Este lunes ha despegado Solar Orbiter para estudiar como nunca antes el Sol. En este proyecto liderado por Europa participan investigadoras de la NASA, como Teresa Nieves Chinchilla, que nos descubre los objetivos y retos de la misión.
Con su lanzamiento esta madrugada desde Cabo Cañaveral, en Florida, la misión Solar Orbiter de la Agencia Espacial Europea y la NASA inicia su viaje de aproximación al Sol para estudiar con un detalle sin precedentes nuestra estrella, especialmente sus polos y su atmósfera, en la que vivimos.
El telescopio solar Daniel K. Inouye National ha captado desde Hawái (EE UU) las imágenes con mayor resolución del Sol. Gigantescas burbujas del tamaño de España bullen en el turbulento plasma que cubre nuestra estrella.
La misión Solar Orbiter de la Agencia Espacial Europea, en colaboración con la NASA, despegará el próximo 8 de febrero de madrugada desde Cabo Cañaveral (EE UU). La nave viajará hacia el Sol para tomar las primeras imágenes de sus polos norte y sur, además de aportar nuevos datos sobre la conexión de la Tierra con nuestra estrella.
La luna llena de enero brillará un poco menos este viernes cuando atraviese la zona de penumbra de la Tierra. Este eclipse penumbral tendrá su máximo a las 20:08 (hora peninsular española) y será el primero de un año que acabará con un espectacular eclipse total de sol visible desde Sudamérica en diciembre.
Ondas gigantes solitarias en el viento solar, campos magnéticos que se doblan, vientos lentos que surgen en las zonas ecuatoriales de nuestra estrella y nuevos datos sobre sus energéticas partículas. Estos son algunos de los resultados que ofrece la misión Parker Solar Probe de la NASA tras sus primeras aproximaciones al Sol.
Parker Solar Probe ha observado retrocesos o perturbaciones en el viento solar que hacen que el campo magnético se doble sobre sí mismo, un fenómeno aún inexplicable que podría ayudar a descubrir cómo se acelera el viento solar desde el Sol. / NASA's Goddard Space Flight Center/Conceptual Image Lab/Adriana Manrique Gutierrez
Cuando realice sus últimas tres órbitas, la sonda Parker pasará a tan solo 6,2 millones de kilómetros (3,9 millones de millas) de la superficie del Sol. De momento, los cuatro papers que se han publicado esta semana se basan en datos recogidos por la nave a 24 millones de kilómetros de nuestra estrella. / JPL-Caltech/NASA - SINC
Las ondas magnéticas del interior del Sol se van amplificando a medida que emergen debido a cambios térmicos y al efecto de un 'resonador acústico', lo que explica que la temperatura de la corona solar, aunque esté más lejos de la fuente de calor, sea mayor que la de la superficie de nuestra estrella. Así lo revela un estudio internacional en el que participa el Instituto de Astrofísica de Canarias.
Observaciones del satélite Kepler han permitido hallar actividad superficial en estrellas en las que, según los modelos teóricos, no debería producirse. En la muestra destaca la estrella KIC 9716385, que presenta, ocultas entre sus pulsaciones, fulguraciones millones de veces más intensas que las solares.