A finales de 2017 la paleoantropóloga María Martinón Torres (Ourense, 1974) tomaba posesión como nueva directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana. Su antecesor, Alfredo González Torres, declaraba un año antes la evidente brecha de género que existía en esta institución, ya que tan solo el 22% del personal investigador eran mujeres. Martinón es miembro del Equipo de Investigación de Atapuerca desde 1998 y ha participado en varios proyectos internacionales sobre la dentición en homínidos. En la actualidad analiza las piezas dentales del homínido más antiguo de Europa.
Hasta ahora poco se sabía sobre las interacciones de los primeros humanos modernos con los neandertales que vivieron justo antes de desaparecer. La secuenciación de los genomas de cinco de los últimos neandertales arroja ahora luz sobre su diversidad genética y revela que la población que se mezcló con nuestros ancestros surgió hace entre 150.000 y 90.000 años.
El Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana ha participado en el primer análisis morfológico de la dentina de los molares inferiores de la población del yacimiento de la Sima de los Huesos (Atapuerca, Burgos). Usando técnicas de morfometría geométrica 3D, los expertos han constatado las similitudes existentes entre estos pobladores y los neandertales.
Una nueva investigación sobre las estrategias de subsistencia de los neandertales demuestra el comportamiento complejo de esta especie, que hace ya entre 43.000 y 54.500 años practicaba la caza selectiva. Esto es lo que avala el estudio de casi 500 piezas dentales de caballos y ciervos de esta cronología hallados en el yacimiento Abric Romaní (Capellades, Barcelona) durante las excavaciones que cada verano realiza un equipo encabezado por miembros del IPHES.
Los neandertales poseían narices distintas a las de los humanos modernos por su forma y tamaño, pero su capacidad de adaptarse a climas fríos y secos no era tan diferente. Así lo demuestra la primera reconstrucción en 3D de la cavidad nasal interna de nuestros 'primos' ya extintos, que ha permitido comparar con simulaciones la dinámica de la respiración en ambas especies.
El análisis del genoma de una mujer neandertal –el segundo más completo hasta la fecha–, hallada en la cueva croata de Vindija, revela que los humanos modernos no africanos comparten entre el 1,8 y el 2,6% de ADN neandertal, un porcentaje mayor del estimado anteriormente. Los datos también demuestran que de los neandertales heredamos enfermedades como la esquizofrenia, la artritis reumatoide o los trastornos alimentarios, pero también los bajos niveles de colesterol que nos protegen de problemas cardíacos.
Los grupos de neandertales que hace sobre 60.000 años ocuparon el nivel Q del yacimiento de Abric Romaní (Capellades, Barcelona) dejaron importantes testimonios de sus actividades cotidianas. Así se demuestra con los trabajos de excavación que el Institut Català de Paleoecología Humana i Evolució Social ha desarrollado desde el pasado 8 de agosto.
Desde hace unos años, las excavaciones que se están efectuando en las Coves del Toll (Toll y Teixoneres) de Moià (Barcelona) no dejan de proporcionar noticias. Si el año pasado la sorpresa fue el hallazgo del diente de un niño neandertal de hace unos 50.000 años de antigüedad, este mes el equipo que trabaja en dicho yacimiento ha recuperado, junto con más restos de dicho niño, otro diente, pero en este caso de un adulto de avanzada edad.
Científicos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana y el Instituto de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria han analizado los restos prehistóricos del yacimiento cántabro de El Cuco. Los resultados revelan que la población neandertal consumía recursos marinos, como lapas y erizos, en la costa del Golfo de Vizcaya hace unos 45.000 años.