La mordedura de las serpientes venenosas puede causar la interrupción del flujo sanguíneo por coagulación y provocar daños degenerativos en órganos y tejidos para los que el antiveneno a veces llega tarde. Unos científicos han creado en ratones un tratamiento terapéutico prehospitalario, basado en compuestos químicos denominados quelantes metálicos, para proteger de los efectos del veneno.
Un nuevo estudio muestra que los pacientes hospitalizados con COVID-19 tratados con anticoagulantes tienen un mejor pronóstico vital sin incrementar el riesgo de sangrado. Estos resultados podrían cambiar las guías de tratamiento para prevenir la coagulación asociada con el nuevo coronavirus, una de las principales complicaciones de la enfermedad.
La angiotensina-(1-7) es un péptido clave en funciones como la regulación de la presión arterial y la respuesta inflamatoria, pero se genera menos cuando el coronavirus entra en las células. Farmacólogos de la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad de Manchester proponen usar compuestos parecidos a este para reducir el daño pulmonar grave asociado a la COVID-19.
Los ensayos clínicos de provocación con vacunas son estudios experimentales de infección en humanos que han generado conocimientos científicos muy valiosos. Investigan si una hipotética vacuna protege a voluntarios frente a la infección provocada de forma controlada. Ahora, tres investigadores plantean su uso para investigar la eficacia y seguridad de vacunas frente al SARS-CoV-2. El debate ético está sobre la mesa.
Científicos de la Universidad Pittsburg en EE UU han anunciado una posible vacuna contra el nuevo coronavirus. En forma de parche con microagujas y por ahora testeada únicamente en roedores, permite producir anticuerpos específicos para el SARS-CoV-2. Ahora deberán solicitar el permiso para iniciar el ensayo en humanos.
En el mundo hay más de cuarenta candidatas para prevenir el SARS-CoV-2, el virus que causa la COVID-19. Mientras superpotencias como Estados Unidos y China ya han comenzado los primeros ensayos clínicos en humanos, otros reclaman un esfuerzo colectivo al estilo del Proyecto Manhattan, pero en versión farma.
El virólogo líder de la búsqueda de una vacuna, que dio positivo por COVID-19 la semana pasada, no presenta síntomas y su salud es buena. Desde su casa, Enjuanes continúa activo y reivindica el papel de la I+D: “Se trabaja a toda máquina cuando hay una necesidad urgente y luego, cuando desaparece, ya nadie se acuerda”, pero “la experiencia demuestra que cada 8 o 10 años sale un coronavirus mortal para los humanos”.
La Organización Mundial de la Salud ha iniciado un megaestudio que involucra ya a diez países y que incluirá miles de pacientes para probar cuatro tratamientos. El diseño prima ante todo la velocidad y se espera tener resultados en un mes. El análisis de los datos será crucial para no confundir urgencia con precipitación.
Esta semana, hospitales de Madrid, Barcelona y País Vasco han empezado dos estudios para tratar a los pacientes más graves por COVID-19 e intentar frenar los contagios con medicamentos que ya existen en el mercado, pero que se utilizan para tratar otras infecciones como el VIH o la malaria.
El análisis de la primera secuencia del genoma del nuevo coronavirus aislado de un paciente español revela que muta menos que el de la gripe común, pero aún no da información sobre si están cambiando la agresividad, la virulencia o los patrones de transmisión.