / Hippopx

La prevención de los suicidios es un reto que concierne a toda la humanidad en su conjunto, aunque en distintas sociedades puede tomar enfoques peculiares. Por ejemplo, que globalmente hasta uno de cada cinco casos se produzca por ingestión de pesticidas puede parecer sorprendente, pero apunta a una propuesta digna de valorarse: ¿ayudaría a reducir estas cifras la sustitución de los pesticidas más peligrosos por otros menos tóxicos?

La inmensa mayoría de los fallecimientos por pesticidas son intencionados y autoprovocados

Los pesticidas o plaguicidas se utilizan en todo el mundo tanto en el ámbito doméstico como en el agrícola para controlar a los invasores molestos o nocivos, ya sean malas hierbas, insectos, roedores u otros.

El pesticida ideal es aquel que es letal para la plaga a eliminar, pero inocuo para el resto de los seres vivos. La experiencia del DDT a mediados del siglo XX fue un ejemplo de cómo un insecticida en apariencia inofensivo para los humanos resultó ser una grave lacra medioambiental.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) definen ocho criterios para los plaguicidas altamente peligrosos (PAP), aquellos que “causan unos daños desproporcionados a la salud humana, al medio ambiente y a la sostenibilidad de la producción agrícola”, según ambos organismos.

Venenos letales e inmediatos

No todos los PAP son venenos letales de efecto inmediato para los humanos. Algunos que sí lo son, como el forato, el paratión y otros han sido prohibidos en buena parte del mundo desarrollado y, en cambio, aún son legales en otros países. Son estos los que centran el problema: dado que los países de renta media o baja suman casi el 75 % de los suicidios, hasta uno de cada cinco en todo el mundo se produce por ingestión de pesticidas.

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En comparación con los 385 millones de casos anuales de intoxicación accidental por pesticidas, los 140 000 suicidios al año por esta causa podrían parecer un problema menor. Sin embargo, de los primeros, solo unos 11 000 resultan en muerte, por lo que la inmensa mayoría de los fallecimientos por pesticidas son intencionados y autoprovocados.

“Casi todos los compuestos de clase I de la OMS [los de alta toxicidad aguda] ya están prohibidos en Asia con claros beneficios identificados, pero todavía se usan en partes de África”, cuenta a SINC el profesor de toxicología clínica de la Universidad de Edimburgo Michael Eddleston, director del Centro para la Prevención del Suicidio por Pesticidas (CPSP).

Resistencia de la industria

Una investigación en 53 000 hogares de Asia concluyó que la posibilidad de un almacenaje más seguro para los pesticidas no disminuía los suicidios

A la cuestión del estatus legal de algunos de estos PAP en buena parte del mundo se suma la falta de regulación práctica: venenos capaces de matar a una persona con un simple sorbo llegan a la calle, a granel y sin etiquetado, y se almacenan sin la menor precaución. Eso sí, una investigación codirigida por Eddleston en 53 000 hogares de Asia concluyó que la posibilidad de un almacenaje más seguro para los pesticidas no disminuía los suicidios. Los estudios en esta línea han mostrado que, con el tiempo, las cerraduras y los candados dejan de utilizarse.

Estos datos desacreditan la idea defendida por la industria de que un almacenamiento más seguro ayuda a reducir los suicidios por pesticidas. Pero la idea alternativa que no gusta tanto a los fabricantes, la prohibición de los PAP, también debe demostrar su eficacia: si desaparecen los plaguicidas más tóxicos, ¿las personas con ideas suicidas no elegirán simplemente otro método?

Si un veneno no resulta lo suficientemente potente, ¿no aumentarán la dosis para lograr el efecto deseado? Es más: si se sustituyen los PAP por otros compuestos más débiles, ¿no afectará al rendimiento de las cosechas, incluso con la posibilidad de que los suicidios pudieran aumentar si el sustento de las familias se ve perjudicado?

La lección simple de Sri Lanka es que los pesticidas tóxicos pueden prohibirse en acciones reguladoras dirigidas con grandes beneficios para la salud

Michael Eddleston, profesor de toxicología clínica de la Universidad de Edimburgo y director del Centro para la Prevención del Suicidio por Pesticidas

La experiencia avala la utilidad de las prohibiciones. El caso de un país en especial, al que Eddleston ha dedicado décadas de trabajo y que inspiró la fundación del CPSP, se cita como ejemplo de éxito. “La lección simple de Sri Lanka es que los pesticidas tóxicos pueden prohibirse en acciones reguladoras dirigidas (que no afectan a todos los pesticidas) con grandes beneficios para la salud humana y animal y sin efecto apreciable en la producción agrícola”, dice Eddleston.

Ejemplos a seguir

En el siglo pasado, Sri Lanka tenía la segunda tasa de suicidios más alta del mundo después de Groenlandia; en los últimos 25 años ha descendido a menos de la mitad. Esta drástica caída se debe específicamente a una disminución de los suicidios por pesticidas, ya que otros métodos se han mantenido o incluso han aumentado ligeramente, y se corresponde con la prohibición sucesiva de varios pesticidas desde los años 80: el paratión y metilparatión, todos los de clase I de la OMS, y posteriormente el endosulfán, dimetoato, fentión y paraquat; todo ello ha evitado unos 90 000 suicidios.

En 2012 Corea del Sur prohibió el paraquat, lo que resultó en un descenso del 37 al 48 % de los suicidios por pesticidas y una caída general

El de Sri Lanka es el caso más estudiado y ejemplar, pero otros países asiáticos han seguido caminos parecidos. En 2012 Corea del Sur prohibió el paraquat, lo que resultó en un descenso del 37 al 48 % de los suicidios por pesticidas y una caída de los suicidios en general.

Los estudios han confirmado los beneficios sin contrariedades: no hay merma en la producción agrícola; y dado que generalmente los intentos de suicidio obedecen a un impulso momentáneo, los fracasos no suelen llevar a una repetición. Incluso si ocurre, las alternativas suelen ser menos letales.

La OMS y las convenciones no clasifican los pesticidas de clase II como altamente peligrosos, pero tienen un alta letalidad

Michael Eddleston, profesor de toxicología clínica de la Universidad de Edimburgo y director del Centro para la Prevención del Suicidio por Pesticidas

Eddleston subraya que no hay una solución de talla única: “Los problemas varían país a país”. Los pesticidas de clase I tienden a desaparecer, pero aún se utilizan ampliamente los de clase II como el paraquat, el endosulfán, el fentión o el dimetoato. “La OMS y las convenciones no los clasifican como altamente peligrosos, pero tienen un alta letalidad. Deben identificarse como un problema clave y eliminarse de la agricultura”.

Fuente:
SINC
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