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La reconstrucción y análisis de un cráneo fósil, hallado en una cueva griega, revela que los humanos modernos habitaron al sureste de Europa hace 210.000 años, lo que podría demostrar que la salida de África del Homo sapiens se produjo antes de lo que se pensaba. En el mismo yacimiento los científicos han encontrado también un cráneo neandertal de un individuo que vivió hace 170.000 años.
Los vasos campaniformes son un tipo de cerámica que creó una cultura en la prehistoria europea. Los científicos llevan un siglo discutiendo si su uso en Europa occidental se extendió a través de prácticas sociales o por la migración de personas. Ahora un análisis del ADN de 400 esqueletos de aquella época revela que las dos hipótesis son acertadas: de Iberia al centro de Europa esta cerámica se difundió por intercambio cultural, pero a las islas británicas la llevaron los colonizadores desde el continente.
Enterramiento de un hombre de la cultura Salzmünde del Neolítico Medio, en Sajonia-Anhalt, Alemania. / Juraj Lipták, LDA
Hace unos 4.500 años se produjo una gran migración de poblaciones kurgánicas desde la estepa rusa hacia el centro de Europa, lo que favoreció la expansión de las lenguas indoeuropeas por el continente. Así lo confirma el mayor estudio genético sobre poblaciones antiguas europeas, que añade que cerca del25% de la población actual de la península ibérica parece tener sus raíces genéticas en estas poblaciones del este de Europa.
Un grupo de investigadores liderados por la Universitat Autònoma de Barcelona ha encontrado una de las primeras evidencias de mezcla genética entre europeos y asiáticos en los restos de antiguos guerreros escitas, que vivieron hace más de 2000 años en Mongolia, en el macizo de Altái. Los resultados indican, contra lo que se consideraba hasta ahora, que esta mezcla no fue fruto de una migración europea hacia el este, sino de una expansión demográfica de la población local de Asia Central, favorecida por las mejoras tecnológicas que les supuso adoptar la cultura escita.
Un estudio liderado por investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) ha permitido obtener por primera vez material genético antiguo de la bacteria causante de la sífilis (Treponema pallidum pallidum) en los huesos de neonatos de siglos pasados. Antes sólo se había extraído, a pesar de los numerosos intentos realizados, en una ocasión y en un solo sujeto adulto.