El cromosoma Y humano (derecha) es mucho más pequeño que el cromosoma X (izquierda). / POWER AND SYRED/SPL.
Hendrikje van Andel-Schipper durante la celebración de su 115 cumpleaños en Hoogeveen (Holanda). / Efe
Dos estudios aportan nuevas perspectivas sobre el cromosoma Y. Rastreando la historia de Y en quince mamíferos, los científicos han deducido que tiene muchas más funciones que formar los testículos o producir esperma. Podría ser responsable de que hombres y mujeres tengan distinta susceptibilidad a ciertas enfermedades. También aseguran que, durante su evolución, Y conservó un pequeño conjunto de genes que han permitido la persistencia del sexo masculino.
Los glóbulos blancos de Hendrikje van Andel-Schipper, una supercentenaria fallecida en 2005, albergaron más de cuatro centenares de alteraciones genéticas sin provocarle ninguna enfermedad. Científicos holandeses y estadounidenses buscan las claves de la longevidad en las muestras de Hennie, como solían llamar a esta mujer de récord que donó su cuerpo a la ciencia.
La diversidad genética de los neandertales era menor que la de los humanos actuales. Esta es una de las conclusiones principales a las que ha llegado un estudio en el que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y que ha sido publicado en el último número de la revista PNAS.
Las especies con cerebros más grandes tienen más autocontrol que las especies con cerebros pequeños, según un estudio liderado por la Universidad Duke (EE UU). Asimismo, la variedad en la dieta parece haber actuado como una presión selectiva para favorecer dicho autocontrol.
En la imagen, el nuevo lince avistado. / Efe
Fósil de 325 millones de años de antigüedad de un tiburón primitivo.
En la imagen se puede observar a la tarántula mediterránea Lycosa hispanica comiéndose al macho. / Eva de Mas
Cueva El Sidrón (Asturias). / CSIC.