Neil Adger, Ian Burton y Karen O’Brien han sido reconocidos con el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Cambio Climático por incorporar la dimensión social a la ciencia del cambio climático con el estudio de las adaptaciones a impactos inevitables. Los tres galardonados son figuras clave en la incorporación de recomendaciones sobre medidas de adaptación en los informes del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas.
Un estudio internacional, en el que ha participado la Universidad Politécnica de Madrid, ha realizado un estudio exhaustivo de los planes de mitigación y adaptación al cambio climático que existen en 885 ciudades distribuidas en los 28 estados miembros de la UE.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid han participado en un estudio que da información sobre la viabilidad de un cultivo en una determinada región para considerar su reubicación a otras zonas si fuera necesario debido al calentamiento global. Sus resultados podrán ser utilizados para planificar futuras plantaciones de árboles en España.
El cambio climático está alterando los ecosistemas de la Tierra de múltiples maneras, con consecuencias a menudo dramáticas. Muchas plantas y animales ya están afectados. Un estudio en lacértidos indica que algunas especies de lagartijas adaptadas a la alta montaña se enfrentarán a problemas como la perdida de hábitats y competencia de otras especies con el cambio climático.
Investigadores del Instituto de Biología Evolutiva han analizado 300 elementos móviles del ADN en moscas de la fruta que podrían contribuir en la respuesta al estrés, el desarrollo embrionario y el comportamiento, claves para la evolución de las especies.
Cuando se trata de nuestro cerebro, lo normal no existe. Un nuevo estudio realizado en la Universidad de Yale cuestiona el límite entre salud psicológica y enfermedad. Según sus autores, pensar o comportarnos de forma distinta puede ser saludable. Incluso la ansiedad o la impulsividad pueden tener una función adaptativa.
Hace unos años este pequeño mamífero parecía ser uno de los animales más amenazados por el cambio climático, debido a un comportamiento sedentario que le impide cambiar de hábitat. Sin embargo, científicos norteamericanos revelan que las elevadas temperaturas de los últimos años han provocado que el protagonista del #Cienciaalobestia se desplace hacia nuevos entornos en busca de alimento y refugio para sobrevivir.
Ciertas aves aprovechan las ventajas de la vivir en ciudades. Este ecosistema urbano acelera el aislamiento de sus poblaciones y por lo tanto favorece la aparición de nuevas especies en menos tiempo. Así lo revelan investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales en Madrid que han comparado más de 50 pares de especies de aves similares que viven en la ciudad y en el campo respectivamente.
La primera migración a América a través del Estrecho de Bering dejó huellas en el genoma de los nativos americanos actuales. Según un nuevo estudio, con participación española, el frío hizo que solo unos cuantos individuos sobrevivieran a esa travesía, por lo que muchos de los descendientes de aquellos primeros colonos todavía conservan adaptaciones al clima ártico, aunque ya no les son necesarias.
Las aves realizan un largo y peligroso viaje cuando migran y lo planifican según las circunstancias. Un equipo de científicos, que ha seguido los desplazamientos de tres especies en tiempo real, ha analizado cómo las aves ajustan su periplo con los recursos alimenticios que detectan en su ruta. Los resultados revelan que las aves contribuyen a regular los ciclos de energía de los ecosistemas, pero para finales de siglo, tendrán más dificultades en encontrar alimento, según las proyecciones climáticas.