Investigadores estadounidenses afirman que la exposición a microorganismos durante las primeras etapas de la vida mejora la capacidad del sistema inmunológico. La población libre de gérmenes es más susceptible a enfermedades inflamatorias como el asma alérgico.
La alteración neuronal que lleva a ambos tipos de párkinson es resultado de una autofagia alterada. Imagen: Laura Gilmore.
Investigadores españoles han dado un gran salto hacia la comprensión de la segunda enfermedad degenerativa más común, la enfermedad de Parkinson, que afecta al 5% de la población al alcanzar los 85 años. Antes, no estaba claro si las células madre pluripotentes inducidas (iPSCs) podrían ayudar a saber más sobre enfermedades relacionadas con el envejecimiento. Al monitorizar iPSCs de pacientes con dos clases de párkinson junto con un grupo de control sano, los autores fueron testigos de los cambios en las neuronas que son necesarias para el inicio de la enfermedad y determinaron el detonante de estos cambios.
La obesidad es uno de los factores más importantes a la hora de desarrollar una enfermedad cardiovascular. Imagen: N. Murat Bynd
Facilitar el conocimiento del cálculo de riesgo supone un importante apoyo para la prevención primaria de la enfermedad cardiovascular, con la consiguiente repercusión en la reducción del gasto sanitario. Por ello, investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han creado un programa informático que evalúa dicho riesgo.
Investigadores del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental confirman que un consumo elevado de carnes curadas aumenta el riesgo de ingresar por problemas respiratorios en pacientes con Enfermedad Obstructiva Pulmonar Crónica (EPOC).
Entrenar la potencia muscular mejora la capacidad funcional y la calidad de vida de las personas mayores. Imagen: Ed Yourdon
Los estudios, realizados por investigadores de la UPNA y universidades de Portugal y Brasil, han sido publicados en la revista Experimental Gerontology
Los hijos de aquellas madres que tomaron más pescado durante el embarazo obtuvieron mejores resultados en los test de inteligencia verbal, motricidad y conducta social. Así lo recoge un estudio que publica el American Journal of Clinical Nutrition y coordinado desde la Universidad de Granada (UGR).
Alrededor de 200 genes tienen que ver con el rendimiento deportivo. De ellos, el ACTN3 está relacionado con la fuerza y éste se puede expresar de tres formas: dos positivas (RR y RX) y una desfavorable (XX). Un estudio multicéntrico en el que ha participado el Instituto de Biomedicina de la Universidad de León (Ibiomed) ha probado que los deportistas en los que el gen se manifiesta en la forma XX, además de presentar valores de fuerza menos claros, son más propensos a sufrir daño muscular al realizar ejercicio excéntrico.